Punto de Encuentro

Haya de la Torre tenía razón: El Cid Campeador Indoamericano

Hoy 2 de agosto, el CDS quiere brindar un homenaje al político e ideólogo peruano más importante del siglo XX, Haya de la Torre, compartiendo un documento de trabajo sobre nuestra actual realidad social y la vigencia de su pensamiento.

La ideología Aprista ha sido  el pensamiento político más importante generado en América Latina en el siglo XX. Su influencia, tanto en el pensamiento político como en la constitución de organizaciones partidarias y movimientos sociales, influyó directamente en varios países: el PRI de México, la UCR de la Argentina, el PS Chileno, el MNR boliviano, AD en Venezuela, el Partido Colorado de Uruguay, LN de Costa Rica, entre otros, fueron movimientos con una gran influencia y sello Aprista.

Desde su nacimiento, el Aprismo emergió en una intensa polémica ideológica con el movimiento Comunista de la III Internacional de claro corte Stalinista. El centro del debate fue la forma de entender y aplicar el marxismo a la realidad latinoamericana. La disyuntiva era entenderlo como una herramienta para comprender la específica realidad social latinoamericana o recibirlo como un catecismo férreo e inmóvil dictado desde fuera. En la 1ra opción el marxismo es una herramienta para comprender la realidad. En la 2da opción la realidad se acomodaría a la “teoría marxista” venida de Europa.

En esa esa perspectiva, las principales afirmaciones del pensamiento Aprista fueron:

  • La realidad social de América Latina es diferente a la realidad social de Europa.
  • El imperialismo en Europa y EEUU es la última etapa del capitalismo. En nuestros países es la 1ra etapa. Nuestros países viven el capitalismo, no como producto de su propio desarrollo, sino con la llegada externa del imperialismo. Es otra realidad. De ello deriva su carácter ambivalente, y que la tarea de la política nacional es saber negociar con él.
  • Nuestra realidad exige movimientos populares poli-clasistas.
  • Democracia y justicia social son inseparables y van de la mano. El cambio democrático.
  • Las clases medias tienen un rol central para la realización de la democracia, la ciudadanía, la reducción de la inequidad y el desarrollo nacional.
  • El cambio hacia la justicia social, requiere un Estado y una institucionalidad fuerte y moderna. Un Estado democrático que represente los intereses de la Nación y de la mayoría de los trabajadores manuales e intelectuales.

El Aprismo fue la principal barrera ideológica y de movimientos populares para contener la expansión del marxismo estalinista en América Latina. El comunismo fue derrotado ampliamente, y América Latina vivió en los años 40 y 50 revoluciones democratizadoras que impulsaron el cambio social en democracia. En todos esos años, el PAP no pudo llegar al poder, por el veto militar de la Oligarquía peruana, y por la alianza contra natura de esta misma oligarquía con los distintos movimientos de extrema izquierda.

En los años 60 y 70, en América Latina el pensamiento social sufre una fuerte influencia de variantes y derivadas ideológicas del marxismo ortodoxo europeo, que impulsaron diversas formas del cambio social a través de la Lucha Armada,  valorando equivocadamente a la Democracia como una expresión del pensamiento y sistema burgués. En esa perspectiva, copada la izquierda por la mentalidad autoritaria, el Aprismo fue identificado como el gran enemigo histórico a aislar y derrotar. La intelectualidad progresista occidental, bebió embriagada de los varios Maoísmo, de los varios Troskismos y de un socialismo burocrático y gris proveniente de la URSS. Nuevamente gran parte de la intelectualidad de América Latina seguía los diletantismos y experimentos frívolos de la intelectualidad progresista, principalmente europea. Así, el Aprismo logró ser progresivamente aislado, particularmente en el campo de las ideas y de la investigación social.

La década de los 80 es la década del despertar de esas izquierdas autoritarias hacia una revalorización “instrumental” de la democracia, producto de sus fracasos armados, que regaron de sangre a los movimientos populares y a la sociedad latinoamericana. Este giro sólo en las palabras, significó su derrota política en tanto las organizaciones existentes de la izquierda socialista, pero también significó la migración de sus intelectuales hacia el refugio de la academia y la legitimación -a través de su discurso académico- de diversas formas de acción política sin partidos políticos, formas de participación desestructurada útil –además- a los intereses de los diversos grupos de nuestras burguesías rentistas.

El pensamiento social progresista latinoamericano, incubado de antiaprismo, creo entonces la más grande post-verdad política de la historia política de América Latina: que el Aprismo era de derecha (o incluso fascista, en algunas versiones ya delirantes). Pero no sólo eso. Desarrollando la lógica autoritaria del “Gran Hermano” de ir eliminando progresivamente las palabras del lenguaje humano, el progresismo académico latinoamericano, con gran influencia –dicho sea de paso- de la mentalidad oligárquica, buscó eliminar el pensamiento Aprista del debate y estudio académico y de las ciencias sociales. En este tránsito, el pensamiento Aprista fue silenciado. Ni siquiera fue combatido. Fue ignorado, y a través de esa estrategia del no reconocimiento y del no diálogo, se construyó un relato político-académico deliberadamente amputado e incompleto.

Pero, parafraseando a Marx en sus Tesis sobre Fuerbach que dice que “el problema (del) pensamiento humano…no es un problema teórico, sino práctico”. El problema del aislamiento y no reconocimiento del pensamiento Aprista no es debate sólo en el brumoso mundo de las ideas, sino, que sólo cobra sentido en la medida que se evalué si logra –o no- expresar y representar los factores primordiales de la evolución de la realidad de las sociedades Latinoamericanas: Ese es el punto cardinal. Importa la actual realidad latinoamericana y no las ideas por ellas mismas. En otras palabras, no se trata de reivindicar el pensamiento Aprista porque se és aprista. Eso es irrelevante. Se trata de evaluar la vigencia de sus postulados, y cuánto de ellos son vigentes, para orientar ahora y en pleno siglo XXI la práctica política de los movimientos populares latinoamericanos, hacia la construcción de sociedades más democráticas, más inclusivas, más sostenibles, más equitativas y –todo ello- en libertad. La evaluación de la actualidad del pensamiento Aprista no es sólo una preocupación teórica (que lo es), es también un paso más hacia adelante para orientar la práctica política, hacia el cambio de la realidad social.

En esa perspectiva, estando ubicados en el año 2017, se puede constatar lo siguiente:

  • La necesidad de tener un Estado fuerte y eficiente hoy es un pensamiento común, que atraviesa desde movimientos progresistas radicales, hasta think thank liberales. Haya tenía razón.
  • El rol, de las clases medias para impulsar y sostener todos los procesos de democratización de las sociedades latinoamericanas, es también un consenso en las ccss a nivel global. Haya tenía razón.
  • El cambio social debe ser hecho dentro de regímenes democráticos. Es quizás el principal cambio positivo que las anteriores izquierdas autoritarias han adoptado hoy, dejando –transitoriamente- las armas. Haya tenía razón.
  • Ningún cambio social en América Latina puede hacerse en nombre de y para una sola clase social. Haya tenía razón.
  • Los diversos fenómenos socio-económicos son ambivalentes. El imperialismo en el lenguaje de los años 20, la globalización hoy, tienen esa principal característica. Haya tenía razón.
  • El cambio social debe basarse en conocer y comprender la realidad que se quiere cambiar. No en lo que dicen los libros. Este es un principio epistemológico que sustenta hoy toda la ciencia moderna. Haya tenía razón.

Sin embargo, el cerco de silencio que se ha tendido al pensamiento Aprista, hace que los actuales trabajadores sindicales, que los dirigentes de las diversas comunidades y pueblos latinoamericanos, que los estudiantes de Institutos y universitarios, que los emprendedores y pequeños empresario, simplemente no conozcan el ABC del pensamiento Aprista.

Ese silencio debe terminar.

 

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