Punto de Encuentro

Propuestas y política en Educación

Mejorar la calidad educativa es ya una necesidad plenamente asumida por la opinión pública, gracias al esfuerzo de los impulsores de la reforma magisterial. La clave podría estar en la capacidad política para continuar y acrecentar las reformas que se necesitan. No solo se trata de enunciar buenas intenciones, por lo demás compartidas casi por igual entre los candidatos presidenciales, sino en ejercer la política en beneficio del cambio.

El nivel de la educación pública era bastante aceptable en el Perú, antes de la dictadura militar de la década de los 70. La reforma impulsada por ese gobierno inició el declive de la calidad educativa en los colegios públicos, efecto acrecentado con el fortalecimiento del SUTEP, sindicato magisterial con evidente ideología marxista leninista, cómodamente instalado en las mismas entrañas del Ministerio de Educación. Desde allí influyó notablemente en debilitar los contenidos curriculares y en convertir un sistema ideado para servir a la formación de los educandos, en uno destinado a consagrar la estabilidad laboral rígida de los docentes y administrativos.

La ideología predominante desprecia el concepto de una formación académica exigente, pues resulta incompatible con el igualitarismo. El profesor se convierte en el responsable de que todos aprueben y pasen de año, sin importar su nivel de esfuerzo y aprendizaje. El éxito en el aula es considerado elitista y forjador de desigualdad social, por tanto, se privilegia la atención hacia los alumnos deficientes, estableciendo los parámetros educativos al servicio de la aprobación del tercio inferior, aunque sea en condiciones mínimas. Por ello se multiplican los colegios particulares, muchos de ellos desprovistos de calidad educativa, ya no por ideología, sino por afán de lucro, pues un alumno jalado se convierte en cliente de la competencia. Similar fenómeno encontramos en la educación superior, siendo el común denominador un estado que ha claudicado de su finalidad, garantizar Igualdad de Oportunidades por medio de una educación pública, gratuita y de calidad.

Quien haya vencido las presidenciales deberá derrotar las resistencias al cambio. Ideología y lucro deben ser canalizados hacia el sano cumplimiento del verdadero objetivo: brindar un servicio educativo que permita una educación pública de alta calidad para los niños y jóvenes inteligentes y empeñosos, a la par de los mejores colegios privados. Y para el grueso de la población escolar estándares de calidad que otorguen al alumno herramientas suficientes para construir su futuro en la universidad o en la escuela técnica.   

No es sólo un tema de presupuesto y de mejores sueldos, sino también de incentivos y premios para aquellos maestros que se esfuercen en capacitarse y logren buenos resultados en sus aulas de acuerdo a criterios objetivos y a evaluaciones eficientes. Abriendo así las puertas a una cultura de trabajo y de esfuerzo.

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