Punto de Encuentro

Chile y el debate constitucional

                                                                        Claire Viricel

El 07/06/23 se instaló por cinco meses el Consejo Constitucional encargado de redactar el texto que será plebiscitado el 17/12/2023 próximo. Lo hizo con "sobriedad, rigurosa ritualidad republicana y democrática, discursos conciliadores, amistad cívica" según Cristián Warnken (Amarillos por Chile) en El Mercurio del 09/06/23. Lo preside Beatriz Hevia del Partido Republicano, con un vice independiente-PS, Aldo valle, exrector de la Universidad de Valparaíso, que dijo "preferir tener la paz que tener la razón" en su discurso. "Ver de vuelta a la razón después de un largo tiempo de predominio en la política de lo irracional y el pensamiento mágico, me produjo una sensación de alivio" (Warnken). De ahí quizá el desapego ciudadano al proceso por todos observado que se traduce ya, en las encuestas, por un voto mayoritario en contra. ¿Optimismo o pesimismo a la vista?

Cabe recordar que la derecha conservadora, el Partido Republicano (PR), obtuvo sorpresivamente 22/50 escaños, el derecho a veto en un país donde solo el 15% de la gente se considera de derecha según encuestas de diciembre. Que el punto de partida es un Anteproyecto elaborado por la Comisión Experta que recoge las lecciones y anhelos del fallido proceso anterior. Un borrador con apoyo transversal. Sin embargo, a mediados de julio, se había presentado más de mil enmiendas entre todas las bancadas. Desde la edad para ser presidente (40 años) del PR al voto voluntario desde los 16 años de Unidad para Chile (izquierda). "La base ideológica del texto propuesto es mucho más abierta, y en muchos aspectos es mejor que la constitución que tenemos. Pero el Consejo puede modificar porque el derecho constitucional es ensayo y error". Lo dice quien no pierde el optimismo, el Decano de la Universidad de Chile, Pedro Ruiz-Tagle. Resalta que "la presidenta y quienes han hecho vocerías tienen amor por Chile, es lo que necesitamos para llegar a buen puerto" (EM 09/06). Pero no descarta una disputa por una propuesta radical —como prohibir el aborto— por querer constitucionalizar temas de regulación natural por las cámaras. Loreta Cox, doctora en Ciencias Políticas, se pregunta por qué los electores optaron masivamente por el PR. ¿Acaso hay una masa ultraconservadora oculta que fue obligada a votar? No le parece. Más bien piensa, apoyándose en las encuestas post Rechazo, que el mensaje ha sido cierren ya este proceso aburrido pero con civilidad, con acuerdos. A los republicanos les correspondería entonces "cerrar el capítulo". Añade que le conviene a Kast, excandidato vencido por Boric; a Boric, para hacer más fácil su gobierno; y a la izquierda, que propuso, por cierto, pocas enmiendas. Un Rechazo sería "darle el triunfo una segunda vez a Jaime Guzmán", padre de la actual Constitución, advierte.

Ocurre que se ha instalado un peculiar temor, vuelto debate fuera y dentro del Consejo, en torno al Artículo 211 del Capítulo XIV sobre el "reemplazo constitucional", que se sale de la tradición nacional. Establece que podría iniciarse "a propuesta del Presidente de la República y con el acuerdo de los 2/3 de los integrantes en ejercicio de la Cámara de Diputadas y Diputados y del Senado" y cerrarse con un plebiscito nacional. Uno de sus redactores, el centrista Francisco Soto (PPD), explicó que es una respuesta a las crisis de legitimidad que viven las democracias, "un mecanismo que va más allá de la modificación de artículos" (Idem). El agudo filósofo Carlos Peña aportó sus luces en su columna "¿Reforma o Revolución?": "Una Constitución cambia desde algo que está fuera de sí misma, fuera del derecho". Por lo tanto entiende las objeciones del PC y de la derecha, por razones bien distintas. Y apoyándose en Kant y su paz perpetua, objeta que "sería como anunciar una guerra futura". Concluye que es mejor estipular lo que no puede ser cambiado, y llamar reforma —no reemplazo—, a lo que sí puede serlo.

Otro temor de la derecha conservadora es que las 12 bases constitucionales del Anteproyecto "impongan el socialismo en el país". Estas dividen y la derecha y la izquierda. Enmendarlas requiere de los 3/5 de votos, algo difícil. El capítulo Poder Judicial es otro tema controvertido, con la propuesta de "gobierno judicial" que podría derivar en un mal diseño del sistema, en el cual la subjetividad reemplazaría el cumplimiento de las reglas y la independencia de los jueces estaría expuesta al castigo de la cúspide del poder. El debate se ha puesto más tirante con la propuesta, consoladora, de la izquierda de alcanzar una Constitución "habilitante". Elegido por el PC, dicho término es según Marcela Cubillos (UDI) una "trampa": "Pretenden defender un texto que les permita hacer todos los cambios refundacionales cuando sea otra la correlación de fuerzas. Porque no han renunciado ni un ápice a sus convicciones". El oficialismo pretendería no retocar el Anteproyecto, que le es favorable, "por táctica, para ganar tiempo", siendo minoría en el Consejo (EM 11/08). Habilitar está en boca del PC también para el capítulo "Estado social y democrático de derecho" y otras transformaciones.

¿Habilitar significaría embaucar? Cabe recordar que el último Informe Ampliado de Incidencia de la Participación Ciudadana en este proceso (269'864 chilenos de adentro y fuera del país participantes) marca la necesidad de fortalecer la democracia, volverla más participativa, con un Estado unitario garante de los derechos sociales, protección del medio ambiente, reconocimiento de los pueblos indígenas (derechos colectivos), entre otros. Por consiguiente, el mandato recibido del electorado sería pónganse de acuerdo ya, estamos contra el tiempo, se vienen las votaciones en las cuatro Comisiones. Ante la premura, surgió una "mesa coordinadora", plural, que trabajará sin actas, buscando acuerdos transversales a la derecha y la izquierda e identificar los nudos intransables de unos y otros, con un criterio primordial que fue destacado por La Tercera del 07/08, la "buena fe". Advirtió Arturo Fontaine, escritor y académico (EM 18/08) que "si vuelve a fracasar la propuesta, fracasa Chile. El rechazo es autodestructivo para cada una de las grandes tendencias políticas. Se abriría un vacío. Pero, claro, no siempre prima la racionalidad. El gran riesgo es que aparezca un caudillo populista y autoritario que proponga barrer con todos, sin excepciones. No basta luchar por la libertad y la igualdad. También es necesario un mínimo de fraternidad". En palabras de Carlos Peña, "no hay que sacrificar la pluralidad, hay que buscar un sistema de reglas de competencia e interacción" del pluralismo político, eso es democracia.

Poca viabilidad tendría un tercer proceso. Cuatro expresidentes fueron llamados para escuchar sus opiniones: Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera. Todos resaltaron la necesidad de llegar a acuerdos, "no puede ser una Constitución de mayorías circunstanciales" (Frei). Lagos dijo estar preocupado por el "afán de seducir a la ciudadanía, especialmente con las encuestas que muestran la intención de rechazar en diciembre". Bachelet opinó que "una buena Constitución es una que ayuda al país, es una Constitución habilitante". Y Piñera, que criticó el tema del reemplazo de la Constitución, insistió en que "no podían fracasar en esta última oportunidad". Que "una buena Constitución tiene que ser un gran marco de unidad" y aprobarse con "amplias y sólidas mayorías".

Un principio general del Derecho, la buena fe, pondrá la solidaridad a prueba en todas las votaciones por venir en Chile.

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