Editorial Extraordinario
La tragedia de 13 jóvenes muertos en un operativo policial realizado –paradójicamente- para salvar y cuidar sus vidas del COVID19, muestra un proceso de degradación social e institucional donde tiene no sólo a la población, sino también tiene al Ejecutivo y al Presidente, como principales responsables.
Por su importancia, PdE publica de manera excepcional el presente editorial.
La Pandemia y Los Olivos: degradación institucional y social progresiva
El neoliberalismo nos dio a Vizcarra, anodino líder de la anti-política informal,
mendaz, aprende por ensayo error, por cada error una encuesta jam,
por cada encuesta un reportaje estulticio y cómplice
Ayer Humala, hoy Vizcarra, mañana Guzmán, evadir la responsabilidad,
correr de espanto o maquillar las estadísticas con eufemismos técnicos
y ambigüedades, nos dan la idea de la dimensión del problema
Maria Inés Valdivia
¿Qué nos muestra la tragedia de Los Olivos?
La tragedia muestra el fustán cada vez más grande del lento pero sostenido proceso de descomposición social e institucional que viene padeciendo el país desde el Gobierno de Humala y la instalación de la anti política en el Perú.
Tenemos, cada vez más, un Estado colapsado en sus capacidades, inútil en cumplir funciones básicas, incapaz siquiera de gastar los recursos en medio de una Pandemia de proporciones sociales gigantes, infiltrado de corrupción en todos sus niveles, desde los municipales locales hasta los sectoriales y de supervisión. Todo es coima. Todo es ineptitud.
Con un Estado cada vez más burocratizado e ineficiente y un Ejecutivo sólo mirando sus encuestas on-line, el país perdió la capacidad social de mejorar sus comportamientos cotidianos en los niveles locales. Esa capacidad la tuvimos no hace mucho. ¿Ya nos olvidamos que fue el Estado aliado con la población y sectores populares los que logramos derrotar al Cólera?. ¿No sabemos, por ejemplo, que las estrategias de vacunación nacional, tienen en la auto organización popular, la estrategia principal para construir una cadena de frío y llevar las vacunas a los lugares más remotos del país en carretilla o triciclos…para salvar las vidas de nuestros niños? ¿No sabemos acaso que el pueblo más pobre es capaz de auto organizarse para generar comedores y cocinas populares, administrar Wawa Wasis, PRONEIs, etc, cuando tiene al Estado un aliado y apoyo?
El principal daño cultural e ideológico que el actual Gobierno, con el Presidente Vizcarra a la cabeza, es, sólo por librarse de sus responsabilidades, haber difundido el concepto racista y oligarca que los responsables del contagio masivo sólo son los sectores populares, el pueblo, los cholcos de siempre, los informales, los apestados, los inútiles de siempre.
¿En la intervención en Los Olivos, cómo se puede apreciar ese proceso demolición institucional?
Ahora es muy fácil hacharle toda la culpa a la PNP, pero los medios que reciben grandes sumas de dinero del tesoro público adictos al Gobierno no informan, por ejemplo, que la Policía del Perú ha entregado la vida de 470 efectivos, todo un tenebroso record mundial, y que, casi un cuarto de sus efectivos (25,000) están contagiados por el COVID19. Tenemos una PNP mal pagada, sin mascarillas, sin protección…sin nada. ¿Cómo se ha llegado a esa situación de profundo e irresponsable maltrato?
Esa Policía demolida, es la que recibe la discutible e irresponsable orden política del Presidente de tener “mano dura” contra la población, sólo para mostrar “autoridad” y “firmeza” y así subir en las encuestas. No interesa que ese tipo de orientación política es aplicable sólo a grupos de población al margen de la Ley o involucrada en procesos delictivos. Para subir en la popularidad, la población popular es el enemigo.
Ese es el marco con el que hay que entender la tragedia ocurrida en Los Olivos. Porque no es explicable, que para disolver una fiesta donde se estaba violando abiertamente las normas de protección sanitaria, una relativamente sencilla intervención policial orientada en salvar esas vidas del COVID19, haya provocado la muerte de 13 jóvenes, la gran mayoría mujeres.
¿Quiénes son los responsables?
Hay dos funcionarios políticos que deben asumir su responsabilidad: deben renunciar el Ministro del Interior y el Presidente del Consejo de Ministros.
Por el lado social, es muy claro que el manejo irresponsable de la Pandemia por parte del Estado, la inmensa crisis económica con desempleo masivo y la aparición de hambre en muchos sectores, ha disparado el crecimiento de la nuestra informalidad. La mega corrupción que viene sufriendo el país en manos de las constructoras aliadas del Gobierno abona el terreno socio cultural para empoderar la falta de respeto al cumplimiento de normas de convivencia básica en nuestra vida cotidiana. Si a esto sumamos el desplome de la calidad de la educación pública en los últimos 25 años, producto de políticas populistas y radicales que destruyeron la carrera pública magisterial basada en la meritocracia, entonces tenemos el cóctel completo para que la anomia social se expanda por la sociedad como un cáncer corrosivo y mortal.
Nada de ello justifica las acciones personales e irresponsables de los jóvenes asistentes. Que se les aplique todo el peso de la Ley, y que ésta sea un paso hacia el camino correcto de sancionar a los responsables (como el dueño de la Discoteca, así como de algún mando policial operativo si es que hubiera cometido una negligencia) pero también de iniciar una estrategia de animación socio cultural que haga de la población un aliado del Estado para enfrentar la Pandemia.
Como sociedad necesitamos -más que juzgar- comprender; y sobre esa base, participar todos, organizaciones comunitarias, Estado, empresa privada e iglesias, aliados todos, en sacar adelante nuestra sociedad.