Autoridades del Gobierno, el Parlamento y la oposición de Brasil condenaron unas agresiones sufridas por un magistrado de la Corte Suprema en el aeropuerto de Roma por parte de unos ciudadanos brasileños.
Según informó la prensa local, el juez Alexandre de Moraes fue víctima de insultos y hasta intentos de agresiones físicas por parte de tres brasileños, que le gritaron "bandido, comunista y comprado", en un salón del aeropuerto de Roma, ciudad donde dará una serie de conferencias.
Además de miembro de la Corte Suprema, De Moraes es presidente del Tribunal Superior Electoral, blanco de duras críticas y amenazas por parte de la ultraderecha que apoya al expresidente Jair Bolsonaro, a quien esa institución despojó de sus derechos políticos por lo que consideró "abusos de poder" durante la campaña electoral de 2022.
En esas elecciones se impuso el progresista Lula por un margen de 1,8 puntos porcentuales, un resultado que Bolsonaro se negó a reconocer y hasta insinuó que fue producto de un supuesto fraude.
El ministro de Justicia, Flávio Dino, atribuyó lo ocurrido en Roma a "extremistas" que tienen "un comportamiento criminal" y "creen que pueden hacer cualquier cosa porque tienen dinero", según expresó en sus redes sociales.
Por la misma vía, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, consideró "inaceptables" esos "actos de hostilidad", que "minan el camino para construir un país de progreso, civilizado y pacífico".
El hecho fue criticado hasta por políticos bolsonaristas, como el senador Rogério Marinho, quien fue ministro de Desarrollo Regional en el Gobierno del líder de la ultraderecha.
Según Marinho, "la intimidación y la violencia física no son instrumentos de lucha política", sino una "forma irracional de manifestación que no ayuda" y que "se vuelve contra quien la practica".
El exministro afirmó que "la normalidad democrática debe volver al país", junto con "la pacificación y el diálogo", para "convivir con las diferencias", todo lo cual consideró que forma parte de "la espina dorsal de la democracia".