Punto de Encuentro

El Colegio de Politólogos del Perú no debe existir

El Colegio de Politólogos del Perú no debe existir. Un tema central es la definición de politólogo. El campo politológico debería lograr un consenso similar al del campo filosófico, en el sentido de que la categoría “politólogo” debe quedar reservada para aquellos que han logrado realizar una contribución académica legítima, tal como ocurre con la categoría “filósofo”. Es decir: Una cosa es ser licenciado en ciencia política, y otra es ser politólogo; así como, una cosa es ser licenciado en filosofía, y otra es ser “filósofo”. Es más: Una cosa es ser magister y doctor en ciencia política, y otra es ser politólogo. Por supuesto, la denominación de los agentes que conforman los diversos campos académicos, y de sus categorías académicas legítimas, pueden incluir las distinciones entre ser abogado, magister y doctor en derecho, y ser jurista; o entre ser licenciado en sociología, magister y doctor en sociología, y ser sociólogo. Desde esta perspectiva, los licenciados, magísteres e incluso doctores en estas disciplinas pueden ser muchos, pero los filósofos, juristas, sociólogos y, por supuesto, politólogos, son muy pocos. A partir de hoy, por esta ficción jurídica, Francisco Miró Quesada Rada, y Martín Tanaka Gondo, dejarían de ser llamados politólogos. Seamos sensatos, y éticos: Ellos, uno, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y, el otro, en la Pontificia Universidad Católica del Perú, son los mayores poseedores de capital académico, y hasta simbólico. La legitimidad académica de la categoría "politólogo" no debe estar sujeta a una ley positiva, sino a la propia lógica de los campos académicos, a la sociología del conocimiento. Es oportuno citar el siguiente diálogo verdaderamente sociológico, y violento, entre el politólogo Tanaka y alguien a quien llamaremos, de acuerdo al lenguaje de Giovanni Sartori, “politólogo inconsciente” porque no conoce de teoría, lógica, ni de nada relevante de la disciplina, y, a la vez, “politólogo sobreconsciente” porque la posibilidad de la colegiatura deviene en una forma de sobreconciencia: - Politólogo Tanaka: “En todas partes del mundo, el ejercicio de nuestra profesión es libre, depende de tu calificación y cualidades profesionales, no de estar colegiado. Y no existen colegios, sino asociaciones profesionales a las que uno se afilia voluntariamente. De otro lado, para colegiarse se exige el título de licenciado en Ciencia Política; no podríamos colegiarnos ni ejercer la profesión quienes tenemos maestrías o doctorados en Ciencia Política y que hemos sido profesores y hemos formado a muchos de los licenciados que ahora existen. Tampoco profesionales formados en disciplinas afines, y que ejercen el oficio. Tengo bachillerato y licenciatura en Sociología, maestría en ciencias sociales y doctorado en ciencia política. Como politólogo he sido miembro del comité organizador de la carrera de ciencia política en la PUCP; director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas. Mis estudios me capacitan para formar a los futuros politólogos. He sido director del Doctorado en Ciencia Política de mi universidad, profesor de la maestría y del pregrado y he dirigido tesis en los tres niveles. Yo formo a quienes estudian y gradúo a los futuros politólogos”. - Politólogo “inconsciente” y “sobreconsciente colegiado”: “Señor Tanaka, usted no es Licenciado en Ciencia Política, una maestría ni un doctorado en Ciencia Política te hace politólogo, más bien tenga un rol en la Sociología que es su licenciatura. ¡Zapatero a su zapato!”. El Colegio de Politólogos del Perú no debe existir, porque el campo politológico se define por su propia lógica, y no por la ilógica de supuestos politólogos “inconscientes” y “sobreconscientes” coligados con congresistas de la república que no saben lo que hacen.

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