El raudo vuelo emprendido por el presidente Martín Vizcarra desde Brasil el primer día del año, reestrenó su antagonismo con el hasta hoy inamovible fiscal de la Nación, Pedro Chávarry Vallejos.
El actual enfrentamiento ha logrado que pase desapercibido que pocos días antes él (Vizcarra) haya declarado “no estar acuerdo en que Odebrecht siga contratando con el Estado peruano”, en abierta contraposición con lo estipulado por el Grupo Especial Lava Jato en el acuerdo firmado entre las autoridades fiscales y los ex funcionarios de la empresa brasileña.
¿Existe motivos para pensar que Martín Vizcarra tenía pensado obstaculizar la labor fiscal?
Tras la fallida decisión de reemplazar a los fiscales Rafael Vela y Domingo Pérez (que quedaban imposibilitados de realizar el interrogatorio), recién se luce Vizcarra como quien pide dar “todo el soporte” a los repuestos fiscales para que lleven adelante su compromiso.
Sin embargo, Martín Vizcarra aún podría estar muy preocupado por las futuras declaraciones que se viertan desde Brasil bajo el marco del acuerdo mencionado debido a la existencia de testimonios que incriminan a su partido político Peruanos Por el Kambio (PPK) en el “pitufeo” de aportaciones falsas de la última campaña presidencial 2016.
Testimonios dichos ante Fiscalía como el de Giancarlo Enrico Castro (ingeniero) o el de Juan Estela Nalvarte (economista) se suman al de otros fantasmagóricos aportantes que desmienten haber hecho mediana o superlativa bonificación personal a efectos de apoyar a PPK.
En el plazo de pocos meses, los relevos sucesivos en el puesto de “jefe de campaña” sucedieron a Gilvert Violeta por Martín Vizcarra, quienes administraron S/.10´520,000 (según la ONPE), durante dicha campaña por concepto de “aportes”. Sin embargo, ambos indican que los responsables del manejo del apreciable monto fueron José Labán (tesorero) y el ex ministro de Trabajo, Alfonso Grados (administrador) del partido.
¿Acaso el presidente teme que se llegue a conocer a fondo toda la información que se recabe en la Fiscalía? De corroborarse el “pitufeo” en el partido de Vizcarra, podrían verse implicados en engorrosas investigaciones, sino él mismo, todos sus actuales socios políticos ppkausas, que pocos no son, ni menos importantes para él.
Con sus declaraciones de fines de diciembre, Vizcarra parecía dispuesto a enfrentar el curso natural del acuerdo logrado por Vela y Pérez. Únicamente la precipitación de Chávarry ha hecho posible que, una vez más, Vizcarra aparezca como el principal propulsor de este acuerdo.
El escenario político (hasta el 30 de diciembre) era menos convulso que el actual y, tal vez, a despecho de la popularidad cosechada, dicha situación permitió tantear al presidente de la República la posibilidad de que el acuerdo no sea elaborado de la forma que haya estado planteado, antes de sufrir un retraso en su programación por motivos de reordenamiento interno en las políticas de Estado del país vecino.