Evitando pronunciarnos sobre el fondo del informe de la Comisión IDH (se ha discutido muchísimo sobre el mismo en los últimos días), consideramos necesario resaltar un elemento que es la premisa de esta situación (y el informe su consecuencia): la debilidad internacional del gobierno de Boluarte.
De la CELAC al informe de la Comisión IDH, los pilares de la política internacional de este gobierno han sido frágiles y tal vez inexistentes. No podemos ni siquiera calificarlos de erráticos, ya que ello supondría una línea y movimientos zigzagueantes. Boluarte no tiene una política internacional definida. Su mediocridad política se refleja en su desinterés en materia internacional. Esta situación es una desgracia para nuestra diplomacia, una vergüenza para la intachable tradición de nuestra Cancillería.
Ya se le criticó la falta de reflejos ante las críticas a la legitimidad de la sucesión presidencial frente al golpista Castillo. Presidentes, medios de comunicación internacionales, grupos extremistas, organizaciones de activistas políticos marxistas con fachada de defensores de derechos humanos atacaron ferozmente a la sucesora del chotano. ¿Hubo llamado a los embajadores de estos países y a sus presidentes entrometidos? ¿Se cohibió Boluarte frente al inefable AMLO o al inexperto Boric? Boluarte bajó la cerviz y dejó que la golpearan como piñata.
Y seguramente, la peligrosa ingenuidad en materia internacional de Boluarte, le hizo pensar en que ya pasarían estos ataques. Estaba tranquila, plácidamente en Palacio, dando medallas y tomándose fotitos con eventuales visitantes. Dina creía disfrutar las mieles del poder.
Pero, en menos de dos semanas, nuevamente, nuestro país es vergüenza internacional por la torpeza e irresponsabilidad del chileno Boric, el mismo dice ser de izquierda y creer en la tan mentada e instrumentalizada “Patria Grande” pero que utiliza como carne de cañón a miles de migrantes (la gran mayoría mujeres y niños) en la frontera con Perú. Seguro Boric compró el discurso anti migrante de ese enemigo del Perú, el señor Insulsa, ex secretario de la OEA, hoy Senador por Arica.
La paradoja de toda esta situación es que la derecha peruana y sus socios internacionales han sido los que más han defendido la legitimidad de Boluarte. En este país, nadie sabe para quien trabaja.
A estas alturas, queda claro que, en lo que reste del gobierno de Boluarte, seguiremos siendo un país poco gravitante a nivel internacional. Hemos pasado de la gran política, de las negociaciones para realizar tratados comerciales y de integración económica con potencias mundiales, a tener que soportar las ofensas del inepto Petro o el azuzador e intrigante Morales.
El Perú tiene una valiosa oportunidad con la política de transición energética. Mientras Chile nacionaliza su industria del Litio y Argentina planifica una respuesta eficaz a los retos que plantea el cambio climático, el Gobierno de Boluarte parece enfocado más en sobrevivir que en liderar al Estado.