Punto de Encuentro

Tremenda responsabilidad

Por Antero Flores-Araoz

La capital del Perú ya eligió a su alcalde que conducirá los destinos de esta metrópoli durante cuatro años a partir del 2023.
La diferencia con su principal contendor fue mínima, repitiéndose lo que sufrimos en las elecciones presidenciales del 2021, en que el margen también fue reducidísimo que, llevado a la fraseología de la hípica, el ganador lo hizo por una nariz.

El alcalde electo viene con la experiencia favorable de haber sido regidor metropolitano, profesor universitario y empresario muy exitoso, pero también con la carga de habiendo podido ganar las elecciones presidenciales del año pasado, algunas de sus expresiones y gestos políticos, lejos de ayudarlo, lo llevaron a la derrota.


Como podemos observar la mochila es pesada, pero más pesada aún si se tiene en cuenta las grandes responsabilidades que asume, dada la especial coyuntura política que estamos viviendo.

En efecto, además de las responsabilidades ediles, que lo obligan a cumplir con su ambiciosa oferta electoral, tiene otras, como son las políticas como jefe de su partido, pero en adición, también la moral, como recipiendario de la confianza puesta en lo que el representa, para el devenir político del Perú.

Me explico. Como alcalde tendrá que gerenciar, o sea gestionar, la ciudad más grande del Perú, además de ser una de las metrópolis más habitadas de nuestra región. Y tiene que hacerlo bien, no solo para no defraudar la esperanza de sus electores, sino que además esta en la mira de todos los peruanos, habiten o no en Lima. Si lo hace bien, como deseamos y esperamos que lo haga, lo que él representa será triunfante, como es la real democracia, el manejo profesional, y la conducción de una clase social y económica golpeada por las elecciones del 2021 y con ganas de reivindicarse.

Si lo hace mal, los antisociales que han resultado perdedores en las justas electorales del 02 de octubre podrían recobrar el favor ciudadano, pues tendrían motivos para achacar a los demócratas de clases sociales que se supone con manejo profesional, que no sirven y que deben ser sustituidos por quienes han venido pregonando el discurso de la violencia y del odio, que solo nos puede llevar a ser émulos de Cuba, Nicaragua o Venezuela.

Como podemos imaginarnos la Municipalidad de Lima se convertirá en el escaparate y vitrina que todos estarán mirando, a fin de sopesar si quienes pensamos en un país libre, con democracia plena, con estado de derecho y seguidores de la economía social de mercado, podremos lograr para el futuro que todo el país escoja tal rumbo, caso contrario sabemos a lo que nos exponemos. Y, en el tema de la corrupción el nuevo alcalde tendrá que ser sumamente enérgico ante cualquier atisbo de ella.

La conducción de Lima tiene otros bemoles, pues siendo el alcalde el jefe de su partido, deberá circunscribirse a su actuar municipal, entregando la conducción y posiciones políticas a otros dirigentes y a su bancada parlamentaria, para que no colisionen.
Enorme la responsabilidad.

NOTICIAS MAS LEIDAS