Punto de Encuentro

La Policía durante la pandemia

17 Febrero, 2021

Rómulo Pizarro

Durante los últimos días, ha sido el ministro de Cultura, el funcionario del gobierno que se ha pronunciado sobre el número de personas intervenidas por la policía al infringir la cuarentena, señalando la cantidad de ciudadanos multados por dichas acciones, y se ha dedicado a analizar las reuniones sociales prohibidas a las que asisten, irresponsablemente, gran cantidad de público que no mide las consecuencias de su conducta.

Entonces surge una interrogante: ¿qué es del actual ministro del Interior? Porque hasta donde sabemos, le corresponde a él pronunciarse sobre los acontecimientos y las acciones que realizan los policías, especialmente en materia de la cuarentena.

Si es una estrategia comunicacional del gobierno, creo que estaría cometiendo un grave error al pretender evitar que el ministro del Interior tenga relación con la prensa, dada su poco temperamento para lidiar con preguntas que cualquier persona podría responder con ecuanimidad y con soltura, y no con los berrinches que se han vuelto reiterativos en la conducta del citado funcionario público.

En todo caso, expone a que el titular de Cultura, se enrede en cifras e informaciones, de las cuales no tiene manejo directo, y la comunicación sea confusa o incompleta, dañando aún más la confianza en la gestión gubernamental.

La última vez que el ministro del Interior informó algunas acciones que realizaría la policía, estuvo referida a que más de mil efectivos custodiarían la distribución de las 300,000 vacunas que arribaron al Aeropuerto Internacional; lugar en el que el primer mandatario tuvo palabras de elogio al agradecer el compromiso de los custodios del orden para que las vacunas lleguen a los rincones más alejados de nuestro país.

Un gobierno que se hizo cargo de la administración pública, tildando a la Policía Nacional del Perú de corrupta, abusiva, y criminal, va cambiando su actitud hacia la institución policial, y se nota en los discursos y pronunciamientos de funcionarios del gobierno, que realzan la labor de los policías y se lamentan de los muertos y afectados por el Covid 19, que ha causado en la institución más de 520 muertos y más de 40,000 infectados.

Si las palabras estuvieran acompañadas de acciones para revertir este lamentable suceso, habríamos visto al ministro del interior, y a la propia Comandancia General de la Policía Nacional, preocupados en tomar medidas y disponer acciones para evitar que estos números sigan creciendo; ya sea, adquiriendo equipos de protección personal como los que se emplean en los Hospitales, publicando Guías de Intervención que protejan la salud del personal, y una intensiva campaña de seguridad en las áreas de trabajo, y el fomento de políticas de autoprotección.

Pero nada de ello se ve; el personal policial sigue interviniendo en innumerables casos de grandes concentraciones de personas, en los mercados, en el transporte público, en las reuniones sociales prohibidas, etc. Y luego de las intervenciones, trasladando a los infractores en vehículos policiales, con todos los riesgos inherentes que determinan contagios masivos al personal policial interviniente.

En tanto, el ministro del Interior continúa con la política del avestruz, y el comando policial, sin dirección política y con una cabeza afectada por las circunstancias de su nombramiento, sigue replicando acciones y operativos como sucedió al inicio de la pandemia; y, en consecuencia, seguiremos contando el número de fallecidos (que dobla al número de médicos muertos) y la cantidad de contagiados con el coronavirus.

Urge una pronta y decidida acción en el sector interior, ya que la población peruana requiere conocer con exactitud los resultados de las acciones y operativos que realiza la policía cotidianamente a nivel nacional, y, sobre todo, necesita saber las disposiciones que se están adoptando para evitar el fallecimiento de efectivos del orden producto de la pandemia.

Solo se  requiere conocer la realidad del Hospital Central de la Policía Nacional, con escenas de afectados por el Covid 19 atendidos en los pasadizos, sin capacidad ni equipamiento, y sin posibilidades de mejorar su atención dado que el proyecto de ampliación de sus instalaciones se encuentra detenidas y sin fecha de conclusión.

Si así están las cosas en el principal nosocomio policial, la pregunta sin respuesta sería ¿cómo está la situación de los centros hospitalarios de la policía a nivel nacional?

La policía se encuentra desmotivada, consecuencia del tratamiento que le propinó la actual gestión gubernamental, y, se encuentra expuesta al contagio del virus que produce esta pandemia porque sigue trabajando con las mismas guías de intervención y con un incompleto equipo de protección personal.

Sobre todo, se sienten ciudadanos de segunda clase, porque además de las intensas y delicadas tareas que la nación les encarga, se sienten abandonados a su suerte, por la desidia e incomprensión de la dirección política que le corresponde al sector interior, y por sus comandos inmediatos que no velan por su bienestar y seguridad.

La sociedad exige la presencia y el pronunciamiento del titular del Ministerio del Interior respecto a la labor policial y a los resultados de las intervenciones de los operativos y control ciudadano respecto a la pandemia; pero, sobre todo, necesita saber qué medidas y acciones de protección al personal policial se han implementado para evitar que efectivos del orden sigan falleciendo por la inacción del sector y de su institución.

No se trata que un gobierno de transición solo le queda esperar que pasen los días para que el gobierno elegido se encargue de estas acciones. La situación es de urgencia y requiere medidas inmediatas. No asumirlas, demandaría de las autoridades competentes un pronunciamiento y las acciones legales que urgen aplicar para evitar que esta situación lleve al despeñadero a los responsables del sector Interior y de la policía.

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