Punto de Encuentro

El Premio Nobel de Economía 2024: La calidad de las instituciones

  • Rafael Rodríguez Campos

El Premio Nobel de Economía 2024 ha sido para los profesores Acemoglu, Johnson y Robinson, por sus estudios sobre cómo la fortaleza de las instituciones políticas y económicas influyen en la prosperidad de los países y la desigualdad entre ellos. Su mensaje resulta especialmente importante hoy que se observa a nivel global una caída en la calidad de las instituciones, particularmente en regiones como América Latina, por ejemplo.

¿Quiénes son?

Al respecto, es importante presentar las credenciales académicas de los galardonados: 1) El profesor Acemoglu (1967) es profesor del Massachussets Institute of Technology (MIT), nació en Turquía y es de origen armenio; 2) El profesor Johnson (1963) también es profesor del MIT y es de origen estadounidense; y 3) El profesor Robinson (1960) es profesor de la Universidad de Chicago y es de origen Británico.

¿Qué libros han escrito?

Asimismo, es necesario recordar que se trata de tres académicos que han trabajado juntos en la publicación de dos libros que se han convertido en fuente bibliográfica de necesaria revisión a nivel global para los teóricos de la política y economía.

Los profesores Acemoglu y Johnson han publicado recientemente el extraordinario libro “PODER Y PROGRESO” (Editorial Planeta: 2023), en el que reflexionan en clave política y económica sobre el papel de la tecnología, no solo en el campo del progreso económico, sino también en la manera cómo se conforma y concentra el poder y la riqueza en el mundo.

Los profesores Robinson y Acemoglu publicaron uno de los libros con más impacto en la academia (entre economistas y politólogos) y en las agencias gubernamentales de todo el mundo “POR QUÉ FRACASAN LOS PAÍSES” (Editorial Deusto: 2012), en el que analizan los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, y la manera cómo la institucionalidad política termina siendo la clave para el desarrollo de los países.

¿Cuál es su tesis?

En esa línea, podemos afirmar que la gran contribución que los tres profesores han hecho a la academia es haber encontrado una respuesta plausible a la siguiente pregunta: ¿Por qué algunos países logran niveles de desarrollo mayores que otros? La respuesta que los ganadores del Nobel de Economía 2024 nos brindan es la siguiente: Por la calidad de las instituciones.

Ello es así, según los premiados, porque las instituciones determinan la relación entre quienes ejercen el poder (las élites gobernantes, no siempre democráticas) y el resto de la sociedad (los ciudadanos y la sociedad civil organizada). Para ellos, mientras mejores son las instituciones políticas y económicas de un país, mayor es la prosperidad y mayores las chances de desarrollo económico.

Así, si uno revisa la obra de los profesores podrá anotar que los tres clasifican a las instituciones en dos grandes grupos:

1. Instituciones Inclusivas: son aquellas que se fundamentan en el respeto al Estado de Derecho, y que suelen estar presentes en sociedades democráticas respetuosas del orden constitucional. En este contexto institucional, las élites de gobierno promueven la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos permitiendo que alcancen sus objetivos sociales y económicos. Se trata de instituciones que crean condiciones para el fortalecimiento de una sociedad civil fuerte que demanda -a su vez- mejoras institucionales para forjar un círculo virtuoso de crecimiento económico, progreso social y fortalecimiento institucional permanente.

 

2. Instituciones Extractivas: son aquellas que se desarrollan en contextos en los cuales se violan sistemáticamente los derechos y libertades fundamentales y en donde no se respeta el principio de seguridad jurídica. Aunque estas instituciones suelen estar más identificadas con regímenes dictatoriales o gobiernos autocráticos, lo cierto es que también pueden echar raíces en democracias cuyas élites gobernantes buscan únicamente extraer los recursos del resto de la sociedad para su interés particular. Este contexto termina limitando el incentivo de la sociedad civil para emprender, innovar y generar riqueza justamente porque presenta fenómenos como el patrimonialismo, mercantilismo o populismo que terminan pervirtiendo el concepto de interés público o convirtiendo al Estado en el botín de las mafias que lo gobiernan.

¿Qué ha dicho la Academia sueca para justificar el Premio Nobel?

Ahora bien, más allá de lo que ya todos conocemos sobre la obra de los tres galardonados, la Academia Sueca ha señalado que la obra de los profesores es importante porque además de analizar los fenómenos económicos prestan especial atención a cómo las sociedades donde el Estado de Derecho (concebido como una institución política) no funciona de manera idónea son incapaces de generar crecimiento y prosperidad, poniendo especial énfasis en aquellas regiones que han sufrido un proceso colonial.

Así, por ejemplo, la Academia Sueca señala que los tres autores “han demostrado que una explicación de las diferencias en la prosperidad de los países son las instituciones sociales que se introdujeron durante la colonización. Las instituciones inclusivas se introdujeron a menudo en países que eran pobres cuando fueron colonizados, lo que con el tiempo resultó en una población generalmente próspera. Esta es una razón, importante de por qué las antiguas colonias que alguna vez fueron ricas ahora son pobres, y viceversa”.

Del mismo modo, la Academia Sueca resaltó que en “un mundo lleno de retos mayúsculos e inmerso en la incertidumbre, desde el cambio climático a la disrupción tecnológica, reducir las enormes diferencias de ingreso entre los países es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo”, indicando que justamente los galardonados habían demostrado en sus investigaciones la importancia de las instituciones para lograrlo.

¿Por qué sus trabajos son importantes para América Latina?

Ahora bien, tomando como referencia la obra de los galardonados, es necesario reconocer que en América Latina la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas y el Estado de Derecho ha venido erosionándose progresivamente durante los últimos años. Es más, según la Corporación Latinobarómetro (Informe 2023), hoy América Latina vive una etapa de recesión democrática que se expresa “en el bajo apoyo que tiene la democracia, el aumento de la indiferencia al tipo de régimen, la preferencia y actitudes a favor del autoritarismo, el desplome del desempeño de los gobiernos y de la imagen de los partidos políticos”. Así, podemos afirmar que la democracia en varios países se encuentra en estado crítico, mientras otros o ya no tienen democracia (Cuba, Venezuela y Nicaragua, por ejemplo) o están cayendo progresivamente en las garras del populismo y autoritarismo (México y El Salvador, por ejemplo). 

¿Por qué sus trabajos deberían ser revisados en el Perú?

Sobre el particular, y para centrarnos en lo que ocurre en el Perú, podríamos afirmar, tomando como referencia el Informe elaborado por el INE (Instituto Nacional de Estadística) en 2023 titulado “Perú: Percepción ciudadana sobre Gobernabilidad, Democracia y Confianza en las Instituciones”, que son justamente las instituciones políticas representativas de la democracia y el Estado de Derecho las que presentan los menores índices de confianza ciudadana. Así, encontramos al Poder Judicial (13%), Ministerio Público (13%), Congreso de la República (4%) y Partidos Políticos (2%). Debiendo tomar en consideración que en una reciente encuesta de opinión pública solo el 4% aprueba el desempeño del Poder Ejecutivo (octubre 2024).

¿Qué hacer para salir del subdesarrollo?

Dicho ello, queda claro que en América Latina y el Perú (mi país), estamos lejos de iniciar el camino firme hacia el desarrollo, si tomamos en cuenta -como lo sostienen los galardonados- que las brechas de prosperidad entre países se deben al funcionamiento de las instituciones políticas (Estado de Derecho, por ejemplo) y económicas, en lugar de otras variables culturales, geográficas, climáticas que se suelen mencionar como pretextos que justifican el atraso. Por tanto, si las instituciones políticas no son fuertes como en Latinoamérica es imposible que se generen incentivos entre las entidades públicas y los ciudadanos que fomenten un desarrollo sostenible e inclusivo en la región.

Apunte final

Por lo antes expuesto, queda claro que nada cambiará en América Latina y el Perú mientras sigamos siendo gobernados por las mismas élites que tantas veces han erosionado la fortaleza de las instituciones al intentar forzar las reglas del juego para quedarse en el poder, por ejemplo. Como lo ha señalado el profesor Robinson: “Todo es una cuestión política, el proceso político es el que crea la estructura económica de las sociedades. Las grandes diferencias entre países ricos y pobres tienen que ver con la historia de cómo las instituciones de distintos puntos del mundo divergieron”.

Si ello es así, resulta tremendamente peligroso para el sistema democrático de la región que justamente las instituciones políticas llamadas a impulsar las reformas que nuestros países necesitan sean al mismo tiempo las entidades en las que nadie confía. Esto es algo que lastimosamente los Poderes Ejecutivos y Poderes Legislativos latinoamericanos (con 4% de aprobación ciudadana, como ocurre en el Perú) no pueden ni quieren comprender.

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