Por: Daniel Rivera Canseco
El centro histórico de Lima alberga un sinfín de construcciones dedicadas a diversas actividades del quehacer rutinario. Cada una de ellas cumple un rol exacto y esencial en la sociedad y suelen circunscribirse, bajo ciertos parámetros, a un determinado ámbito. Dentro de esta variopinta clasificación, se encuentran aquellas cuyo fin gira en torno a la animación espiritual del ser humano. Precisamente, en esta última área encontramos a los teatros municipales, organismos gestionados por la Gerencia Cultural de la Municipalidad Provincial de Lima que, siguiendo su rol difusor tuvo a bien extendernos una cordial invitación, como redactores del Portal Web “Punto de Encuentro”, a ser partícipes de la presentación de la temporada 2024.
El día diecinueve del presente mes decretóse la cita en la sede del Teatro Municipal de Lima, ubicado en la cuarta cuadra del jirón Ica, a escasos metros de su intersección con Rufino Torrico. Marcaban las once de la mañana cuando nos apersonamos frente al solar, cuya entrada principal se subdivide en tres amplias puertas principales sincronizadas con sus respectivos balcones. Estas reafirman su atemporalidad exponiendo, en la parte superior, los bustos de Wagner, Bethoveen y Liszt, guardianes de la melodía clásica. Sin dudarlo, atravesamos la puerta central para ser recibidos por amables trabajadores con los que entablamos una escueta conversación y procedimos a identificarnos en nuestra calidad de corresponsales.
Luego de dar unos breves pasos nos encontramos en el amplio vestíbulo del teatro que se encuentra flanqueado por dos imponentes escaleras por las que nos direccionan nuestros guías. Llegamos acompañados al salón dorado, ubicado en el tercer nivel, para ser invitados a ocupar una de las tantas mesas posicionadas frente a la pantalla de proyección. El espacioso salón es iluminado por unas pocas lámparas colgantes en forma de araña y media docena de puertas adornan el interior del lugar. Allí conocimos a diversos representantes de medios de comunicación digitales y televisivos, en los que destacaron R360 y Telefrecuencia TV, entre otros. Ávidos por recopilar información de los pormenores del evento, aguardamos la aparición de los portavoces autorizados.
Hicieron su presentación, luego de breves minutos, los señores Miguel Molinari y Emilio Montero, representante de la Gerencia de Cultura de la Municipalidad de Lima y Subgerente de Promoción Cultural, respectivamente. Con ellos abordamos la agenda que nos depara el presente año, detallando – minuciosamente – las actividades planificadas en el Teatro Principal Manuel Asencio Segura, Teatro Municipal de Lima y Sala Alzedo. Cabe señalar que dentro del programa destacan diversas manifestaciones de artes escénicas como zarzuela, ópera, ballet, teatro musical, danza, conciertos de orquesta, entre otras. Grandes artistas internacionales con quienes la municipalidad ha podido establecer vínculo, así como renombrados artistas nacionales se darán cita en el transcurso de los meses para deleitarnos con su talento. De igual forma, la situación se tornó propicia para evocar, en ciertos momentos de la exposición, algunas semblanzas acerca de los recintos anteriormente mencionados. Una de ellas, con gran contenido sustancial, giró en torno al otrora Teatro Forero y su posterior adquisición por la municipalidad de la capital. Cabe destacar que todo esto ocurría, mientras –generosamente- nos facilitaban una serie de aperitivos que tornaban más ameno el ambiente.
Una vez culminada la exposición, fuimos invitados a recorrer los demás espacios con el objetivo de nutrirnos con las múltiples historias que acompañan a locales de semejante envergadura. Caminamos por el corredor en los que impregnábanse sendos espejos en las paredes, junto con otros accesorios que no hacían más que acrecentar la elegancia del lugar. Es así como llegamos al corazón del Teatro Municipal en el que, desde el segundo nivel pudimos observar el escenario, la platea contigua y, en la zona superior, los palcos que rodean el área. Abrumado de butacas, la sala ofrece un panorama seductor para el visitante que aprovecha en exteriorizar emociones y sentimientos en más de una ocasión.
Pasadas las dos de la tarde, finiquitó nuestro recorrido por el Teatro Municipal, agradeciendo sobremanera a los anfitriones que despidiéronse cortésmente, a la vez que exhortaban a los asistentes, a darse cita – nuevamente - en los venideros eventos. Una fraterna despedida en la que nos obsequiaron material de ‘merchandising’ selló nuestra visita a las instalaciones en esta ocasión.
Sin más que añadir, estimado lector, hacemos extensiva la invitación con el fin de que puedan encontrar su ‘yo lírico’ en las inmediaciones del teatro. Busquemos sumergirnos en aquellas actividades que significan un detenimiento a nuestra rutina. Uno de los mayores exponentes del absurdismo, Albert Camus, comentaba a mediados del siglo XX en uno de sus famosos ensayos titulado ‘‘Why I Work in the Theatre’’, que el teatro era el único lugar en el que era feliz, porque le permitía escapar de su realidad. Tal vez eso necesitamos hoy, queridos amigos: escapar a un mundo de posibilidades infinitas en las que nos reencontremos con la verdadera esencia de vivir.