Punto de Encuentro

El APRA Vuelve

El Partido de Haya de la Torre (PAP) en las próximas horas retornará a la legalidad con su inscripción formal en el Registro de Organizaciones Políticas. Este hecho genera emociones en los militantes del partido del pueblo, en aquellos amigos del APRA y también en sus adversarios históricos pero que entienden que, partidos como el Partido Aprista Peruano, son agrupaciones que presentan algo más que la mera coincidencia ideológica de sus militantes. Son parte del sistema político, de la vida política, de convivencia democrática. Ya lo hemos repetido muchas veces, desde esta humilde tribuna: no es casualidad que en los momentos de crisis políticas que ha presentado el país en los últimos cien años, el PAP haya estado proscrito o inhabilitado electoralmente.

Para el militante de base, ver una cédula de votación sin el símbolo de la estrella es un dolor muy grande. Y es que el aprismo, esta propuesta audaz y revolucionaria de Haya de la Torre, es también una hermandad que está por cumplir cien años de existencia. La sangre derramada por sus mártires, el sacrificio de miles de familias que tuvieron a algún pariente aprista en el exilio, en la cárcel, en la época de las grandes persecuciones que emprendieron el fascismo aliado con los intereses de un empresariado mercantilista, no fue en vano.

Es importante reconocer a todos aquellos que colaboraron en este enorme esfuerzo. El corazón del llamado "partido del pueblo" palpita en sus militantes, en los viejos apristas y sus familias que nunca perdieron la fe en la estrella. Ese militante anónimo que ofreció su tiempo y su cariño para recolectar las firmas que el sistema exige para retornar a la legalidad. "El APRA Vuelve", o quizás nunca se fue, el aprismo siempre estuvo en el alma de esos miles de activistas  que, desde Tumbes a Tacna, salieron a las calles con la convicción que estaban cumpliendo una responsabilidad histórica y que hora bordean los 50 mil. Son más y seguramente seguirán inscribiendo más afiliados con la legalidad bajo el brazo.

No podemos dejar de mencionar a su equipo ejecutivo dirigencial que piloteó el proceso como César Trelles (actual presidente del PAP), Belén García, Enrique Melgar, José Pimentel, Pedro Panta. Ellos, desde la dirigencia, trabajaron para que el pueblo peruano tenga en el aprismo una opción de justicia social, de pan con libertad. Y lo hicieron por momentos siendo el blanco de injustos e interesados ataques.

Ahora viene la acción. El aprismo tiene una tarea histórica que cumplir. La defensa de la democracia, como tarea principal en estos momentos de crisis y profunda desafección política, tiene estar acompañada de una propuesta popular y social, hoy inexistente. La agenda social que desde diversos espacios se viene promoviendo como alternativa a los radicalismos de izquierda y derecha (es interesante constatar que día a día, muchos políticos empiezan a hablar de la misma más allá de sus filiaciones), vocalizada entre otros con energía renovadora por Enrique Valderrama es un aporte valioso al pueblo que quiere seguir en la senda de la libertad pero que no olvida que, en el Perú, todavía, hay brechas que atender, que aún subsiste el estado mercantilista y sus intereses oligopólicos que tenemos que transformar. La vuelta del APRA no viene con una solución estatista, tampoco representa una entrega de brazos abiertos a los grandes intereses del capital internacional foráneo. El aprismo, tal como lo sostuvo Haya de la Torre, sigue viendo  que el problema con el capitalismo radica en el trato que debe recibir: se debe saber tratar el capital para que tanto el inversor (nacional o extranjero) gane y se beneficie, pero que también traiga desarrollo y empleo productivo a la población. En eso siguen creyendo los apristas y eso es lo que  vienen a ofrecerle al país. Desde "Punto de Encuentro" felicitamos al APRA y aguardamos que logre recuperar la ilusión de la promesa de la vida peruana.

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