Punto de Encuentro

Por qué los peores se colocan a la cabeza

  1. Las más importantes cuestiones políticas no pueden estar a cargo de ignorantes. El tema es uno de los tópicos más relevantes de la teoría política. La democracia, en sentido estricto, no garantiza que los mejores lleguen al poder. Los regímenes más estables son aquellos que mezclan componentes aristocráticos (un senado, la separación entre el Estado y el Gobierno, etc.) y democráticos. En nuestro país, el gran debate constitucional debe girar alrededor de la reforma del régimen político. En ese sentido, la clase política es incapaz de plantear una agenda mínima para abordar esta problemática.
  2. El estado crece, siempre, a costa de la ciudadanía. Es por ello que los regímenes autoritarios se sostienen en un gran estado. Cuidado con las pretensiones estatistas que encierran las propuestas del gobierno de Castillo. Ya hemos probado que la receta populista nos lleva al descalabro moral y al fracaso económico.
  3. Una falacia del fujimorismo: Se pretendió perdonar la corrupción y el crimen con el “éxito” en el crecimiento económico. En estos días hemos vuelto a escuchar la misma cantaleta espuria: El gobierno pretende utilizar la supuesta estabilización de la economía, presentando como éxitos, efectos que no se relacionan con el manejo de la economía por parte de este régimen oclocrático. La realidad (“¡felizmente!”) es que, en el Perú, la economía anda disociada de la política y más sometida a factores externos. Hayek sostenía al respecto: “(...) la separación de los fines económicos y los políticos es una garantía esencial de la libertad individual, y por qué es consecuentemente atacada por todos los colectivistas”.  
  4. ¿El gobierno de Castillo es exitoso? Claro que sí, esta logrando sacar de la pobreza a su entorno más cercano. Seguramente también se encuentra beneficiando a algún sector colaboracionista con el gobierno comunista, una suerte de imitación chola de la deleznable bolioligarquía chavista.

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