Si hay algo-si ocurriere- por lo que los peruanos recordarán al profesor Pedro Castillo; es por su renuncia a la Presidencia de la República, sería un servicio al país, que ahora adolece una septicemia de desgobierno. Señor Castillo, Ud., ha sabido fraguar a pulso, las voluntades convergentes de la mayoría de los sectores del país que ahora desde todos los espacios piden su renuncia. Si no fuera así, los peruanos tienen derecho a discutir lo más pronto posible una salida lo más consensuada y democrática posible, porque Ud. ha sepultado la más mínima esperanza que los peruanos esperaban de un gobierno “popular” que le ofreció servir al país, especialmente, los más pobres.
Este país en casi tres décadas construyó su destino para ofrecer a las nuevas generaciones una patria donde podría realizar y canalizar sus expectativas y sueños. Hoy el desgobierno, la cooptación de los principales puestos del gobierno y la ignorancia, han afectado con mayor intensidad las heridas sangrantes, dejadas por esta pandemia mundial que nos dejó el Covid-19, y a esto, hay que agregarle la grave crisis mundial, que está generando un desplome irreversible de las economías familiares. Su renuncia, es un imperativo moral; no puede dejar a los peruanos a expensas de los efectos de estas crisis. No hay gobierno porque Ud. y un grupo de irresponsables Ministros y funcionarios, han privilegiado, la coima y el saqueo de los fondos públicos. No hay derecho que utilice el cargo como un manto de protección e impunidad para sortear las graves acusaciones de corrupción que le imputan sus asiduos amigotes que frecuentaron Palacio y Sarratea anteriormente; podrá eludir momentáneamente la acción de la justicia, pero ésta, tarde o temprano lo ubicará donde verdaderamente debe estar, -tras las rejas-.
Evite al país, una desgracia mayor, el pueblo sistemáticamente seguirá en las calles hasta que abandone el cargo para el cual no solo no estuvo preparado, sino que lo maculó de deshonra, no puede seguir diluyendo la escasa confianza que los peruanos tienen en la política. Su renuncia, permitirá con nuevas elecciones ungir a quien verdaderamente asuma los desafíos que el mundo impone. No hay ninguna posibilidad de una oportunidad más, ya que tras Ud. solo hay una gavilla de incompetentes y facinerosos que lo adulan solo por mantenerse en el cargo y vivir holgadamente del erario nacional.
Por último, la Constitución, no pude ser un atajo, que permita que Ud. y sus secuaces hagan del país un verdadero campo de exterminio, como lo anhela su Primer Ministro; desempleo hambre y miseria. Se acabó la hora del recreo, dimita y ahórrale al país mayores desangramientos y enfrentamientos, si algún rastro dejará al país es abandonar Palacio y ponerse a disposición de las autoridades judiciales. Ud. es el rostro de una izquierda comunista que demostró al Perú, que no solo no estaba preparada para gobernar, sino lo más distintivo es: no tiene autoridad moral.
Milagros Salazar De La Torre.