Punto de Encuentro

El Congreso de Pantaleón

„La demagogia, es incompatible con el verdadero

sentido y función del gobierno democrático.

El demagogo no sólo no soluciona los problemas sociales,

sino, por el contrario, los crea, porque es su única forma de gobernar.“ 

Silvano Santander

¿Por qué tuvimos que elegir un nuevo Congreso?

El actual Congreso de la República nació violando la Constitución y constituye un paso más hacia un proceso de fragmentación política y resquebrajamiento institucional del país. Esta situación es   funcional a  los intereses de la coalición corporativa que ha saqueado y sigue saqueando al Perú: el grupo El Comercio, GyM, las constructoras vinculada a los contratos con las empresas brasileras, los medios de comunicación asociados a éstos intereses, y la red de ONGs y Universidades que reciben dinero del Estado a manos llenas.

Despues de 15 años de intensa trituración mediática de todo vestigio de organización política verdaderamente organizada, de una sostenida e ilegal persecución judicial por parte de un Ministerio Público polítizado contra las estructuras partidarias reales y contra sus dirigentes políticos, el país vive una peligrosa fragmentación política. El escenario ideal para que las bandas organizadas disfrazadas de “luchadores contra la corrupción” sigan robando las arcas del Estado.

Todo el discurso mediático contra el anterior “congreso obstruccionista” básicamente fue un meta-relato para sostener una opinión pública desinformada, activando los legítimos sentimientos de la ciudadanía contra la corrupción, desviándolos de sus verdaderos perpetradores.

¿Quién fue el operador político de ésta maniobra autoritaria en defensa de la corrupción?

El operador requería un personaje políticamente vacío. Una mediana personalidad narcisa  mezclada con ignorancia política y una buena dosis de ayayarismo en los medios. Un locutor simple de frases escritas por otros, concatenando lugares comunes hasta la mediocridad cansina. Un irradiador de sonrisas bobas. Un don nadie en la política real levantado por el stablishment del diario de La Rifa y sus constructoras. En resumen, un actor de reparto engreído, manipulable y dócil: Don Pantaleón.

¿Qué representa el actual Congreso?

Veamos un indicador sencillo para comprender la representatividad del actual congreso: ninguna organización política (llamarlos Partidos políticos sería un abuso del lenguaje) obtuvo más del 10% de los votos y 9 agrupaciones obtuvieron el mínimo del 5%.  El sueño del No Partido revive en el Perú de la mano de un régimen cada vez más autoritario, cada vez más corrupto y también cada vez más ineficiente.

Entonces, el actual congreso representa la fragmentación suicida, la antipolítica irresponsable, la emergencia de intereses particulares. Como su mentor y padre político -el actor de reparto de las frases bobas- la inmensa mayoría de los nuevos representantes (no todos) son aventureros en busca de una coartada para acceder al presupuesto público.

Esto explica –lamentablemente- la  desbordada competencia de demagogia, los discursos estridentes, la dación de leyes tan irresponsables como inaplicables, la ignorancia constitucional vestida de falsa dignidad para hacer tropelías legales, el disparo del gasto de un populismo chato “preocupado por el pueblo”, el desbroce del camino para un régimen Chavista de estilo caribeño.

Es el Congreso de Pantaleón.

¿Qué nos toca hacer a los demócratas y republicanos?

Hacer lo posible para el Ejecutivo y el Parlamento de marras, dañen lo menos posible al Perú, y defender la precaria institucionalidad democrática para que el país llegue a las elecciones del 2021.

Estas elecciones están en peligro por el fortalecimiento de las ambiciones autoritarias en el poder.

 

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