Por: Abraham Fudrini.
John Locke ha escrito sobre diferentes temas, es muy conocida su teoría del conocimiento, sin embargo el interés de este artículo es tratar su teoría política, principalmente en base a análisis, comentarios, exposiciones acerca de sus dos Tratados sobre el Gobierno Civil (el segundo más importante que el primero), cuya publicación se hizo en 1689 un año después de la Revolución Gloriosa de Inglaterra.
Nació en Inglaterra en 1632 y murió en 1704, provino de una familia puritana, de la burguesía media. Su formación académica, intelectual siempre fue muy sólida, estudió filosofía, medicina y siempre estuvo actualizado de los descubrimientos científicos de su época, fue también escritor y principalmente actor fundamental de su época pues diseñó una nueva teoría política que superó al Estado monárquico-absoluto haciéndose realidad por primera vez, en la Revolución Gloriosa de 1688, el parlamento en el gobierno monárquico. Él es el Padre del Liberalismo Clásico, enseñó que todo gobierno debe su nacimiento a un acuerdo, pacto o contrato revocable, para proteger la vida, la libertad y la propiedad de las personas. Él incorporó a la propiedad como un derecho natural, al que el Estado o el gobernante deben proteger.
Probablemente la tercera ley natural: la propiedad, se debió al proceso continuo de emergencia de la burguesía en países de Europa durante el siglo XVII, sin duda su pensamiento inspiró a muchos políticos e intelectuales para que escogieran, desarrollaran y mantuvieran hasta hoy un Estado con división de poderes que protejan los derechos naturales de la vida, la libertad y la propiedad, a estos se suma un cuarto derecho: el derecho de defender estos derechos. Pero advirtió que este nuevo Estado que supera al “estado natural”, se debe originar o fundar con la imprescindible participación o consentimiento del pueblo.
Trasladándonos a los países de América Latina durante las siete últimas décadas (1950-2023) se viene produciendo y desarrollando una crisis del Estado cada vez más grave, porque casi no hubo ni hay participación del pueblo en el gobierno del Estado (que para John Locke era imprescindible), esto ha producido una permanente crisis que ha posibilitado a grupos que cuestionan el “derecho natural” de propiedad, lleguen a controlar estos frágiles Estados con democracias representativas indirectas, para después convertirlos en órganos dictatoriales. Sin duda que será necesario modificar la estructura del Estado con una forma de democracia representativa directa como en el caso de Suiza y otros países desarrollados de Europa.
Para John Locke el gobierno absoluto era el peor, mucho más que el “estado de naturaleza” (cuando no había civilización), por esta razón fundamental el nuevo gobierno solo se debe alcanzar y mantener con el consentimiento de todos los hombres libres e iguales.
El “estado natural” es una situación en la que no hay ni una forma de organización social ni política, cada uno de todos tiene los mismos derechos arriba señalados, son libres y son regidos por las leyes de Dios. Sin embargo consideró que debe haber un ente superior que proteja la vida, la libertad, la propiedad y aplique las medidas necesarias para proteger y hacer que se cumplan los derechos acordados en el pacto o contrato social.
Él siempre consideró que los tres derechos naturales y otros que se acuerden por consenso, deben estar cristalizados en una Constitución. Agregó que el gobierno debe estar conformado por un rey y por un parlamento (monarquía parlamentaria).
En el “estado natural” los hombres acumulan propiedad y esta es la razón fundamental que hace que surja la sociedad civil para asegurar la propiedad. Sin embargo, el paso solo se dará con el consentimiento de todos los hombres libres y se concretará con un contrato social.
Él señaló que los hombres pueden gobernar directamente (democracia directa) o eligiendo representantes (democracia representativa). El pueblo tiene la soberanía, es decir el poder supremo que se atribuye al Estado, para establecer su Constitución Política y tomar decisiones en el ámbito interno así como en el plano internacional.
John Locke dijo que en el “estado natural” los hombres son propietarios de sus vidas, de los frutos que recolecta para vivir, etc. Es decir de todo lo que requiera un esfuerzo, energía o trabajo para lograrlo, le pertenece o les pertenece a cada uno. Esto le lleva a pensar que la sociedad civil surge para asegurar la propiedad y la vida mediante un Pacto, Contrato o Constitución. Para él la propiedad era la idea permanente y sistemática de su obra.
La democracia es para Locke la forma más lograda para que el poder político asegure los derechos individuales, especialmente la propiedad cuyo objetivo es la preservación de la especie humana.
Criticó el pensamiento político del filósofo inglés, Thomas Hobbes, por ser un pacto de sometimiento al rey que ejercía el poder ejecutivo, producía las leyes y administraba las sentencias o castigos. Para Thomas Hobbes solo el miedo producía la paz, por eso para él nuevo Estado o Leviatán (monstruo terrorífico citado en la Biblia) inspira temor y obediencia a quienes pretenden violar las leyes.
Para John Locke, la monarquía absoluta era una situación peor que el “estado natural” de los hombres.
El liberalismo de Locke defiende que todos los Estados respeten lo siguiente:
a) Los derechos naturales: vida, libertad y propiedad.
b) Separación de poderes: legislativo, ejecutivo y federativo
c) La exigencia que la población tenga una representación (Parlamento o Cámara elegida por los ciudadanos)
La genialidad de John Locke hace que su doctrina liberal limita el poder del Estado y le da la función fundamental de defender la vida, libertad y propiedad de los individuos.
John Locke está consciente que siempre son posibles las tiranías y frente a ellas señala el derecho de rebelión. El Parlamento es un órgano del Estado que controla el surgimiento de la tiranía, pero si este parlamento está de espalda y no actúa contra la tiranía, el pueblo tiene derecho de rebelarse contra el tirano y contra el mismo Parlamento.
(La siguiente exposición será del pensamiento político de Juan Jacobo Rousseau)