Punto de Encuentro

Incentivar y mejorar los mercados de artesanías.

Por Roberto Rendón Vásquez.

El Perú debido a sus ancestrales culturas y su fusión con la traída en la conquista y luego con africana, posee tradicionales e inigualables artesanías en sus provincias y/o departamentos y/o regiones. Una muestra simbólica es que los pueblos tienen iglesias edificadas por mano de obra aborigen y en su interior lucen esplendorosos altares muchos cubiertos de pan de oro e imágenes simbólicas hasta hoy día. En cada localidad espontáneamente hay artesanos que producen cuadros, esculturas, tejidos, cerámicas hasta instrumentos musicales cuyas obras artesanales con adquiridas por visitantes. Si bien en algunas localidades hay “establecimientos” dedicados a la venta de artesanías, carecen de organización y publicidad.

Vamos a citar una experiencia. Recientemente nuevamente hemos recorrido algunos países y nos ha impresionado lo que han logrado en China.  En Pekín, Nankín, Chao Ching y Shanghái han reconstituido extensas zonas urbanas con importantes edificaciones tradicionales y arcos de entrada y salida, amplias calles iluminadas en las noches perfectamente limpias, lugares donde desde las ocho de la mañana hasta pasadas las 10 de la noche, operaran un sin número de establecimientos para la venta de artesanías, pinturas, tallados, tejidos y adornos, comidas tradicionales locales, sitios donde llegan a diario miles de turistas y visitantes que por horas se solazan observando y comprando. Se llega a ellas con eficientes servicios de ómnibus y/o taxis. Son lugares turísticos. Igual ocurre en cada ciudad china. Su organización permite inversiones y puestos de trabajo estables y, obviamente, la captación de divisas que, cambiadas a la moneda nacional, permiten a los turistas horas de solaz y llevarse significativos “recuerdos” con tranquilidad.

No obstante, a que los peruanos en cada provincia, departamento y/o región tenemos importantes riquezas naturales artísticas, artesanales, producción de lanas de alpaca y/o vicuña y hasta variedades culinarias, solamente en algunos lugares hay establecimientos para vender artesanías, pero no existen zonas y/o lugares para la permanente producción y venta de artesanías en pintura, objetos trabajados en tallados en madera y/o hueso, cerámicas, tejidos y vestuario. Las edificaciones de “esos lugares” de venta artesanal ni siquiera usan la arquitectura tradicional local (con sillar, piedra, madera, ladrillo) y los visitantes no tienen establecimientos emblemáticos de las comidas nacionales y lugares de distracción. Los “compradores” sólo “compran y se van”, no se quedan como visitantes.

Nuestra reciente experiencia fuera del Perú nos permite “contar” nuestras observaciones sino ganar experiencia y trasmitirla no sólo a los artesanos nacionales sino a las autoridades de cada localidad para que señalen calles emblemáticas para dedicarla a la producción y comercio de las diferentes artesanías locales y/o nacionales, actividades de sano entretenimiento y difusión cultural (con lugares a modo de museos) y artística (folclórica) para los turistas. También invocar a los artesanos que se organicen por cada actividad (cerámica, elaboración de objetos de madera, tejidos y vestuarios tradicionales y la venta de ropa de lanas de alpaca, vicuña, y nuestro insuperable algodón, y cada uno mejore su producción en calidad y cantidad. Los desarrollos positivos de estos lugares turísticos requerirán no solamente de inversiones sino de abundante mano de obra para la producción de las diversas mercaderías artesanales y para su venta y provisión de servicios para el turista y clientes en general.

Se supone que los Ministerios de Cultura, Comercio y Turismo, de la Producción, Economía y Finanzas y los gobiernos regionales y los municipios en general  no solo con pregones  deben auspiciar se desarrollen por lo menos en cada provincia, barrios y/o calles turísticas para que debidamente organizados y con presentación adecuada y limpieza permanente, con eficientes servicios de seguridad personal y colectiva (protección contra la delincuencia) se dediquen a la producción, comercio y presentación productiva tradicional para dedicarla al turismo. Igualmente se requiere que los ministerios, gobiernos y municipales en forma coordinada y organizada incentiven tanto a los inversionistas como a los artesanos en general para que realicen sus actividades financieras y artesanales en calles específicamente dedicadas al artesanado y turismo. Ello beneficiara a la población con el incremento de puestos permanentes de trabajo debidamente remunerados para dedicarlo al sostenimiento digno de la familia; también combatirá la informalidad, ira extinguiendo la pobreza y el Estado captara cada vez más impuestos. 

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