Por: Luis Yntor.
Los últimos acontecimientos que afectan al cardenal Juan Luis Cipriani, por la denuncia ante el Vaticano, de un presunto hecho de hace casi 40 años, por un desconocido que no desea revelar su identidad ni entablar un proceso judicial, solo que se sepa el nombre del acusado, es decir de Cipriani; es prudente recordar la acción indigna e infame de Fernando Olivera al llevar cartas falsas al Vaticano para que Cipriani sea sancionado por la Santa Sede.
En octubre del 2001, Fernando Olivera, ex ministro de Justicia de Alejandro Toledo, y con el conocimiento también de su Viceministro Pedro Cateriano, viajó al Vaticano llevando tres cartas falsas, teóricamente una escrita por Mons.Cipriani y otra por el nuncio apostólico Gino Passigatto, con el fin de desprestigiar, vincular y pedir para ambos, una sanción por supuestos oscuros manejos económicos. Cipriani salió al frente de la denuncia y afirmó que era una burda falsedad. Está patraña de Fernando Olivera, fue descartada por analistas y expertos de la Santa Sede.
Expuesta la farsa contra Cipriani, Toledo expresó las disculpas al ex cardenal y Olivera admitió ante el juez Jorge Ramírez del Segundo Juzgado Penal de Lima, haber llevado las misivas apócrifas a la Santa Sede y en su defensa dijo: que su propósito era determinar si eran auténticas o no; hecho que fue desmentido por un alto funcionario del Vaticano declarando que Olivera dió por auténticas las cartas y pidió sanción para los religiosos.
En esta situación delictiva, también estuvieron involucrados Mons. Bambarén, ex Presidente del Episcopado, quien tenía conocimiento de las cartas falsas, critico abierto de Cipriani, asimismo Juan Rojas Saavedra y el ex embajador Augusto Dammert ambos ligados al interior de la Conferencia Episcopal. Olivera no fue denunciado por el Ministerio Público se presentó como testigo ante el juez, encubriendo al verdadero responsable. Está infamia y otras más, evidencia la discusión al interior de la iglesia católica y la rivalidad de sus enemigos eclesiásticos y políticos del cardenal Cipriani.