Para invertir económicamente es imprescindible tener confianza que hay seguridad.
La confianza es la certidumbre y creencia que nos da seguridad en lo que esperamos como resultado de lo que hacemos. Confiar en alguien (puede ser en una persona, un conjunto de personas, una sociedad o un Estado) es tener la creencia y seguridad que ese alguien es integro, honesto, capaz y que no tiene riesgos de vulnerabilidad. Si confiamos, consideramos que lo que haremos o lo que aportemos estarán seguros y se respetarán los derechos que nos llevaron a hacer o invertir; nos ofrecerán seguridad, tranquilidad y ánimo. La confianza se verá reforzada en función de las acciones, valores y la conducta futura del otro. Pero si no es así aparecerá la falta de confianza. el recelo, escepticismo y desconfianza porque no se garantiza la seguridad.
La seguridad es estar libre de todo riesgo, amenazas, ausencia o disminución de peligros que puedan provocar daño en un determinado entorno; es tener la certeza, convicción y convencimiento que haya infalibilidad que nos haga fiar en lo que deseamos hacer y ausencia de riesgos en un determinado entorno social. Es decir, tener confianza realista de la seguridad que nos ofrece – o nos da objetivamente – otra persona debido a su integridad, honestidad, capacidad y buenas intenciones y que podemos confiar en ella porque no tiene – o evidencia – vulnerabilidad.
Para invertir económicamente requerimos tener la convicción que obtendremos rendimiento positivo y ganancias en corto, medio o largo plazo logrando la rentabilidad que se espera en periodos determinados. Sin embargo, puede haber menores beneficios de los esperados o la disminución y hasta la pérdida de lo invertido.
Los inversionistas consideran que en el lugar donde desean invertir haya estabilidad que les ofrezca confianza y seguridad. Una es ellas que las haya política, social y económicamente. Un factor importante es el político. Por ende, si en un país hay esencialmente estabilidad política, empresarios no tendrán dudas en invertir capitales para establecer centros de producción de bienes y servicios. Se considera que la inestabilidad política puede afectar la confianza de los inversionistas y perjudicar la economía pública y privada. Por ello es importante que una nación tenga estabilidad política que genere la confianza de los empresarios no sólo locales sino internacionales. Si hay inestabilidad no se genera confianza ni seguridad.
Nuestro país es excepcional. Tenemos abundancia de minerales necesarios en el mundo, existe abundante trabajo pesquero beneficiada con la variedad de especies requeridas en pueblos extranjeros, poseemos un impresionante territorio con una singular geografía en el mundo con abundancia de microclimas que nos producen exquisitos frutos durante todo el año – lo que no tienen otros continentes ni países –, nuestra producción textil (alpaca, vicuña, algodón) es requerida en el extranjero. Hasta por nuestra histórica cultura poseemos destinos turísticos excepcionales en el mundo. Todo ello incentiva a los empresarios nacionales y de otros países a invertir en el Perú para la extracción de minerales (hierro, cobre, plata, oro, antimonio, tierras raras, litio y otros) que con valor agregado los exportan; en el mundo entero están a la espera de nuestras variedades pesqueras debidamente procesadas, nuestros tejidos son excepcionales en los mercados mundiales. Hasta el turismo es un aliciente para la industria hotelera y actividades derivadas.
Por ello los empresarios desearían invertir sus capitales en nuestras actividades. Requerirán instalar nuevos centros de producción debidamente equipados que empleen no a miles sino millones de trabajadores en diversas actividades productivas. Esta mano de obra, que percibirá racionales remuneraciones, tendrá lo suficiente para sostener a la familia y hasta edificar nuevas viviendas. Esto determinará otras actividades productivas que generen más riqueza.
Lamentablemente, desde hace lustros (que vienen del siglo XX) los políticos, unos candidatos y otros electos, para los Poderes Ejecutivo y Legislativo, por estar en confrontaciones (se creen populares) han generado la desconfianza en los inversionistas. Muchos nacionales han huido del Perú y los internacionales no desean llegar a nuestra patria. No hay preocupación por resolver los problemas nacionales y con sus conductas cotidianas están generando permanentemente la desconfianza. No dan seguridad a los inversionistas que se respetara y garantizará sus inversiones y que haya estabilidad económica honesta y permanente.