Punto de Encuentro

Espacios y representación.

 

A pesar de que el ejercicio de la política es, esencialmente, una actividad de intermediación de intereses sustentada en la realidad, pareciera que los políticos de trayectoria no logran escapar de la tentación de permitir que sus dogmas y creencias distorsionen su propia percepción de la realidad.

Hillary Clinton pierde la elección cuando su discurso se centra en las minorías, descuidando la base social de su partido, la clase trabajadora tan golpeada por la economía global que les roba los puestos de trabajo. A los que conformaban el equipo de campaña, les seducen las revindicaciones de negros, hispanos indocumentados y LGTB, creen en ellas, y por tanto hacende ellas el núcleo del mensaje, regalando millones de votos a Trump, que se suman a los electores tradicionales del Partido Republicano.

Angela Merkel es socialcristiana y por el principio de solidaridad le resulta imperativo acoger a la mayor cantidad de refugiados sirios, aunque sean musulmanes absolutamente desinteresados en integrarse a la sociedad alemana. Presa de sus creencias, no solo exige a sus aliados europeos cumplir con un ambicioso sistema de cuotas, sino acepta el riesgo de abrir un espacio político para la Derecha Alternativa, usualmente denominada extrema, lo que ha de permitir su ingreso al Bundestag con un peso considerable, amenazando la frágil ubicación de la CDU en el gobierno.

En ambos casos, el ciudadano de a pie modifica su comportamiento electoral, y apoya a quienes piensa, defienden sus verdaderas necesidades: trabajo y seguridad.

Pasó entre nosotros un nuevo 1 de mayo, con las frases habituales, alejadas por completo de la realidad. Cuando revisamos los últimos informes del INEI, es claro que existe un espacio político no cubierto concientemente por nadie. Cuando todos hablamos de los derechos laborales, el 71.1 por ciento de la PEA no está en planilla. No accede por tanto, a un empleo digno según la jurisprudencia constitucional y, por tanto, carece de todo seguro de desempleo y no cotiza para su jubilación, así, los sistemas previsionales no logran la base económica necesaria por lo que su futuro es incierto, lo que ubica en zona de riesgo a millones de peruanos trabajadores.

Es más cómodo asumir que la concepción socialdemócrata en material laboral, tratar de que todos alcancen la estabilidad laboral, aunque sepamos que es prácticamente imposible. Un puesto laboral, más que un derecho, es una realidad económica.

Solo hace falta una personalidad carismática que levante banderas a favor de los 300 mil jóvenes que cada año pretenden incorporarse al mercado laboral, ya saturado en el sector público y escaso en el privado. Curiosamente, ellos mismos defienden la estabilidad laboral rígida porque aspiran obtener un empleo seguro, sin percibir que entre ese sueño y la absoluta precaridad laboral en la que deberán permanecer, existe una inmensa variedad de posibilidades que la legislación no contempla.

 

NOTICIAS MAS LEIDAS