Claire Viricel
El pasado 12/09, se celebró los 30 años de la captura del jefe de Sendero Luminoso, la “captura del siglo”. Sin embargo, ante la ausencia de una historia inmediata peruana y la conveniente desmemoria, se han multiplicado las versiones de ese periodo turbio. Los protagonistas con vida sienten la obligación moral de contar su verdad. Así, acopiar y cotejar fuentes se vuelve imprescindible. Para ello, tenemos las memorias de dos expresidentes, Alan García (Planeta, 2019) y Alberto Fujimori (Fogata Ediciones, 2021) estas últimas mediante la reseña de Fernando Vivas en El Comercio (25-12-21), así como los escritos de Vladimiro Montesinos (Editorial Rodhas, 2018); los de los policías de la DIRCOTE, Marco Miyashiro (Planeta, 2021), Clodomiro Díaz Marín, Félix Murazzo, Luis Elías Cuenca (revista Protagonistas, set. 2022); los de Sally Bowen y Jane Holligan (Peisa, 2003), investigadoras británicas; los de Gustavo Gorriti (Caretas, 06/09/12) y Carlos Tapia (Perú.21, 12/09/15), columnistas peruanos.
Alan García: “La identificación de los grupos era de gran dificultad. Exigía una gran paciencia, escucha y seguimiento a veces infructuosos. Pero la Policía continuó este trabajo con gran empeño” (p.236). “Un equipo especial, el GEIN, fue creado, con los mejores profesionales, y fueron ellos los que, en marzo de 1990, cercaron a Abimael Guzmán, tomaron su vivienda y encontraron que la había abandonado una hora antes. Tengo la convicción de que la partida del jefe terrorista fue producto de un mensaje, y estoy casi seguro de que provino del Servicio de Inteligencia Nacional en el que ya estaba infiltrado como asesor anónimo el diabólico Vladimiro Montesinos, el cual seguramente calculó que una captura en ese momento permitiría un importante triunfo a mi gobierno, que culminaba tres meses después. Sabía que el GEIN, que se mantuvo actuante, terminaría capturando a Guzmán, y que esa captura, y con un Sendero numéricamente muy disminuido, le daría una justificación popular al golpe de Estado y a la destrucción de la democracia, justificando también un proyecto de 20 años de duración y del que solo alcanzaron a cumplir 10, Fujimori y él”. “La captura de Guzmán fue lo sonoro, pero el trabajo arriesgado de las FFAA y de la Policía Nacional durante los 10 años anteriores, su paciente aprendizaje, es lo que el Perú deberá reconocer cuando la verdadera historia se escriba” (pp.236-237). En página 238, recuerda que si su ministro Mantilla tuvo la “iniciativa en la creación del GEIN”, deploró que se dejara luego seducir por Montesinos, y no fue a su sepelio.
Alberto Fujimori. Citemos a Vivas: “una vez tomado el mando, Montesinos apenas figura como invitado, en su calidad de asesor del jefe del SIN, en una reunión con los altos mandos a fines de 1990 para establecer el plan de inteligencia (p.379)”. Vivas observa que “Vladimiro Montesinos no existe asociado a ninguno de los hechos políticos y militares del gobierno”. Y que “con lo que Fujimori sí busca implicarse es con el éxito del GEIN en la persecución a la cúpula del terror. Dice que conversaba, sin precisar la frecuencia, con su cabeza Benedicto Jiménez y su lugarteniente Marco Miyashiro. Esto último, por cierto, contradice la leyenda del GEIN que lo pinta como un organismo cuyos logros radicaron, paradójicamente, en ser relegado y silencioso.”
Bowen & Holligan: “A principios de la década del 90, ya Montesinos era el hombre que hacía y deshacía carreras militares y policiales a su antojo” (p.297).
Vladimiro Montesinos: “Los antecedentes se remontan al año de 1990, cuando el GEIN de la DINCOTE, al mando del mayor PNP Benedicto Jiménez, ejecuta su primera operación denominada ‘Isa’ que concluyó el 1° de junio”. “En esa ocasión se desempeñaba como ministro del Interior Agustín Mantilla y director de la Policía Técnica el Teniente General Fernando Reyes Roca. Y el coronel PNP Antonio Ketín Vidal como Director Nacional de Contrainteligencia del SIN, cargo que asumió debido a la recomendación que yo le formulara al jefe del SIN” (pp.109-110). Reyes pide reunirse con Montesinos para tratar la problemática del terrorismo y presentarle dos oficiales (p.111). Reyes le informó que había formado el GEIN y que “lo crearon en marzo de 1990 dos oficiales altamente calificados en la lucha contra el terrorismo: el mayor Jiménez Bacca y el capitán Félix Castro Tenorio, ambos de la Policía Técnica y ex PIP (p.112). Más adelante, menciona: “Al salir de la casa del general Reyes nos cruzamos con el mayor Jiménez y el oficial adjunto. Les pedimos que no se preocuparan porque ya habíamos informado detalladamente de la primera reunión al ingeniero Alberto Fujimori, quien nos había dado el encargo especial que cuidáramos que no los cambien de colocación ni desactiven su equipo a partir del 28 de julio” (p.118). Montesinos resalta que en la operación ‘Isa’ “lo más importante era que se había comprobado que Guzmán estaba vivo y radicaba en Lima” (p.121) .
Marco Miyashiro: «El 05/03/1990, la Dirección contra el Terrorismo encargó al entonces mayor PNP Benedicto Jiménez la organización y puesta en marcha de un grupo cuya misión fuera realizar las diligencias relacionadas con el caso ‘Isa’”. “Benedicto me invitó a integrarme al GEIN.” “El 01/06/1990, se logró desactivar y capturar a los integrantes del aparato partidario de SL (…) Pero sin duda el mayor descubrimiento fue confirmar que uno de los inmuebles intervenidos había sido la guarida de Guzmán. Esta primera operación del GEIN se realizó dos meses antes de que concluyera el gobierno de Alan García” (pp.207-208), el 27/07/1990. “Durante esos meses, tres comandantes PIP que laboraban en la Oficina de Asesoría Legal de la DIRCOTE, Clodomiro Díaz Marín, Félix Murazzo Carillo y Luis Elías Cuenca, nos orientaban sobre el trabajo que realizaba el GEIN, porque asumían el rol de enlace entre la DIRCOTE y la Embajada de EEUU en el Perú. Su mayor mérito fue la organización del Primer Curso de Inteligencia en la sede de la DIRCOTE, con una plana de instructores de la Central de Inteligencia Americana” (p.209). (…) “Puedo afirmar que el entonces presidente Alberto Fujimori tuvo pleno conocimiento de la existencia y la labor del GEIN-DIRCOTE, al que apoyó financiera y logísticamente desde los primeros meses de su gobierno, en 1990” (p.214). En la operación del 12/09/92, “un asustado Guzmán me preguntaba: ¿Quiénes son ustedes? Y le dije ‘soy el comandante Miyashiro y usted se encuentra detenido por delito de terrorismo, encontrándose aquí presente el fiscal provincial”. Esta ha sido una gran hazaña policial (…) siguiendo escrupulosamente los procedimientos policiales vigentes” (p.203).
Félix Murazzo: “Sé que para muchos, lo que importa es que se haya capturado a este cabecilla senderista, pero es ineludible para la salud de la historia nacional se sepa del diseño de la estrategia antiterrorista desde el año 1987, y que coadyuvó después a la mencionada captura de este criminal”. “Considero que es un deber que se conozcan, de una vez por todas, los entretelones que se produjeron y que impidieron, por excesiva, ilegal y perversa injerencia política, la captura de dicho sujeto en diciembre 1990. Se hubiera evitado la muerte de “casi dos mil peruanos inocentes” y las de Tarata, Barrios Altos y La Cantuta “si se le capturaba, como debió ser, en diciembre a inicios de la década del 90, de no haberse impedido el ejercicio funcional de los policías de la DIRCOTE”.
Clodomiro Díaz: “A fines de 1989, se concibió y desarrolló un plan piloto mediante la implementación de tecnología de avanzada y capacitación de un pequeño contingente profesional —que después conformaron el denominado GEIN—, que coronó exitosamente con la captura de mandos medios de la organización criminal terrorista de la zona este de Lima. En 1990 se dieron los más grandes avances en la lucha contra el terrorismo a través de operaciones en Julio y Setiembre que forman parte de la historia victoriosa. Abimael Guzmán fue ubicado la primera semana de diciembre de 1990 en una casa en la calle Buenavista en Surco, siendo inminente su captura. Pero la injerencia política en función de intereses mezquinos de los gobernantes de turno, generó los mecanismos ocultos del poder suficientes para asegurarse del aborto de la operación, llegando inclusive a cambiar abruptamente al Director de la DIRCOTE.” “Este abyecto acto de traición a la patria se encuentra impune.”
Felipe Elías: “Existen versiones que no se ajustan a la verdad, asumiéndose protagonismos indebidos que solo corresponden a la DIRCOTE, órgano especializado de la Policía de Investigaciones del Perú producto de arduos años de trabajo y experiencias de viejos detectives del ayer.”
Sin embargo, de conocimiento público era ya la deformación de los hechos.
Gustavo Gorriti: “El gobierno de Fujimori —a través de Montesinos— impidió el operativo, lo canceló, destituyó a Oblitas y persiguió a Murazzo, Díaz y Elías. Los mandos medios y los suboficiales del GEIN pagaron luego un precio alto por la victoria. Casi la mitad ha pasado ya al retiro, estoicamente decepcionados. ¿Es tan difícil tener gratitud?”
Carlos Tapia: “El 04/12/90, se reunieron los seis oficiales encargados de este trabajo: Félix Murazzo, Luis Elías, Carlos Morán y Carlos Carrillo consideraron que había que intervenir el inmueble; Miyashiro se abstuvo y Benedicto Jiménez se opuso. En la mañana del 05/12/90, el jefe de la DIRCOTE, general PNP Enrique Oblitas, fue informado y aprobó la intervención bajo el mando de Díaz Marín. Informado el general Adolfo Cuba Escobedo, Director General de la PNP, desde Palacio de Gobierno y en coordinación con Montesinos, ordenó que se suspendiera el operativo.”
La “captura del siglo” disparó la popularidad de Fujimori al 90%. “Muchos creyeron ver, ingenuamente, una consecuencia directa del reemplazo de las ineficiencias y bellaquerías de la democracia” (Vargas Llosa, 1993, p.597). La verdadera historia es tarea pendiente, y dolorosa.