Punto de Encuentro

Petroperú: entre la ideología y “el curro”

Sigue la discusión veterotestamentaria sobre la idoneidad de mantener empresas públicas. En Perú, la discusión política actual se quedó en las procelosas aguas de las disquisiciones teóricas de la guerra fría. No hay zona de grises.

En este nuevo siglo las empresas públicas no son ni buenas ni malas. Los criterios para su pertinencia (idoneidad y viabilidad) deben ser (entre otros): a. Dar mejor servicio que el privado sin que genere sobrecostos al Estado (competitividad) y b. poseer un manejo gerencial que no sea susceptible de injerencias políticas (profesionalización y credibilidad de sus directivos).

En el caso de Petroperú hay más preguntas que respuestas. Considero importante plantear algunos temas pendientes:

  1. ¿Todavía quedan empresas públicas por privatizar? ¿cuáles son? ¿es necesaria una segunda ola de privatizaciones? ¿queda algo para vender? ¿qué se debería vender? La respuesta, en este caso, suele pasar por el filtro de la ideología. Los análisis políticos (con un tufillo entre académico y teórico pero que “no aterrizan”) adolecen de falta de pragmatismo, no entienden el vertiginoso dinamismo de la política en esta nueva época. Pero en este asunto, materia del presente artículo de opinión, si encontramos un dato irrefutable: Petroperú es una ventosa que succiona golosamente los recursos públicos. Frente a ello: ¿se debe vender? ¿se debe buscar socios privados? ¿hay interesados? ¿cuánto vale Petroperú? Porque la experiencia de los últimos años en distintos países muestra que hay salidas para todos los gustos: A un “globalista” como Macron no le tembló el pulso para nacionalizar la principal empresa de energía eléctrica francesa (Electricité de France - EDF). Tampoco a un liberal como Piñera se le ocurrió privatizar CODELCO (¡nacionalizada por el socialista Allende en 1971!). Ni Bolsonaro pudo (pese a sus esfuerzos en el último tramo de su gobierno) vender PETROBRAS. Tampoco creo que Milei pueda privatizar YPF.
  2. ¿Es todavía pertinente hablar de empresas estratégicas? ¿son vigentes categorías como interés público o nacional? Es necesario reflexionar si en este momento de nuestra historia republicana aún existe la idea (en las cabecitas de nuestros políticos) de los denominados intereses nacionales. Altuve, en esa línea, sostiene que existe una cierta vocación histórica que orienta nuestro sendero a la constitución de una república fenicia costera (un país de comerciantes, como las repúblicas italianas del renacimiento). Por tanto, existen intereses, pero los mismos son empresariales, no nacionales. Posiblemente ese sea el motivo por el cual nuestra política en general sea sosa, lerda, descolorida. Nos preocupa más el crecimiento del PBI que la “grandeur” nacional.
  3. ¿Es necesaria, para elaborar una política energética, tomar en consideración la variable geopolítica? Muchos futurólogos coinciden en que las guerras del futuro serán las guerras de los recursos naturales. En tal sentido, ¿tenemos que lograr de una u otra manera cierta soberanía energética? ¿eso implica que el proveedor no tenga que ser necesariamente el estado? Tomemos el caso de otras empresas energéticas estatales. Las mismas suelen ser el brazo económico de la política exterior de sus respectivos países. Mientras estos países (se nos viene a la mente Rusia, China, etc.) disputan terreno en la lucha geopolítica planetaria, nosotros mediante una lobotomía política, debemos dejar de pensar en nuestra participación en el tablero global. ¿Alguien se tomó la molestia de analizar lo que esta haciendo Colombia en materia energética?

Creo que en el caso de Petroperú el problema es más prosaico. No es una cuestión necesariamente ideológica como lo plantea Ponce[1] sino es una cuestión de naturaleza política y tiene que ver con la eventual caja chica que representa Petroperú para los gobiernos de turno (eso que los argentinos llaman “el curro” y que ha sido popularizado por su actual presidente, Javier Milei, con la frase “se les acabó el curro a los políticos”) Por eso no se ha logrado auditar Petroperú: subsiste un problema muy grave de transparencia. La incompetencia sumada a la corrupción imposibilita la contratación de una empresa auditora para saber el estado real de la petrolera. La evidencia empírica muestra que Petroperú es una empresa deficitaria, pero se necesita sincerar las cifras (que terminen de cerrar los números) para tomar una decisión técnica correcta, pero hasta ahora eso no termina de definirse. Va contra toda lógica vender algo sin saber su valor real. El Ing. Cesar Gutiérrez[2], quien alertó en su momento sobre esta irregular situación, ha recibido amenazas por parte de funcionarios de la empresa petrolera. La pregunta final que formulamos a los interesados en alimentar al enorme Leviatán es: ¿porque el gobierno insiste en dar dinero rescatar/reflotar/salvar y/o continuar con “el curro de Petroperú sin saber realmente cuál es el estado financiero de la empresa?

 

[1] https://elmontonero.pe/economia/gabinete-con-mayoria-de-estatistas

[2] https://larazon.pe/exigen-salida-de-director-y-de-gerentes-petroperu-por-ser-incompetentes/

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