Punto de Encuentro

Vizcarra, su nueva estrategia: a cruzar los brazos y esperar.

No cabe duda, que la aptitud de Vizcarra en su última conferencia, debe haber llamado la atención, más que a la mayoría de peruanos; a sus cercanos colaboradores y especialmente a sus aduladores y “waripoleras “ leales; esta vez ya no era el mandatario “estadista” y “bravucón” que durante casi 05 meses de la pandemia, concentraba y mostraba que en él y solo en él estaba la solución a la crisis del COVID-19; y que se daba el lujo de “pechar” al nuevo Congreso sobre la reforma política y otro temas como la “confianza” rehusada al Ministro preferido de la pareja Humala-Heredia, que en un falso ardid, quiso someter al Congreso, que con dignidad lo puso en su sitio, y lo mandó a su casa, triste final de un Ministro que solo exhibía como mérito haber servido con devoto sometimiento a la primera dama Nadine Heredia, y sobonear a los siguientes gobiernos para lograr un puesto en el ejecutivo; amén de protegerse de graves investigaciones y cuentas por rendir por las compras militares dudosas que hizo a finales del gobierno de Humala.

Pero hoy hemos visto, a Un Presidente derrotado, mostrando y confirmando que el país está al garete, que ya no puede más para reducir la pandemia y que la única solución es esperar unos “cuatro o seis mesesitos” hasta cuando venga la vacuna. Tratando de ocultar la vergüenza de ser el primer país en el mundo con el mayor número de infectados y lamentablemente de muertes por la pandemia. Un rubicón adicional y no menos vergonzoso es haber generado la peor crisis económica del mundo. Todo lo que hicieron los peruanos en los últimos 25 años de ahorro y sacrificio lo ha dilapidado de la manera más vergonzosa; usando los recursos para financiar encuestas que modelen su despreciable imagen y entregar nuestros ahorros a los que menos lo necesitan, no estamos en contra de empresa; pero se puso en la cola a los más vulnerables, renunciando a un esfuerzo de solidaridad con los más débiles, que todo gobernante debe hacer.  Satisfaciendo la voracidad de un pequeño grupo de empresarios rentistas a los que se les ha dado dinero sin condiciones y lo primero que han hecho es echar a los trabajadores a la calle; en cinco meses hemos visto cómo con su silencio cómplice, Ministros y altas autoridades policiales criminalmente han festinado recursos públicos en compras fraudulentas, subsisdiando a un gran sector de medios de comunicación para que no lo cuestionen. Volteando la cara a un hecho imperdonable que los familiares de la Ministra de economía, en plena crisis se hagan de jugosas y millonarias asesorías.

Nada sorprendente ya, desde el comienzo de la pandemia, no hubo respuesta adecuada, ha dicho que fue un gran logro las campañas de información potentes, (lo que no ha dicho es la grosera financiación de estas). La primera víctima de su incapacidad es la “verdad”, cinco meses de mentiras y ocultamiento de los datos imprescindibles y necesarios para dar una respuesta efectiva a la pandemia. Anoche el VICE- Ministro de Salud, reconocía la falta de sinceramiento en la información, inaceptable que dos entidades públicas (DIGESA y MINSA) mostrarán cifras abiertamente disímiles.  Ni siquiera en 05 meses de crisis, ha implementado las medidas básicas que la OMS ha sugerido, de rastreo, detección y aislamiento de los contagiados; es poco el dinero desplegado para este propósito.

Hay costuras que no se cerrarán, pero el nuevo gobierno tiene que revisar la legislación sobre seguridad, en la necesidad de actualizarla, pensadas más como reacción, que como anticipación. Además, como pueden las autoridades exigir a los ciudadanos un comportamiento responsable y ellos no han predicado con el ejemplo, porque en muchos casos la ineptitud ha sido su marca. La falta de seguimiento, a los casos, figura tan sencilla de identificar y establecer como relevante ha sido calamitosa, especialmente en provincias de fuerte incidencia. Solo se quiere culpar al estilo sociable y callejero de los peruanos, si se sabía que este era nuestro signo distintivo, aplicando medidas de seguridad (extensas cuarentenas) creadas en el siglo pasado para aplicarla en una crisis del siglo XXI. Ya algunos con virulencia inusitada han calificado a Vizcarra como el peor Presidente del Perú. Con serenidad decimos que, en los próximos años, pasada esta pesadilla, los peruanos curaremos para siempre el “virus de la ineptitud e incompetencia”. Ahora a rezar que llegue pronto la vacuna sin sobrevaloración.

 

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