La patraña, la intriga y la calumnia son viejos males en el Perú, igual que el arribismo, aunque de esto último se ha escrito más y mejor. Dichas perlas son herramientas sobre los que algunos pretenden demoler a sus adversarios en los diferentes escenarios sobre los que gira la vida. La política sin duda no escapa a ello. Algo de eso vemos en el intento tenaz de cierto sector por asociar a Gerald Oropeza con el APRA. Sobre ello me animé a escribir unas breves líneas esta semana:
1- No hay indicio, ni el más remoto, de alguna conexión de Gerald Oropeza con la alta dirigencia nacional de la estrella, a pesar del deseo de muchos de que así fuese. Se trataba de un inscrito sin siquiera participación militante, seguramente su adhesión a las filas de Alfonso Ugarte obedecía a razones de tradición familiar, como ocurre usualmente en un Partido con varias décadas de existencia como el APRA o el PRI mexicano.
2- En la línea de lo anterior, que se recuerde el APRA no tiene problemas mediáticos ni judiciales relacionados al financiamiento de sus campañas nacionales, esto mencionado para negar cualquier ingreso de dinero supuestamente ilícito al PAP vía Oropeza. En cambio el Partido Nacionalista hasta ahora no justifica correctamente como pagó sus campañas de 2006 y 2011, esto en el marco de la historia reiterada del dinero en las valijas chavistas destinado – aparentemente-para el equipo que hoy gobierna. El proceso de revocatoria y los pagos de los honorarios y estancia de Luis Favre quedaron también sin aclarar, esto último en un ambiente lleno de rumores que apuntaban a ciertas grandes firmas brasileñas.
3- Es importante señalar que en un Partido con 300 mil inscritos es imposible evitar -lamentablemente-a algunos elementos asociados a actividades ilícitas. La reiteración del nombre de este señor asociado al Partido Aprista –que ya lo expulsó- no me parece justo ya que los temas por los cuales está bajo sospecha corresponden a su actuar estrictamente privado y nada tienen que ver con la política, mucho menos con el APRA.
4- El problema descrito en el punto anterior no agobia solo al PAP -organización
eminentemente popular, con no muchos recursos como para establecer mecanismos de investigación a cada uno de sus integrantes- sino también al Gobierno Nacional, conducido por Ollanta Humala, que contrató los servicios de la empresa Sergero SAC, propiedad de Gerald Oropeza, en diversas ocasiones y a través de diferentes instituciones, sumando alrededor de 20 millones de soles. Es decir el Estado peruano también – a pesar de sus inmensos recursos- tiene problemas para detectar los indicios de irregularidades de sus propios proveedores.
5- La intentona de asociación Oropeza- APRA es la reedición de una antigua patraña en la que se intenta desprestigiar –bajo diferentes calumnias- a la institución fundada por Haya de la Torre. Incluso hablando más específicamente allí están ciertas portadas de diarios que asociaban al aprismo con el narcotráfico en los 60´s e inicio de los 80´s; afirmaciones que por supuesto nunca pudieron ser probadas por su falsedad e inconsistencia. Éste no es más que un nuevo capítulo del fracaso en el intento por enlodar con la estela del narcotráfico una organización con gran enraizamiento popular.