Punto de Encuentro

De agendas y liderazgo

15 Abril, 2024

Juan Sheput

Una de las formas de poder determinar el grado de desarrollo político y de gobernabilidad de un país es, que duda cabe, a través de su agenda. Los temas que predominan en el espacio público y que configuran a su vez coyuntura y futuro son los temas de agenda. Los hacedores de política andan a la búsqueda de legitimar sus propuestas mediante la conquista de la opinión pública. Esto se puede realizar, fundamentalmente, gracias a la sintonía existente entre las exigencias o necesidades ciudadanas y la respuesta del político, llámese funcionario del poder Ejecutivo, representante del Parlamento o miembro de un alto organismo estatal.

En nuestro país hay varios temas que merecerían estar en agenda, sea por su preponderancia política, económica o social. Tenemos desde los avances del mega puerto de Chancay, obstruido por extrañas movidas desde el mismo gobierno hasta el tema de la reforma previsional es decir de las AFP. Para la ciudadanía el tema de la seguridad es gravitante (ya no se puede con extorsionadores y sicariato, enemigos de los pequeños emprendimientos) y también el tema del relanzamiento económico. En esta oportunidad he querido mencionar solo a cuatro temas que merecerían estar en agenda y por tanto gozar del protagonismo en los medios de comunicación. Pero no es así. Lamentablemente no es así.

Nuestro país está en una suerte de descontrol y de ausencia de liderazgo. Esto impide que se coloquen grandes temas en el escenario. Lo que tenemos, lo que existe, es una crisis motivada por los amplios indicios de corrupción de la propia presidenta Dina Boluarte así como de un entorno cercano de otros funcionarios algunos de ellos gobernadores. Y también una lastimosa mayoría parlamentaria que han convertido al Congreso en la entidad más repudiada de este siglo. La falta de liderazgo de Dina Boluarte es la que le impide poner orden cuando las disputas entre poderes del Estado se acrecientan. No tiene ni liderazgo ni autoridad política o moral. Como es obvio eso genera pérdida de credibilidad e intrascendencia. Tal como lo lee, intrascendencia: a muy pocos les importa lo que diga la presidenta. Menos aún cuando tiene 7% de popularidad, que podría ser 4, si es que aplicamos el margen de error.

El Perú marcha a la deriva, como nunca en este siglo. Una coalición de una irresponsable derecha parlamentaria le da un soporte a Dina Boluarte que no solo no merece, sino que está llevando al país al deterioro. El país en estas condiciones difícilmente resistirá hasta el año 2026 sin un recambio electoral.

Juan Sheput

Lima 15 de abril del 2024

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