Punto de Encuentro

¿QUE IMPLICA EL FORTALECIMIENTO DE LOS PARTIDOS POLITICOS?

Siempre hemos escuchado a expertos en temas electorales opinando en los medios respecto al fortalecimiento del “sistema de partidos”, sin embargo, pocos veces se han explicado que es un sistema de partidos y donde reside la fractura, condiciones necesarias que debemos tomar en cuenta si queremos dar alguna recomendación al respecto.

Empecemos refiriendo que “partido” es un concepto polisémico que puede referirse según el contexto en el que se utilice, a un bien que está roto o quebrado, se utiliza también en algunos países para designar determinadas circunscripciones geográficas equivalentes en el Perú a distritos; puede referirse también a algún evento de naturaleza deportiva o a la ventaja que tiene una persona o equipo frente a su adversario en algún juego o actividad. No es hasta su quinta acepción que la RAE define a los partidos como un conjunto o agregado de personas que siguen y defienden una misma opinión o causa.

Cuando al término “partido” le agregamos el también polisémico adjetivo “político”, damos origen al concepto “partido político” y nos encontramos ante una estructura cuyo significado es casi unívoco, por tanto, nos vemos aliviados de profundizar en el mismo.

De otro lado, debemos tener presente que no existe sociedad que se precie de democrática que cuente con un único partido político. Los regímenes de partido único, propio de estados dictatoriales son cada vez más escasos. Los sistemas políticos se articulan sobre la base de elecciones basadas en la pluralidad de partidos, la cual representa una de las condiciones necesarias para calificar una elección y un sistema como democrático.

En este contexto, al conjunto de partidos políticos y las condiciones de interacción que surgen como resultado de la competencia entre éstos comúnmente se le denomina sistema de partidos. Corresponde ver qué condiciones debe reunir dicho sistema y luego de verificar su cumplimiento o no, establecer que mecanismos resultan necesarios para su fortalecimiento.

Scott Mainwaring y Mariano Torcal (2005) expresan que son cuatro los ejes sobre los cuales se debe articular un sistema de partidos eficiente. El primero de ellos se refiere a la estabilidad, es decir, que las reglas de competencia entre éstos reflejen regularidad. La segunda refiere que en los sistemas más institucionalizados, los partidos son fuertes en la medida que tienen fuertes sociales, es decir, cuando los partidos fidelizan a los electores a lo largo del tiempo.

En tercer lugar, que los actores políticos vean a los partidos necesarios aunque sean críticos y discrepen con éstos y, finalmente, en cuarto lugar, que los partidos no se subordinen a una minoría autocrática, en otras palabras, que sean plurales y democráticos.

La contrastación entre los postulados expuestos y la realidad partidista, elevan a la calidad de axioma la profunda disonancia entre ambos, así respecto a la primera condición, advertimos que cambios normativos implementados una vez convocada una elección, otros aprobados con el afán de favorecer a determinado grupo político o de limitar el acceso a la participación política, son claras y negativas señales respecto a un sistema de partidos sólidos que se precie de su solidez.

Respecto de la segunda condición, de un lado el perfil del elector peruano (JNE, 2010) que nos revela que electores decidiendo mayoritariamente su voto en la fila y de otro, la constatación de partidos constituidos ad hoc para cada proceso electoral, son otra clara y negativa característica de nuestro sistema partidista.

De otro lado, el profundo descrédito de los partidos que alcanzó su clímax en los años 90 y se mantiene aún latente, sumado a la volatilidad de los mismos, su escasa visibilización (pues solo aparecen con vistas a un proceso electoral) y su participación como vientres de alquiler, nos afirman que también lejos de cumplir la tercera condición.

Finalmente, la proliferación de partidos autocráticos, la constatación de la inexistencia de procesos de democracia interna, expresan la lejanía respecto al cumplimiento de la última condición.

Lamentablemente, queda claro que nuestro sistema de partidos dista mucho del óptimo. En próximas entregas puntualizaremos, con propuestas concretas, como se puede fortalecer el sistema de partidos.

 

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