Punto de Encuentro

Saldos de Temporada

Abundan los compañeros que recién se descubren ubicados en la derecha, ahora que comprobaron que Alan García no fue la locomotora capaz de concretar sus aspiraciones. No pocos pepecistas culpan del mal resultado al acuerdo diseñado por Lourdes Flores y Raúl Castro con el partido de la estrella, pero no confiesan su masiva votación por PPK, el mismo que negò cualquier acuerdo electoral. Tratan de instrumentalizar la derrota para conquistar posiciones en los inevitables cambios en la interna partidaria. Para ambos vecinos de la Alfonso Ugarte, es mas còmodo culpar a la Alianza.

Hace varios años el Apra sabía que necesitaba un frente social, una alianza con diversos sectores políticos y sociales, para compensar el daño producido por las acusaciones contra su líder y principal activo político, sin embargo, no lograron sumar a notorios líderes regionales, a agrupaciones juveniles ni liderar iniciativas ciudadanas. Su única apuesta fue al carisma y extraodinaria capacidad oratoria de Alan y fue precisamente esa la debilidad fatal: la grave pérdida del encanto personal del candidato que no pudo ser convincente. La alianza con el PPC tan solo fue un tardío intento de compensar la falta de un verdadero trabajo de consensos y de acuerdos.

Su aliado socialcristiano había tomado las peores decisiones durante varios años. No logró mantener la alianza parlamentaria con PPK, envió al sacrificio a Lourdes Flores al bajarla de categoría para que postule a las municipales, defendiò la peor gestiòn municipal que recuerden dos o tres generaciones de limeños, se dividió en dos grupos aparentemente irreconciliables y  acumularon fuertes agravios fratricidas. Llegó a las elecciones generales al borde de la división y obviamente, perdiò en el camino la mística y la capacidad de movilización para hacer una campaña decorosa.

No obstante, se ha comprobado la existencia de un amplio espacio en la centro izquierda, no cubierto por el Frente Amplio, comprometido por sus dirigentes con el modelo chavista. Atisbaron por allí Barnechea y Guzmán con inconsistencia. De ordenarse, el Apra tiene allí su nicho natural para recuperar su tercio natural.

Si el PPC logra una paz concertada, refresca su dirigencia y genera un liderazgo carismàtico, tendrà servido el espacio de un PPK en retiro, de un Castañeda empeñado en la reelección y posiblemente, parte del capital de una Keiko en continuo desgaste. El mayoritario voto por la centro derecha parece prometerle el espacio necesario para recuperarse.

Los dos partidos políticos que construyeron en 1978 el actual modelo político, tendrán una nueva oportunidad, en la medida en que sus integrantes prioricen el interés partidario sobre el mezquino interés individual o de grupo. Al final, de algo tienen que servir tantos cursos de formación política.

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