Subraya que «los encuentros tienen lugar en la máxima reserva»
Desde hace tiempo, el Papa Francisco «se reúne varias veces al mes con víctimas de abusos sexuales, tanto individualmente como en grupos», según ha informado este jueves el portavoz del Vaticano.
Greg Burke ha añadido que «el Papa escucha a las víctimas e intenta ayudarles a curar las gravísimas heridas causadas por los abusos sufridos».
El portavoz ha subrayado que «los encuentros tienen lugar en la máxima reserva por respeto a las víctimas y a sus sufrimientos». El único encuentro dado a conocer tuvo lugar en el Vaticano a comienzos del pontificado. En aquella ocasión, cada una de las víctimas de abusos cuando era menores de edad estaba acompañada por alguien que le ha ayudado a superar el trauma.
Desde sus primeros años como jesuita, Jorge Bergoglio ha sido siempre una persona muy cercana a quien necesita ayuda, y ha salvado la vida hombres y mujeres perseguidos durante la «guerra sucia» en Argentina. Como Papa, cada semana saluda muchos enfermos, cada mes acude a hospitales o asilos, y cada trimestre visita una cárcel.
Así como no hay inconveniente en que estas visitas se sepan -en muchos casos tan solo después de que hayan tenido lugar-, los encuentros con víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes o religiosos se desvirtúan cuando la víctima sufre publicidad o, peor todavía, cuando la víctima aprovecha el encuentro con el Papa para hacer publicidad. Por eso, Francisco no ha aceptado nunca peticiones públicas de encuentros.
Al regreso de su viaje a Chile y Perú el pasado mes de enero, el Papa informó a los periodistas de que «en Chile he recibido a dos víctimas de abusos sexuales, que se sepa; y a otros de modo más escondido. En Perú, no».
Francisco reiteró que «Benedicto no toleraba esas cosas. Y yo aprendí de él a no tolerarlas tampoco». De hecho, en los primeros años de su pontificado, el Papa Benedicto expulsaba del sacerdocio a casi mil sacerdotes por año. A medida que avanzaba la «limpieza» de abusadores, las cifras fueron bajando.
El Papa Francisco añadió que estos casos tienen ahora un tratamiento más sistemático, con niveles de recurso y peticiones de gracia: «Yo, en cinco años, habré recibido –no sé el número– 20, 25 casos de gracia que se animaron a pedir. No firmé ninguno».
El Papa no rehúye el tema, y no ha tenido inconveniente en escribir el prólogo al libro «Le perdono, padre», publicado en febrero de 2017 por Daniel Pittet, una víctima a quien había conocido en 2015.
En el prólogo, Francisco escribe: «Doy las gracias a Daniel porque testimonios como el suyo ayudan a derribar el muro de silencio que tapaba los escándalos y los sufrimientos, vertiendo luz sobre una terrible zona oscura en la vida de la Iglesia».
Esos relatos, además, «abren la puerta a una justa reparación y la gracia de la reconciliación, y ayudan a los pedófilos a tomar conciencia de las terribles consecuencias de sus actos».
(Fuente www.abc.es)