La conquista por la jornada de trabajo de 8 horas diarias transformó universalmente la conciencia no solo de los trabajadores, también de los empleadores y gobernantes. ¡Hay que comprenderlo!
Es conocido que en la revuelta a de Haymarket – Chicago, EE.UU – desde el 01/05/1886 se produjo el respaldo a los obreros en huelga que luchaban para abolir las extenuantes jornadas de trabajo y conquistar la de 8 horas diarias. El 11/11/1887 en Haymarket ahorcaron a ocho trabajadores anarco-colectivistas. Fueron denominados “Mártires de Chicago” por el movimiento obrero. Los trabajadores conquistaron la jornada laboral máxima.
En el congreso de 1889 de la Segunda Internacional en 1889 en Paris se estableció el 1° de mayo como el Día Internacional de los trabajadores en conmemoración de la huelga del 1° de mayo de 1886 en Estados Unidos, que culminó en la represión de los Mártires de Chicago.
En el Perú, en enero de 1919, hubo un paro general en Lima y Callao que duró varios días exigiendo la reducción de la jornada laboral a 8 horas y otras demandas como la reducción del costo de vida. La Federación Obrera Panaderos “Estrella del Perú” inicio esa lucha porque los trabajadores peruanos soportaban durísimas condiciones laborales, largas jornadas de trabajo, sin derechos laborales y en condiciones precarias, principalmente en sectores como la minería y la industria textil. La conquista de la jornada laboral de 8 horas en Perú fue el resultado de un prolongado movimiento obrero que culminó con la firma de un decreto en 1919. El Presidente José Pardo y Barreda presionado por la movilización obrera, firmó un decreto que establecía la jornada laboral de 8 horas para todos los trabajadores del país. Se decreto las primeras leyes sobre accidentes de trabajo, el trabajo de las mujeres y menores de edad, el descanso en fiestas cívicas, elecciones y el descanso dominical.
La Iglesia también se ha ocupado del problema laboral de los asalariados. En 1954 el papa Pío XII declaró el 1° de mayo la festividad de “San José Obrero”, en la Plaza de San Pedro de Roma. Añadió un nuevo concepto de “obreros católicos”, con reivindicaciones sociales y fe, siempre en oposición a métodos e ideas de otras organizaciones a la que se atribuye celebraciones hostiles a la religión.
Estamos en el siglo XXI. La realidad mundial va cambiando. Los empleadores para producir bienes y servicios para los mercados, requieren inevitablemente de trabajadores. La población requiere cada vez más de centros de trabajo estables y nuevos para combatir la informalidad y pobreza. ¡Es tiempo que ambas partes entiendan que los problemas se solucionan con comprensión y mutuo respeto a sus respectivos derechos, necesidades e intereses!