Punto de Encuentro

El ultraconservador Andrzej Duda gana las elecciones en Polonia por la mínima

Los primeros resultados y sondeos a pie de urna publicados anoche en Polonia daban por escasa diferencia la mayoría a Andrzej Duda, que sería reelegido presidente con el 50,4% de los votos. El margen era demasiado estrecho como para que en la sede del partido gubernamental fueran celebrados con entusiasmo. Ganar las elecciones con casi un 70% de participación es algo fantástico, quiero agradecérselo a todos mis compatriotas (...) Quiero continuar con las políticas que he llevado a cabo hasta ahora. Mantendré el diálogo con mis compatriotas y eso no cambiará», declaró aun así Duda al darse como ganador. Pero esos sondeos a pie de urna tienen un margen de error de dos puntos, por lo que todavía será necesario verificar la eventual victoria de Duda con el escrutinio de los votos hasta el final y el liberal Rafal Trzaskowski con un resultado preliminar del 49,6%, afirmó en Varsovia que «estoy absolutamente convencido de que cuando se cuenten todos los votos ganaremos». Además recordó que «las elecciones tendrían que haberse celebrado hace dos meses», en alusión a rápidas decisiones del Gobierno, motivadas por la crisis sanitaria y que podrían no superar una estricta revisión judicial. «Todo se suponía que tenía que estar decidido. Afortunadamente la sociedad civil despertó, todos despertamos y esa es la razón por la que ganaremos», desafió a Duda.

Respaldado por el partido ultranacionalista y socialista Ley y Justicia (PiS) en el Gobierno, Duda reforzaría con su victoria una estructura de poder que ha alterado profundamente la relación de Polonia con las autoridades europeas y cuyo principal programa es mantener el país al margen de la voluntad de lo que Duda ha llamado en campaña «los burócratas de Bruselas». Duda se ha posicionado como un conservador, defensor de los valores familiares católicos y directamente en contra de la comunidad LGTB, que abanderaba la candidatura del alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, según los resultados al cierre de esta edición con el 49,6% de los votos.

Un país dividido

El programa de Duda está articulado, además, en torno a un considerable aumento del gasto social y de la inversión pública. Es más que probable que la continuidad de su apoyo a nuevos pasos de la controvertida reforma judicial del Gobierno sigan enfrentando a Polonia con las autoridades de Bruselas y probablemente también siga profundizándose la grieta que divide en dos a un país dividido entre quienes desean seguir siendo la reserva espiritual de Occidente y quienes aspiran finalmente a una integración y homologación con los derechos y libertades imperantes en Europa, a quienes Duda no duda en calificar como «ajenos a la cultura polaca».

Para el PiS esta victoria de Duda era cuestión de vida o muerte, puesto que carece de la mayoría de tres quintas partes del Parlamento, necesarias para anular el veto presidencial y hubiesen sufrido como el principio del fin de su capacidad ejecutiva y legislativa una victoria de Trzaskowski. La compenetración entre el Gobierno del PiS y Duda llega hasta tal punto que el profesor de la Univesidad Jagellonica, Antoni Dudek, considera que una victoria de Trzaskowski habría implicado «un colapso de la política nacional polaca». «Nuestro sistema político no permite un Gobierno eficiente si el presidente no está de su parte», explica, por lo que una derrota de Duda habría significado parálisis institucional y, posiblemente elecciones generales anticipadas.

Duda ha cosechado en estas elecciones, aunque con pérdida de votos, la aceptación de varios cambios introducidos en Polonia en los últimos cinco años, como el aumento del salario mínimo y la edad más baja de jubilación. La Polonia católica le agradece su oposición a las uniones civiles de parejas del mismo sexo y al final de la campaña ha propuesto que la prohibición de adoptar para estas parejas sea incluida en la Constitución, un último golpe de efecto con el objetivo de movilizar a todo el electorado posible.

La controvertida reforma judicial

Hasta ahora, en la Presidencia ha sido la alargada mano del hombre fuerte en la sombra del PiS, Jaroslw Kaczynski, con actuaciones clave como su decisión de respaldar la introducción de las controvertidas reformas judiciales del gobierno, acusadas de reducir la independencia judicial. Solo en dos ocasiones se ha permitido mostrar cierto desapego de la mano que le dio de comer, como cuando vetó el proyecto de ley que habría puesto en peligro la independencia de las administraciones locales y cuando se opuso a una reforma que habría fortalecido significativamente el poder del ministro de Justicia frente a los jueces, algo que contrarió al titular de la cartera y antiguo compalero de partido Zbigniew Ziobro. No son pocos los analistas que sus posiciones extremas mantenidas en campaña tenían un carácter puramente electoral y que, una vez de vuelta en el Palacio Koniecpolskich, no solamente moderará sus posturas más polémicas sino que además incrementará ese nivel de independencia respecto al PiS, al que ya no necesita para la reelección.

Trzaskowski, sin embargo, de hacerse con la Presidencia, realizaría su primer viaje al exterior a Bruselas y restablecería el diálogo regular del Triángulo de Weimar, junto con Francia y Alemania. Aunque está dispuesto a aceptar las uniones civiles entre personas del mismo sexo, se opone a que estas parejas puedan optar a la adopción de niños y, según ha prometido en campaña, se centraría en reducir la brecha salarial entre mujeres y hombres y mejorar el acceso a la atención médica, especialmente para los habitantes de la Polonia rural.

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