Punto de Encuentro

Trump asume la transformación más ambiciosa del sistema migratorio de EE.UU.

Donald Trump anunció ayer una reforma integral del sistema migratorio de Estados Unidos que, de aprobarse, afectará profundamente a todos los que soliciten un visado temporal o permanente de residencia y trabajo. La voluntad del presidente norteamericano es convertir el mérito académico y laboral en los motivos prioritarios para otorgar el derecho a la ciudadanía estadounidense.

«Vamos a convertir nuestro sistema migratorio en la envidia de todo el mundo», dijo ayer Trump en un discurso en la Casa Blanca al que acudió la plana mayor de su gobierno. «La propuesta es un plan migratorio diseñado para proteger los puestos de trabajo y los salarios de los los empleados americanos», añadió.

La Casa Blanca quiere menos mano de obra para empleos que requieren poca cualificación y, según dijo Trump, más médicos, enfermeras o ingenieros. «Se valorará más a los trabajadores jóvenes, que puedan contribuir durante más tiempo a la seguridad social de este país», añadió el presidente en su discurso, en el que dijo que los nuevos permisos de residencia llevarán el nombre oficial de Visado para Construir América (Build America Visa).

El plan pasa por crear un sistema de puntos para evaluar la idoneidad de cada solicitante de residencia. Se dará prioridad a su nivel educativo, edad, experiencia laboral y si tiene ofertas de trabajo de empresas norteamericana. La Casa Blanca planea incluir un examen de conocimiento de los valores fundaciones y constitucionales de Estados Unidos similar al que se exige a los nacionalizados.

El número de permisos de residencia y trabajo concedidos se mantendrá, según dijo ayer el presidente, en 1,1 millones, que es el nivel alcanzado en los pasados dos años.

Criterios

Aunque EE.UU. no tiene idioma oficial, el gobierno de Trump también prevé incluir como uno de los criterios principales el nivel de inglés de quienes solicitan los visados. Lo cierto es que de los 320 millones de habitantes más de 50 millones hablan habitualmente el español, según los datos del censo.

El encargado de elaborar esta reforma ha sido el yerno del presidente, su asesor Jared Kushner, quien además tiene encargada la labor de lograr la paz entre palestinos e israelíes con un plan que tiene previsto presentar públicamente en las próximas semanas.

De momento, el plan de reforma migratoria de Trump no contempla ninguna solución para los llamados ‘dreamers’, los 800.000 inmigrantes en situación irregular que entraron en el país cuando eran niños acompañando a sus padres. El anterior presidente, Barack Obama, detuvo sus deportaciones e inició un proceso de regularización que Trump frenó al llegar a la Casa Blanca.

La propuesta, tal y como ha sido formulada, debe plasmarse en una ley que tendrá que tramitarse en el Capitolio. Dada la actual división de ambas cámaras —los demócratas controlan la baja y los republicanos, la alta— con toda seguridad la reforma, si se consensúa, no quedará aprobada hasta después de las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.

Los augurios no son buenos para el presidente. La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi dijo ayer en rueda de prensa, antes de que Trump ofreciera los detalles de su propuesta, que esta es «condescendiente». «La palabra ‘mérito’ es muy condescendiente. ¿Acaso tener una familia no es un mérito para este presidente», dijo la líder de la oposición, según Associated Press.

Trump le respondió en su discurso que «si no se aprueba esta reforma pronto, lo haremos igualmente tras las elecciones de 2020, en las que los republicanos recuperarán la Cámara de Representantes y mantendrán el Senado y la Casa Blanca». En las elecciones parciales de noviembre los republicanos perdieron el control de la cámara baja.

Desde sus primeros días en la Casa Blanca, Trump ha venido manifestando su voluntad de someter el sistema migratorio a una reforma integral, frustrado con que un 70% de los inmigrantes que reciben la residencia permanente (la célebre «green card») la obtengan por reagrupación familiar. Apenas un 12% logra ese visado de entrada y empleo por sus méritos académicos o laborales.

Frontera sur

Tampoco soluciona esta propuesta el mayor problema migratorio que padece EE.UU.: la llegada de personas indocumentadas por su frontera sur, que alcanza ya las 100.000 entradas mensuales. El presidente quiere acabar de construir en los 3.000 kilómetros de frontera un muro del que hay apenas unos 1.000 kilómetros. Los demócratas en el Capitolio le niegan los fondos para ello.

El presidente expresó ayer frustración con el actual sistema de permisos de entrada por razones humanitarias, del que se benefician cada año 120.000 refugiados y 25.000 asilados. «Vamos a agilizar el sistema para rechazar ya de entrada aquellas solicitudes de asilo que se realicen sin las condiciones necesarias para ello», dijo Trump en su discurso.

Aparte de los permisos de residencia, EE.UU. concede cada año 9,5 millones de visados de entrada, en su inmensa mayoría para extranjeros no residentes que visitan el país por motivos académicos o de negocios.

Trump presentó la propuesta como la reforma necesaria de «un sistema migratorio que no se renueva desde hace 54 años». «Es una modernización integral», dijo el presidente.

Según dijo Trump, hasta ahora EE.UU. «ha discriminado a aquellos que son brillantes, a quienes son genios. A partir de ahora ya no va a ser así». También prometió anular el sistema de sorteo de visados que se organiza cada año, conocido como «lotería para la diversidad» y que concede de forma aleatoria la residencia a 50.000 personas.

(Fuente ABC de España)

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