Punto de Encuentro

Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández: quién endeudó más al país y por cuánto

Cristina Kirchner publicó ayer en su página web una nueva carta en la que ensaya viejos argumentos. Allí acusa a Mauricio Macri de haber endeudado al país debido, según sus términos, a que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le otorgó a la Argentina un préstamo por US$57.000 millones.

El equipo más cercano a Macri detectó temprano la publicación y definió una respuesta inmediata. Lo más conveniente, creyeron, era difundir otra vez desde la cuenta del expresidente un tuit del exministro de Economía Alfonso Prat-Gay con números que desmienten las principales afirmaciones del Frente de TodosFernando De Andreis se comunicó telefónicamente con Macri, que está de vacaciones en Cumelén (Villa La Angostura), para validar la decisión.

El texto de Cristina Kirchner puso en el centro de la escena una polémica de la política que aparece más clara cuando se ven los números. Tanto la expresidenta como Mauricio Macri y Alberto Fernández aumentaron el nivel de deuda con respecto a lo que heredaron, pero en proporciones diversas.

La expresidenta, por ejemplo, incrementó la deuda en 36%, pero también aumentó el déficit fiscal (padre de la anterior) y dejó con reservas nulas al Banco Central. Macri, en tanto, la hizo crecer en una proporción similar, aunque bajó el rojo del Estado y mejoró las cuentas del Banco Central. Y Alberto Fernández aparece en una situación incómoda: en lo que va de su gestión, lleva un promedio anual de endeudamiento superior al de su antecesor.

El expresidente tomó como algo personal la defensa de su gestión en el terreno que más irrita a Cristina Kirchner. De hecho, fue el primero en salir a romper la narración oficialista cuando en una entrevista con Joaquín Morales Solá en TN mostró sus números. Era una cuenta hecha por el expresidente del Banco Central, Guido Sandleris, con quien suele discutir acerca de estos temas. También lo hace con Nicolás Dujovne y con Hernán Lacunza, su último ministro de Economía, que asesora a Horacio Rodríguez Larreta y preparó para la discusión a María Eugenia Vidal, otra dirigente que lanzó meses atrás un contraataque que sorprendió al kirchnerismo.

Si se le pudieran pasar a los números un trapo que los despoje del barro político, mostrarían que casi todos los presidentes recientes de la Argentina tienen un resultado negativo alrededor de la polémica por la deuda pública. De la serie que comienza con Néstor Kirchner, continúa con dos gestiones de su esposa, sigue con Macri y termina con Alberto Fernández, sólo el patagónico entregó la presidencia con menos pasivos de los que recibió. Eran tiempos de Roberto Lavagna en el Palacio de Hacienda.

En diciembre de 2007, cuando le cedió los atributos a Cristina Kirchner, la deuda era de US$176.870 millones. En el medio había ocurrido una reestructuración. En 2004, un año después de asumir -es la última entre las referencias más precisas oficiales al pasivo argentino-, era de US$192.294 millones. En su gestión, se achicó US$15.424 millones.

La etapa de Néstor Kirchner es la piedra angular del relato actual. En cambio, las afirmaciones que hace la vicepresidenta con respecto al resto de las administraciones patagónicas pierden brillo puestas en una planilla de Excel.

En sus dos períodos, la deuda pública avanzó casi un 36%, hasta los US$240.665 millones. Eso se debe a un incremento sostenido del gasto y del déficit fiscal, que llegó a niveles récord en 2015.

En la gestión de Mauricio Macri la deuda bruta creció US$82.400 millones, según números de Economía, que representa un salto de 34,23% con respecto a 2015, es decir, casi lo mismo que en la de Cristina Kirchner en términos porcentuales. Hay que hacer dos aclaraciones. En primer término, la expresidenta estuvo en el poder el doble del tiempo que Macri, pero recibió superávit fiscal por parte de su marido, aunque le dejó números negativos a su sucesor.

Es un dato fundamental. Cristina Kirchner no siguió el manual de Néstor y legó un Estado al que le faltaba plata. Uno de sus ministros de Economía más importantes fue Axel Kicillof.

Con una política de ajuste, en cambio, el expresidente abandonó el poder con un déficit primario de 0,6% del PBI, contra el 5,4% del último año de Cristina Kirchner. La vicepresidenta omite esa información sobresaliente cada vez que habla de la deuda.

Hay una atenuante para Alberto Fernández: le tocó gobernar casi siempre en pandemia -con menos ingresos, aumenta la necesidad de recursos-, pero también es cierto que abrió la canilla del gasto público desde el primer día.

Cuando un país sufre el déficit fiscal, tiene cuatro grandes alternativas para convivir con él: aumentar los impuestos para sumar ingresos, tomar deuda, emitir moneda o ajustar el gasto. Cada uno tiene diferentes consecuencias sobre la vida cotidiana.

Cristina Kirchner eligió subir retenciones, emitir moneda (algo que genera inflación) y endeudarse. Macri optó por esta última alternativa mientras moderaba la impresión de billetes, bajaba impuestos y ajustaba la salida de recursos del Estado.

Las apariencias engañan. Alberto Fernández y Martín Guzmán, que señalan a la deuda con el FMI como el gran problema para el crecimiento argentino, son al mismo tiempo quienes pisaron el acelerador al momento de aumentar los pasivos.

Hasta diciembre pasado habían aumentado el rojo en US$40.215 millones. Una división los puede poner en una situación incómoda: Fernández/Guzmán tomaron deuda por US$20.107,5 millones por año, por encima de los US$18.159 millones que le da la misma cuenta a Mauricio Macri. Los dos primeros tienen hasta 2023 para definir si ganan o pierden en la carrera contra el expresidente por la toma de deuda. Del rebote económico de 2021 cosecharon un número a favor, ya que la deuda medida por PBI fue al tercer trimestre del año pasado el equivalente al 82%. Es menos que el casi 103% del año anterior, y también está por debajo de 2019.

Los números anteriores empeoran para el Frente de Todos si se toma en cuenta la contabilidad del Banco Central. Hay una discusión en Juntos por el Cambio con respecto a ese punto. Algunos consideran esas cifras para evaluar a cada una de las gestiones, mientras que otros eligen hacer los cálculos con la denominada deuda bruta del Tesoro.

El retuit de Macri provocó la respuesta del Ministerio de Economía, que tiempo después comunicó su propia interpretación del endeudamiento en un hilo publicado en la red social. Allí sostiene que la afirmación de Alfonso Prat-Gay redistribuida por Macri es “engañosa y falsa”. Uno de los argumentos que utiliza es que no es lo mismo una deuda en dólares, como ocurrió en la gestión de Macri, y otra en pesos, como la de la administración actual.

En la práctica, la deuda bruta del país se presenta en dólares por la propia cartera que dirige Martín Guzmán. Y el Frente de Todos también se endeudó con herramientas atadas al dólar o indexadas.

La dificultad con los dólares es que la Argentina no los tiene. Con los pesos, en tanto, ocurre que los manejos de Economía terminan provocando una bola de nieve de resultados desestabilizadores. La misma crítica que Alberto Fernández le hacía a herramientas como las Leliqs del Banco Central antes de llegar a la Casa Rosada se le podrían aplicar hoy a su gestión.

El Ministerio también cuestiona que se mezclen allí las asistencias del BCRA al Gobierno. Es un punto de debate entre economistas. Como sea, la emisión monetaria termina impactando en la inflación. Es probable que los $62.000 por segundo que se lanzaron a la calle en 2021 hayan tenido que ver con que la suba de precios alcanzara el 50,9%.

Otro párrafo de Economía parece haber sido escrito para darles argumentos a los asesores de Macri. Sostiene que “cuestionar el endeudamiento en pesos -con las restricciones antes mencionadas [pandemia]- es pedir un ajuste fiscal en medio de una doble crisis (la crisis de deuda y el coronavirus), lo que en la visión de la conducción económica actual sería recesivo y dañino para la actividad económica”.

Si cuestionar el endeudamiento es pedir un ajuste fiscal, quizás el Frente de Todos podría reconocerle a Cambiemos su sensibilidad social para moderar los efectos de la crisis económica heredada de Cristina Kirchner pidiendo plata prestada. O dicho más sencillo: cuesta entender por qué la deuda actual es buena y la anterior, mala.

Uno de los puntos más polémicos es el acuerdo con el FMI. Cristina Kirchner está convencida de que esos fondos se utilizaron para fugar dinero y solventar la campaña presidencial de Macri.

Los documentos de Cambiemos, sin embargo, sostienen que, de los US$44.298 millones que llegaron desde Washington, US$35.344 millones se usaron para pagar intereses de deuda en moneda extranjera y US$774 millones para el funcionamiento cotidiano del Estado. Más aún: como el Fondo presta más barato, sostienen, el país ahorrará en el pago de intereses US$10.371 millones.

Un documento interno del Ministerio de Economía que vio LA NACION detalla que el dinero del FMI se utilizó para solventar gasto corriente. Los términos álgidos de la disputa política sobre la deuda no llegan a la documentación oficial.

(Fuente https://www.lanacion.com.ar/)

 

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