Por: David Auris Villegas
La educación es una poderosa pala que abre trochas hacia la equidad de género y el empoderamiento femenino para encumbrarlas como lideresas. En un contexto estereotipado, en el que los hombres todavía dominan en muchos espacios, las mujeres gracias a la educación formal o informal están transformando vidas en el campo y en las grandes ciudades. Estas mujeres anónimas y emprendedoras en las diferentes disciplinas, nos inspiran con su diario vivir.
En la era digital, donde todos viajamos en el mismo barco, los hombres reman cómodos al lado del timón y muchas mujeres enfrentan las tempestuosas olas de la vida: pobreza, inequidad, violencia, discriminación y grandes retos. A pesar de los progresos en sus derechos para alcanzar su pleno potencial, la batalla es descomunal en las zonas rurales y pobres del planeta que, ante la adversidad, ellas están cambiando el rostro social, con sus aportes desde la culinaria hasta los inventos científicos.
Para hacer frente a estos desafíos globales y equilibrar la balanza de oportunidades, la Organización de las Naciones Unidas, desde 1975, cada 8 de marzo, celebra el Día Internacional de la Mujer, a fin de reconocer las luchas históricas de las mujeres que, millones de ellas están saliendo de la pobreza como resultado de su heroico esfuerzo. Ahora, con las inversiones, la tecnología y la internet, es posible masificar la educación en todos los rincones del planeta, ya que el objetivo es empoderar a las mujeres, dice el secretario general de ONU, António Guterres.
Por otra parte, el lema del Día de la Mujer este 2024 es "Invertir en las mujeres: acelera el progreso". Esto significa que la inversión estratégica en las mujeres es un pilar esencial para la prosperidad equitativa de los países. Ya que muchas mujeres, por débil que aparentan, debido a su competencia y profesionalismo, están transformando la vida de muchas personas al convertirse en ejecutivas. Esto impacta en el desarrollo del país y contribuye al logro de los Objetivos del desarrollo sostenible.
Esta batalla por la equidad de género, naturalmente, debe comenzar en la familia, preguntándonos ¿Los padres cuentan con una cultura de equidad? Tal vez no. Pero, la familia, como neurona de la sociedad, desempeña un papel fundamental en el cultivo de un ambiente, donde las responsabilidades se distribuyen para progresar que, de no hacerlo realmente, pondremos en jaque la construcción de un mundo más justo.
La inversión en la educación de todas las mujeres es una estrategia inteligente, para asegurar un futuro más equitativo. La sociedad de hoy y del mañana, necesita mujeres emprendedoras y visionarias que tiendan puentes de oportunidad y esperanza.
© David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.