Punto de Encuentro

¡Bienvenidos a los 77vos Juegos del Hambre!

Si no hubiese visto las fotos y videos creería que Suzanne Collins escribió un libro más de los ‘Juegos de Hambre’ y que esto no es real. ¡Adoro Suzanne Collins! Sé que puedo decirlo aquí sin que parezca publicidad para sus libros, pero el hecho de que una mujer tenga un cerebro tan magníficamente increíble para crear una saga de libros donde no sólo nos cuenta la liberación de personas oprimidas de manera poética, sino que hace una crítica magnifica de cómo, quien controla los medios de comunicación (dándoles morbo al pueblo) puede controlar un país entero, me inspira demasiado para seguir escribiendo. Al estilo de unas de mis escritoras favoritas, hoy en día, la vida misma está escribiendo una historia muy parecida, hasta diría un poco más prometedora. En este caso nuestra Katniss Everdeen es el fallecido George Floyd, que  estoy segura  ese día no despertó imaginando que moriría, y mucho menos que su muerte sería la chispa que encendería esa llama que sigue propagándose por todo Estados Unidos. Un hombre de 46 años que aquella mañana del 25 de mayo del 2020 fue acusado de haber entregado un billete falso en una tienda estaba a punto de convertirse en el símbolo de una rebelión. La policía llegó y con ellos quien representa a nuestro Seneca Crane el oficial Derek Chauvin quien, al mismo estilo de la literatura de Collins, no entendió que una chispa de fuego estaba bien mientras era contenida, pero mucha, traería consigo una gran llama que sería difícil de apagar, y así pasó. La indignación, la impotencia, las lágrimas de cada hombre o mujer que vio el video de la muerte de George Floyd levantó a miles de personas en un país que siempre veíamos como si fuera nuestro ejemplo de orden y eficacia policial ¡Había sucedido! La rodilla de un oficial en el cuello de un hombre negro que yacía en el piso sin posibilidad de escaparse y rogando poder respirar, fue más fuerte que cualquier rastro de nuestra inherente humanidad, cada segundo que esa rodilla izquierda apretaba el cuello del ahora símbolo de esta rebelión, representaba exactamente eso por lo que se ha luchado y se ha tratado tanto años de eliminar: El hombre blanco esté encima del hombre negro. El hombre blanco apretándolo, asfixiándolo, decidiendo su existencia, haciendo oídos sordos de la palabra piedad que en esta historia fue el pedido de un espectador: “revisa su pulso, por favor”; esos menos de 10 minutos le recordó a una nación entera que están lejos de ser el sueño de los tercermundistas y que la herida  que dejo la esclavitud jamás había cerrado.

Como en toda historia de represión y poder siempre hay un antagonista aquí tenemos a uno que supera exponencialmente al presidente Snow, su nombre es Donald Trump y tal como en los ‘Juegos del Hambre’, tiene todos los ingredientes para ser nuestro villano de la historia. Él tiene poder sobre un gran país, ama ser mediático, tiene un gran grupo de gente que se identifica con él y responde cualquier ataque con la mayor fuerza posible pues no deja pasar ninguna oportunidad que le da la coyuntura para demostrar quién es el big boss.  De la misma manera que Snow, Trump quiere separar a “su gente” de lo malo que puede venir del exterior; en los libros se crearon distritos con rejas para los oprimidos y a los privilegiados se les dejaba vivir en el Capitolio. En Estados Unidos se espera terminar un muro para separar lo “bueno de lo malo” un muro que se olvida que en el 2020 ya casi todos estamos mezclados, un muro que pretenden poder hacerlo impenetrable para proteger su intento de Capitolio.

En cuanto a los medios de comunicación los libro de Suzanne Collins nos muestran a un presidente que controla y maneja lo que sus seguidores ven y por otro lado también lo que la gente oprimida tiene obligación de mirar; en nuestro contexto no pasa igual, felizmente existe el Twitter un medio donde 140 caracteres te  pueden informar de manera más rápida y de primera mano lo que a veces un medio de comunicación evita transmitir por respetar su línea editorial. En ese aspecto esta rebelión podría llevar la delantera ya que tiene su propio medio para comunicarse y las redes sociales podrían ser un gran campo de batalla para contrarrestar la desinformación de los grupos poderosos que seleccionan lo que se puede ver y lo que no. No digo que todo lo que salga en Twitter sea cierto, pero siempre hay que contrarrestar la información que nos brinda un noticiero o un periódico; no seamos receptores de una sola fuente, eso podría aclarar cualquier panorama sobre lo que sucede en cada país.  Sin embargo, hablar de información y redes sociales en estos tiempos es más delicado de lo que sus vidas pueden imaginar. A todo esto, hace su llegada a esta corta comparación literaria el desaparecido Distrito 13 que en esta historia se llama Anonymous  y al igual que la presidenta Coin también está oculto; de repente no debajo del subsuelo pero sí detrás de una máscara y nuestro Snow no sabe dónde encontrarlos, exactamente como en el libro. Ellos ya empezaron a mover masas de manera virtual y ya le han roseado un poquito de gasolina a las llamas que se están encendiendo por todo el Capitolio o Washington; soltando pequeñas bombas de información que avivan el fuego de la rebelión. Y todo esto la pregunta que millones de personas se hacen es ¿Quiénes son? pero es la pregunta incorrecta, porque nadie,  nadie – y eso está demostrado en miles de libros de  teoría de la comunicación – emite un mensaje sin un propósito… Para Anonymous cuál es el propósito, la pregunta sería: ¿Qué quieren?

Si algo he aprendido en mis pocos años de vida es que nadie te da nada gratis y mucho menos alguien que tiene acceso a tanta información. Que la muerte de  George Floyd sirva de ejemplo para que el mundo sepa que EL RACISMO JAMÁS LE VA GANAR LA BATALLA A UN PUEBLO UNIDO, pero que no sirva para que le admitas como “BUENO” todo lo que el enemigo de tu enemigo hace sólo porque crees que te apoya, pregúntate por qué las personas hacen lo que hacen y ahí encontraras grandes respuestas. “Recuerda quien es el verdadero enemigo” y en este caso no lo es Trump, ni el oficial Chauvin, ni la gente de los saqueos, ni Anonymous; el enemigo es ese estúpido sentimiento de superioridad sobre una raza o un género, eso es lo que debemos erradicar para siempre. Y ahora, que al parecer tenemos a todos los personajes de una gran historia sacada de un libro y un Sinsajo perfecto, creo que los juegos ya han iniciado. Sólo me queda desearles: “Que la suerte este de su lado”.

 

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