El 20 de agosto de 2023 se llevaron a cabo las Elecciones Extraordinarias en Ecuador para renovar la Presidencia, Vicepresidencia y Asamblea Nacional y completar el periodo constitucional 2021-2025. Cabe recordar que estas elecciones fueron convocadas tras la decisión del presidente Guillermo Lasso de activar el mecanismo constitucional conocido como “muerte cruzada” que le otorga al jefe de Estado la facultad de disolver el Parlamento y convocar a elecciones para renovar ambos poderes del Estado.
La consulta medioambiental
Ahora bien, junto a las Elecciones Extraordinarias se llevó a cabo un referéndum nacional sobre la explotación petrolera en la Amazonía, y también una consulta regional en la que los habitantes de Quito, capital de Ecuador, se pronunciaron sobre la explotación minera en su jurisdicción. En ambas consultas venció el SÍ, es decir, la opción por parar la explotación petrolera y minera, respectivamente.
El Yasuní
El primer SÍ se registró en la consulta relacionada con la propuesta conocida como “salvar al Yasuní” cuando la mayoría de los electores ecuatorianos votó a favor de que se mantenga en el subsuelo el petróleo existente en el bloque 43, conocido como ITT porque integra los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini.
Así, la opción del SÍ (dejar de explotar dicho bloque) obtuvo el 60% de los votos, mientras que el NO (no parar la explotación) registró el 40% de las preferencias. Como se sabe, el bloque petrolero ITT se encuentra ubicado al interior del Parque Nacional Yasuní (en plena Amazonía ecuatoriana), con lo cual su explotación ponía en riesgo (para el 60% de los electores, esto es así), una de las zonas con mayor biodiversidad del planeta que fue declarada en 1989 por la UNESCO como reserva de la biósfera. A eso habría que añadir que dicha zona es, además, el lugar donde viven los taromenane y los tagaeri, considerados como los últimos pueblos en aislamiento voluntario en Ecuador.
El Chocó Andino
El segundo SÍ se registró en la consulta regional en la que los habitantes del Distrito Metropolitano de Quito se pronunciaron sobre la explotación minera en seis de sus parroquias rurales que conforman la mancomunidad del Chocó Andino, un territorio de aproximadamente 300 mil hectáreas que también fue declarado reserva de la biósfera por la UNESCO.
En esta consulta, la opción del SÍ (detener el avance de la explotación minera) obtuvo el 68% de los votos, mientras que el NO (no parar la explotación) registró el 32% de las preferencias. Como se sabe, se trata de una zona ubicada en la parte noroccidente de la capital ecuatoriana, con lo cual su explotación ponía en riesgo (para el 68% de los electores, esto es así) la riquísima diversidad de la misma en donde se ha registrado la presencia de una variedad de flora y fauna considerada patrimonio de la humanidad.
¿Qué pasará ahora en el Yasuní y en el Chocó Andino?
Conocidos los resultados oficiales de las consultas, las operaciones (petroleras y mineras, respectivamente) deberán detenerse y, según el marco normativo vigente, para el caso del Yasuní la empresa estatal PETROECUADOR tendrá un año para levantar sus instalaciones y abandonar la zona. Sin embargo, voceros de la referida empresa estatal han indicado que el retiro completo de la zona tardará por lo menos cinco años ya que allí se encuentran cerca de 230 pozos en funcionamiento.
Por su parte, en el Chocó Andino, zona donde ya existen doce concesiones mineras de cobre, plata y oro de escala artesanal, pequeña, mediana y grande en las primeras fases de exploración, se prohibirá la minería a esas cuatro escalas y el otorgamiento de nuevas concesiones. Sin embargo, se mantendrán activos los proyectos existentes.
¿Por qué ganó el SÍ en ambas consultas?
Según refieren diversos analistas, el SÍ se impuso básicamente por dos razones: 1) La potencia de su mensaje; y 2) La creatividad de la campaña.
Sobre lo primero, los impulsores de la opción SÍ supieron construir un mensaje potente y sencillo sobre la base de tres importantes banderas políticas: evitar la destrucción de zonas ricas en biodiversidad, proteger a los pueblos originarios que viven allí, y garantizar un medio ambiente sano y equilibrado que permita un desarrollo sostenible para las futuras generaciones. En otras palabras, votar por el SÍ era decirle sí a la vida, según los propios electores.
Sobre lo segundo, y a pesar de no contar con los recursos económicos de los cuales disponían los impulsores del NO, lo cierto es que la campaña por el SÍ, además de hacer notar que la defensa del Yasuní y del Chocó Andino no se trataba solo de preservar un patrimonio ecuatoriano, sino de toda la humanidad, fue rica en estrategias audiovisuales y muy activa en redes sociales, que contó con una gran participación de la juventud pero que también se ocupó de segmentar a los electores generando espacios y mensajes específicos dirigidos a las poblaciones de la costa, los pueblos y nacionalidades indígenas, los académicos y la sociedad civil.
Es más, podríamos decir que se trató de una campaña que fue más allá de las fronteras de Ecuador pues contó con la participación activa de personalidades extranjeras de talla mundial como los actores Leonardo DiCaprio y Gael García, quienes una vez conocidos los resultados indicaron que lo acontecido en Ecuador podría y debería convertirse en un precedente de democratización de la política climática a nivel mundial, pues le ha permitido a los electores defender en las urnas a los bosques, el clima, los derechos indígenas, la diversidad y el bienestar del planeta.
Consultas y ODS
Pero más allá del resultado electoral de ambas consultas lo cierto es que las mismas son importantes pues están directamente vinculadas con dos de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, los mismos que “establecen que la erradicación de la pobreza debe ir de la mano de estrategias que fomenten el crecimiento económico y aborden una serie de necesidades sociales como la educación, la sanidad, la protección social y las perspectivas de empleo, al tiempo que se combate el cambio climático y se protege el medio ambiente”.
Así, por ejemplo, el ODS 15 dispone que “los países deberán gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, así como detener la pérdida de biodiversidad”. Y ello supone, según lo expone la ONU, que “los gobiernos deben velar por la conservación, el restablecimiento y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y los ecosistemas interiores de agua dulce y los servicios que proporcionan, en particular los bosques, los humedales, las montañas y las zonas áridas, en consonancia con las obligaciones contraídas en virtud de acuerdos internacionales, entre otras acciones".
Al mismo tiempo, el ODS 11 dispone que “los países deberán lograr que las ciudades sean más inclusivas seguras, resilientes y sostenibles”. Y ello supone, según lo anuncia la ONU, que “los gobiernos deben redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo, reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres, incluidos los relacionados con el agua, así como reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, incluso prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales, entre otras acciones”.
Apunte final
En suma, lo ocurrido en Ecuador debería marcar un hito en la historia constitucional y electoral de América Latina pues se nos encontramos frente a la primera experiencia en la que la ciudadanía tiene la posibilidad “en las urnas” (y con efecto vinculante) de votar a favor o en contra de la explotación petrolera o minera en zonas de una riquísima biodiversidad en consonancia, justamente, con ese deber que han asumido los países de la ONU de garantizar un desarrollo humano sostenible, siguiendo lo prescrito por los Objetivos de Desarrollo Sostenible proyectados con miras al 2030.