Punto de Encuentro

Elecciones generales: Candidatos a la Presidencia y al Congreso de la República y enemigos de los candidatos

Por: Abraham Fudrini
Analista Político.

Creo que es atrevido y desmesurado cuestionar a cualquier candidato que cumpla con los requisitos especificados por la Constitución Política de Perú y sus leyes pertinentes.
La Constitución Política indica que para ser Presidente se requiere: ser peruano de nacimiento, ciudadano en ejercicio, con treinta y cinco años de edad y diez años domiciliando en la República, permanece así desde 1856. Mientras que para ser congresista se requiere ser peruano de nacimiento, haber cumplido veinticinco años y gozar de derecho de sufragio. Artículo 90-A de la Constitución Política de 1993.

Es vital para nuestra democracia acostumbrarse a hacer lo que permiten la Constitución Política y las leyes.
En mi caso es conocida mi posición para que no candidatee ni un solo ex: diputado, senador, congresista o vicepresidente. Podría ser que mi posición quisiera castigar a la gran mayoría de representantes del PAP, soy aprista, que contribuyeron consciente o inconscientemente en la debilitación, división interna e ilegalización del PAP, incluso llegué a pedir que los hijos de los antiguos apristas elegidos tampoco sean candidatos, igualmente pedí que no sean candidatos sus adherentes, amigos y otros.

Esa posición me trajo muchos adherentes, simpatizantes y seguidores de mis artículos y mensajes políticos. Es lógico, existe una inmensa cantidad de ciudadanos que piensan y acusan a los políticos tradicionales que habitan sus memorias presentes (más aún los que son invitados y preferidos de  la gran  televisión de señal abierta, ¿cómplice?).
Sin embargo mi amor a la democracia y respeto al Estado de Derecho, me condujeron a un auto cuestionamiento. ¿Es legal y correcta una posición así frente a cualquier candidato que cumple los requisito exigidos?. Sin duda no posee legalidad y es fácil de convertirse en difamación.

Si estamos iniciando un proceso hacia las elecciones generales en Perú y lo vamos a hacer después de intentos y conductas violatorias del sistema de Derecho (Constitución Políticas y leyes pertinentes),  que llevó hace poco más de tres meses al ex presidente Pedro Castillo a tomar, con sus más cercanos colaboradores, la infeliz decisión de dar un “Golpe de Estado”, repito que si vamos a iniciar un nuevo proceso hagámoslo con responsabilidad que no es otra cosa que no alejarse de la Constitución Política, las leyes y las normas de las instituciones partidarias en las que se milita.

Probablemente en el proceso de las próximas elecciones generales se utilice la inmoralidad y la corrupción, para desacreditar, favorecer a otro candidato, difamar o mostrar conductas propias de sicarios de la política. Este uso indiscriminado y probablemente abusivo no tiene justificación ni validez, por la sencilla razón que la Política no es Filosofía de la Moral ni es Ética y porque la corrupción que se persigue es la que se hace usando el cargo que se tiene en el Estado. Fue Nicolás Maquiavelo quien la desarraigó de ellas (Filosofía Moral y Ética) y le dio una esfera propia, con propios principios, método y conceptos, por esta razón se diferencia de la Ética que es una esfera donde se puede hablar de hombres buenos y hombres malos. Para la Política no existen hombres buenos y hombres malos, para la Política cada uno de todos los hombres es bueno y malo a la vez.

¿Por qué escribir hoy sobre este tema?. La razón fundamental es que los sectores más retrógrados del comunismo pronto cumplirán dos años en el Gobierno (primero con Pedro Castillo y hoy con Dina Boluarte) con el apoyo de caviares (comunistas enriquecidos con el Estado), grupos comunistas oportunistas que sacan ventajas particulares, familiares y amigos.

Mientras la presidente de Perú mantenga a los ministros, vice ministros y otras importantes autoridades que representan a Perú dentro y fuera de nuestro país, que en general son personas recicladas de los gobiernos de Ollanta Humala, Francisco Vizcarra, Francisco Sagasti y Pedro Castillo, su gestión será semejante a la que concluyó con el Golpe de Estado del 7 de diciembre de 2022, aunque más moderada, menos irracional y ¿menos corrupta?.

Los grupos comunistas que ingresaron al aparato del Estado durante los gobiernos de Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Francisco Sagasti, Pedro Castillo y hoy Dina Boluarte, sin duda operan dentro del Estado contra  los partidos democráticos constitucionalistas. Será imprescindible alejar de las instituciones del Estado a toda esa burocracia implantada con la venia de cada uno de esos gobernantes.

Existen pues muchas razones que nos obligan a lograr la unidad de cada partido democrático-constitucionalista, con el objetivo de que estén fuertes y enfrenten, en la próxima lucha social por el voto, a los grupos irracionales que pretenden imponer una Asamblea Constituyente ilegal, para perpetuarse en el gobierno del Estado y  acabar con la economía social de mercado. Ese camino sin duda solo producirá caos, pobreza, pérdida de libertad, controles, proteccionismo de la economía y dictadura.

Nunca olvidemos que la “A” de la política es: “saber limar las asperezas al interior del grupo”, tampoco que es evidente el derecho de los políticos a candidatear, que es verdad que los que antes han ganado en elecciones generales tienen más experiencia, conocen más la mecánica congresal, han luchado valiente y permanentemente en las calles, televisión, redes sociales, etc. contra el nefasto gobierno de Pedro Castillo. Sin duda tienen méritos dignos de considerar aún si han estado en la cárcel, enjuiciados, pagando culpas relacionadas con la política, etc. pero que a cada uno de ellos el Poder Judicial los haya eximido de culpa y no tienen ya deuda con la sociedad.


Los más altos dirigentes de cada uno de los partidos que participarán en las próximas elecciones generales, deben coadyuvar con la concordia interna, con una campaña fraterna entre militantes de cada organización política. Los golpes bajos, los recuerdos de sucesos superados enrostrados a la mala, las acusaciones fáciles de corruptos o inmorales que solo buscan sacar del camino a los “enemigos” internos, los lúmpenes asalariados de las redes sociales, los trolls, los sicarios de la política, deben ser aislados, imponiendo reglas de juego limpias, éticas, fraternas, que den unidad, fortaleza y dignidad a cada grupo político democrático constitucional.
Finalmente creo que cada una de las organizaciones políticas que participará en las próximas elecciones generales, debe asegurar la llegada al Congreso de la República de los jóvenes y delfines, bien preparados para asumir la representación de cada organización.

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