Punto de Encuentro

¿Conocemos, el ADN del crimen organizado en el Perú?

Haber conocido una “célula” del ADN del Crimen Organizado, no debe ser causa para concentrar fuerzas únicamente en ello.

Michael garcìa coronel

Abogado experto en temas de Criminalidad Organizada

Lima, septiembre del 2019

Con mayor frecuencia, en los medios de comunicación y foros académicos, se hace referencia al Crimen Organizado, esto se vendría dando desde el mes de julio del 2014 aproximadamente, al entrar en vigencia la Ley Nª30077 Ley contra el Crimen Organizado; sin embargo, pese a su atención y discusión en distintas y diversas formas, se aprecia dificultades para explicarlos y entenderlos. Por ejemplo, en forma reiterada confunde al Crimen Organizado como un delito o en su defecto presumen que el crimen organizado es sinónimo de organización criminal o banda criminal, cuando eso no es correcto. El crimen organizado, se sitúa en un nivel superior al delito de organización criminal, debiendo ser considerado como fenómeno criminal, social, económico, cultural, eso va depender, con la óptica que se observe; por otro lado, el Crimen Organizado, no es sinónimo de organización criminal ni banda criminal.

Más allá, de estos errores conceptuales que debe ser corregida progresivamente, existe un asunto que debe ser, de mayor preocupación, es sobre el desconocimiento del núcleo o el ADN del Crimen Organizado. Con esto no quiero decir, que se deba de desconocer el avance significativo de la lucha contra este fenómeno, lo que pretendo señalar, es; que la atención del Crimen Organizado, sólo se ha centrado en una “célula” de su ADN, que fue puesto en evidencia en Estados Unidos, con repercusión política, judicial y económica en casi toda América Latina. Por esa razón, con la finalidad de conocer el íntegro del ADN del Crimen Organizado, debe reconducirse los trabajos multidisciplinarios del Estado y descubrir las otras células que integren el ADN del Crimen Organizado.

Cabe recordar que, el Crimen Organizado, no se inicia con la promulgación de la Ley Nª30077 Ley contra el Crimen Organizado, éste fenómeno en nuestro país, dio sus primeras muestras a fines de la década de los setenta, afianzándose en los ochenta. Uno de aquellos delitos frecuentes que nos acompaña desde aquella fecha hasta la actualidad, es el narcotráfico. Sin embargo, pese a las distintas reacciones por parte del Estado, en contra de este delito, quien ha diseñado políticas para la lucha contra las drogas, promulgación de normas, modificatorias, creación de programas e instituciones públicas, con la finalidad de combatir el narcotráfico, como también se ha desarticulado diversas organizaciones criminales dedicados al este rubro delictivo; pese a todo ese esfuerzo, aún el narcotráfico, forma parte de nuestro Crimen Organizado, esperemos que eso no ocurra con los delitos de corrupción de funcionarios, lavado de activos, entre otros.

Por esa razón, es importante atender otros delitos que convive con el Crimen Organizado y algunas de ellas, están relacionadas a la explotación ilegal de nuestros recursos naturales, cuyas ganancias son aprovechadas por Empresas nacionales y transnacionales, como estaría ocurriendo en la minería ilegal, tala ilegal de especies maderables, etc. Esta permisividad se debe al desconocimiento de no saber cómo enfrentarlos por parte de los operadores de justicia, como también a la débil decisión política, que impide prevenir y proteger los recursos naturales, permitiendo que el Crimen Organizado obtenga ilícitamente sumas cuantiosas. Ahora, esta situación se agrava, cuando todos los reflectores solo apuntan a un sector, como ocurre en los casos mediáticos de matiz político que se sigue contra Ex Presidentes, ex Gobernadores, ex alcaldes, ex candidatos presidenciales, altos funcionarios y otros, como integrante y/o cabecilla de una organización criminal, cuando esos mismos reflectores también deben de alumbrar con la misma intensidad el otro extremo donde aún está presente el Crimen Organizado y nadie lo reconoce.

Asimismo, la desarticulación de organizaciones criminales cuyo delito fin, comprenda los delitos de extorsión, sicariato, secuestro, robo, etc., considero que estos delitos, no integrarían el gran porcentaje del ADN del Crimen Organizado, porque muchos de ellos, colindan con Bandas Criminales, que correspondería a un fenómeno distinto como la inseguridad ciudadana.

Ahora, cuando menciono, que se habría logrado conocer parte (una célula) del ADN del nuestro Crimen Organizado, esta correspondería a los procesos penales que se estaría siguiendo a la Empresa Brasileña, así como a los Ex Presidentes, ex Gobernadores, ex alcaldes, ex candidatos presidenciales, altos funcionarios y otros, como integrante y/o cabecilla de una organización criminal.

Al considerar el Crimen Organizado como un fenómeno, las aparentes conductas exteriorizadas por parte de los, ex Presidentes, ex Gobernadores, ex Alcaldes, ex candidatos presidenciales y otros, como integrante y/o cabecilla de una organización criminal, o de manera individual, se estaría evidenciando que estas personas u organizaciones criminales, no debería considerársele como la esencia del Crimen Organizado, porque su participación dentro del universo del Crimen Organizado, es reducida, más aun cuando habrían sido captados por el Crimen Organizado, con la finalidad que cumplan una determinada tarea, en forma individual o como integrante y/o cabecilla de una agrupación criminal, para favorecer y favorecerse económicamente, aparentemente de manera ilícita.

El ese orden de ideas, si no se identifica de manera íntegra al Crimen Organizado que viene operando en distintos proyectos delictivos, cuyo alcance regularmente es de orden transnacional y su presentación frecuentemente es de apariencia licita, haber conocido un extremo del ADN del Crimen organizado, es un factor favorable que debe ser aprovechado para desterrar o al menos reducir este fenómeno. No conocer el otro extremo del Crimen Organizado, permite la vulneración de una diversidad de bienes jurídicos, en agravio del propio Estado, personas naturales y jurídicas.

Otro asunto que se debe tomar en cuentan, es que cuando se identifica y, se investiga, se procesa y se sanciona a quienes integran o son parte del Crimen Organizado, debe realizarse ejemplarmente, de tal forma evitemos ese círculo vicioso, de estar desarticulando y sancionando organizaciones criminales, sin lograr reducir los proyectos delictivos a su mínima expresión o desterrarlo absolutamente, como sucedería con el narcotráfico, la corrupción, la minería ilegal, la tala ilegal de especies maderables, la trata de personas, el tráfico de armas, el blanqueo de capitales, entre otras conductas delictivas, que se mantiene a lo largo de los años.

En este orden de ideas, la atención de los operadores de justicia y todo aquel comprometido en la lucha frontal contra el Crimen Organizado, debe invertir su energía, no sólo en una célula o un extremo del ADN del Crimen Organizado, también se debe orientar su atención a la parte nuclear del Crimen Organizado.

En cuanto a los procesos, que se estarían siguiendo a los Ex Presidentes del Perú, ex Gobernadores, ex alcaldes, ex candidatos presidenciales, altos funcionarios y otros, estaría comprendiéndose algunos de ellos como integrantes y/o cabecillas de organizaciones criminales, pero debemos establecer que estos personajes, no serían la parte nuclear o el ADN del Crimen Organizado,  al parecer se trataría de personas que habrían sido captados para favorecer al Crimen Organizado por su condición de cargo o función a desempeñar o que desempeñaban. Por esa razón, resalta una característica que es la fungibilidad de sus actuaciones, al parecer habrían sido “utilizados” en su tiempo y espacio, de acuerdo a los intereses del Crimen Organizado, en ese sentido darle tanta atención a estos personajes, cuando no se trata del Crimen Organizado en toda su extensión, resulta riesgoso, porque se estaría descuidando en atender las otras “células” o el otro extremo del ADN del Crimen Organizado que estaría operando en nuestro país y hasta la fecha, están pasando desapercibidos, por la concentración exagerada en estas personas fungibles que sirvieron al Crimen Organizado, como también le habrían servido en su oportunidad, el sicario, las “persona de choque”, el “cobrador de cupos” el “proveedor de armas”, el “testaferro”, entre otros funciones o roles que encarga la criminalidad organizada.

En ese sentido, conocer e identificar íntegramente el ADN del Crimen Organizado, es una guerra que se debe de ganar, mientras tanto, haber identificado una “célula” del ADN es una batalla con sabor a victoria, que debe consolidarse en su oportunidad, pero no debe absorber toda la atención de los operadores de justicia y los demás Poderes del Estado, cuando aún está pendiente conocer todas las “células” que conforman el ADN del Crimen Organizado en el Perú.

 

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