Claire Viricel
El domingo 5 de mayo, el diario nacional La Tribune publicó una entrevista exclusiva al presidente Macron por sus 7 años consecutivos de gobierno. Le falta aún algo más que "mil días" de trabajo, una contabilidad que los entrevistadores prefieren a "tres años" poniendo así a prueba su dinamismo constante. Renglón seguido, traemos algunas declaraciones relevantes para entender su receta política, la misma que arrinconó a los partidos tradicionales de la alternancia y genera una natural inquietud para el 2027.
"Cuando miro para atrás esos siete años, creo que realmente hicimos cosas que nuestros predecesores no se atrevieron a hacer. Mi fórmula 'al mismo tiempo' no es juntar cosas incompatibles, es rechazar que se oponga las cosas artificialmente, por razones de politiquería. Se trata de asumir que la buena pregunta no es si una propuesta es de derecha o de izquierda sino si es eficaz o no. En el fondo, es una fórmula del gaullismo. Asumo entonces que, respecto a la derecha que me precedió, mis reformas han sido mucho más audaces en materia de seguridad, defensa nacional, pensiones, empleo y fiscalidad y todo esto ha permitido la reindustrialización del país, hoy Número Uno en la creación de startups en Europa y atracción de la inversión extranjera. Respecto a la izquierda que me precedió, fui mucho más audaz en la inversión en Educación y Salud, pues la mayor de las injusticias es cuando la escuela se queda atrás. Tuvimos constancia y audacia. A lo largo de los últimos decenios, lo que pudo haber dañado el país y puesto sus dirigentes en contra, son las promesas por las cuales fueron elegidos mis predecesores que terminaron haciendo lo contrario a los pocos meses. No pretendo haberlo hecho todo perfecto, pero no he fallado a mis promesas. Dije lo que iba a hacer y lo hice. Durante el primer mandato como en el actual. Pese a la crisis de los "chalecos amarillos", el Covid, la guerra en Ucrania y la crisis energética, no salí de la ruta trazada, mantuve el rumbo con un optimismo lúcido. No dejo de pensar que Francia y los franceses lo tienen todo para tener éxito."
Destacó sus cuatro prioridades para lo que le falta de su término.
- "Continuar la reindustrialización del país que ha permitido la creación de 2 millones de empleos y de 300 fábricas en menos de 7 años. Se pudo hacer gracias a una política de innovación y reformas del mercado laboral. Al aumentar significativamente nuestra producción industrial, Francia y Alemania ahora van a converger." Retornar al pleno empleo es cómo piensa actuar sobre las finanzas públicas, la cohesión social, la creación de riquezas y la autonomía estratégica del país.
- "Reforzar los servicios públicos, Educación primaria y secundaria y Salud en especial". La violencia intraescolar en efecto se disparó, la autocensura de los docentes —por prevenir ataques a la laicidad mortales— significa no enseñar periodos completos de los programas de Historia. "Se trata de volver a centrar la escuela en su misión integradora y básica: saber leer, escribir y contar," a lo que añade "y comportarse", pero también "la evaluación del alumno, la transmisión de conocimientos y la marcha de la historia, el restablecimiento de la autoridad del docente". Y en Salud, revalorización de las remuneraciones y una medicina más preventiva, entre otros.
- En Justicia y Fuerzas Armadas, anunció que el presupuesto de ambos debe duplicarse de aquí a 2027. Resaltó que el de Justicia ha sido aumentado del 60% y el de Interior del 50%. Se defiende de las críticas severas a ambos sectores, "las reformas no han producido sus efectos aún".
- Su cuarta prioridad es "las grandes transiciones y la transición ecológica". Llama transiciones a los efectos esperados de sus reformas claves sabiendo que algunas son para el largo plazo, como la supresión de las cuotas de médicos, un error de décadas de alternancia que priva al 11% de franceses de médico de cabecera y fue motivo de la cólera de los "chalecos amarillos".
Sobre sus fracasos, reconoce numerosos errores, que no le impidieron cumplir los objetivos, y lamenta las palabras hirientes que pudo haber tenido. De su reforma de las pensiones, que ha sufrido muchas enmiendas para ser votada, lamenta que el proyecto original, mucho más profundo, no pasara.
Cuando le preguntaron si la ausencia de una mayoría parlamentaria le complica mucho su actuar, mostró tener correa: "Cambia la percepción y la manera de avanzar por completo. Y eso es la democracia, es lo que votaron los franceses. ¿Eso nos impidió reformar? Soy honesto, la respuesta es no. ¿Ha perturbado las cosas porque el debate parlamentario se diluye en consideraciones partidistas, como ocurre con el tema de la inmigración? Sí, pero nos toca aclarar. Durante mi primer mandato, la gente dijo que tenía 'demasiado poder', una 'mayoría aplastante'. Si hubiera tenido el mismo poder otra vez, no creo que en la calle hubiera habido menos movilización en contra de ciertas reformas. Yo siempre he confiado en la inteligencia política de los franceses. Es el pueblo más político del mundo. Me reeligieron, pero también quisieron algo que se pareciera a un sistema proporcional. Esto nos obliga a encontrar compromisos y es una buena cosa."
Sobre su estrategia en la escena internacional —la posibilidad de enviar tropas a Ucrania—respondió en táctico. "Con Rusia como potencia estratégica, no tenemos visibilidad. En febrero del 2022, decidió unilateralmente atacar un Estado soberano, Ucrania, y no respetar el derecho internacional. Al principio, tenía un objetivo estratégico claro, salvar unas provincias (oblasts) que habían declarado su autonomía. Se acabó, se salió de este marco. Decidió ser una potencia desestabilizadora que no tiene límite estratégico alguno en su actuar. Y el presidente Putin no cesó de acudir a la amenaza nuclear. Ante un adversario semejante, ¡qué debilidad mostraríamos al fijarnos límites a priori! ¡Qué debilidad más grande! Al contrario, tenemos que quitarle toda visibilidad porque es lo que nutre la capacidad de disuasión. La seguridad de los europeos se juega en Ucrania que está a 1500 kilómetros de nuestras fronteras. Si Rusia sale ganadora, al segundo siguiente, no hay seguridad posible en Rumanía, Polonia, Lituania ni tampoco en nuestro país. La capacidad y alcance de los misiles balísticos rusos nos expone a todos." Y añade que la reacción de los rusos "muestra que tenemos razón, de lo contrario sería la renuncia a un orden internacional fundado en el Derecho, a la paz y la seguridad."
Sobre la deuda pública que ha alcanzado un nivel altísimo (110,6% del PBI), responde, por la gestión que le toca, que fue una respuesta coyuntural para enfrentar un choque coyuntural. Confía en el crecimiento y estabilidad que resultarán de su política de reindustrialización equilibrada para pagarla. Descarta aumentar los impuestos (la presión fiscal es hoy del 46% del PBI, vale decir Francia campeón europeo). La carrera de la deuda pública es asumida por las potencias que no quieren perderse el tren del cambio de era. Apuestan que el crecimiento la pagará.
Macron sigue los pasos de Valéry Giscard d'Estaing, presidente modernizante mal amado (1974-1981). Su receta rescata las mejores ideas del espectro político y escrudiña cualquier resquicio legal para lograr mayorías proyecto tras proyecto. Y siempre un paso por delante.