Ernesto Álvarez Miranda
De igual manera que el Presidente del Consejo de Ministros, cada Ministro debe su cargo a la confianza del Presidente de la República y, al mismo tiempo, a la mayoría del Congreso. Eso, porque cuando Zavala concurrió al Congreso al inicio del mandato de Kuczynski, expuso su programa gubernamental y, a continuación, pidió formalmente el voto de confianza. En el parlamentarismo, ese acto conlleva un “voto de investidura”, que no se presenta en el Perú porque el Jefe de Gobierno continúa siendo el mismo Presidente de la Republica. En nuestro país no existe un Primer Ministro, sino tan solo un Presidente del Consejo de Ministros que actúa como responsable político de los actos y omisiones del Ejecutivo.
Un Ministro, sí puede plantear la”Cuestión de Confianza” ante sesión parlamentaria, de manera explícita, en torno a una medida o política que considera esencial para su continuidad en el Gabinete. En el caso de Thorne, y de acuerdo a la carta enviada a la Presidenta del Congreso se trata de cuestionamientos a sus calificaciones éticas como consecuencia de la difusión de un audio donde, aparentemente, desliza una insinuación considerada inaceptable por voceros de cuatro bancadas. El Ministro sostiene que su referencia a la necesaria confianza que requiere del Congreso, significó un pedido formal, un planteamiento de “Cuestión de Confianza” que realmente no fue advertido por nadie hasta hoy. La Mesa Directiva podría fácilmente declarar la improcedencia de la pretensión ministerial pero en realidad es una magnífica oportunidad para el partido naranja, lo que podría merecer una interpretación favorable que salve la falta de formalidad.
Censurar a Ministro de Economía no es sencillo, puede provocar inestabilidad y temor en los inversionistas, comprometer las finanzas y el mismo manejo económico en momentos en que se percibe una parálisis en sectores fundamentales. Votar simplemente por negarle la confianza, por falta de idoneidad ética, casi exoneraría de costo político al Congreso, permitiendo que el cambio se produzca en un contexto ajeno a las políticas económicas del gobierno. Simplifica la solución de la crisis tanto al Ejecutivo como a la mayoría parlamentaria.
Eso sí, la carta presentada a Luz Salgado cierra el paso a cualquier pretensión de que el Presidente del Consejo plantee una Cuestión de Confianza para comenzar la cuenta de gabinetes censurados para la futura disolución del Congreso porque el mismo texto menciona el motivo de la comparecencia ministerial y centra el problema en las “calificaciones profesionales y éticas” del firmante y no en política o medida económica alguna.
Pierde Thorne, pues la renuncia indignada por la duda de su integridad hubiera podido mantenerlo el próximo gabinete. Que el Congreso le niegue la confianza por idoneidad ética, prácticamente lo saca de la política.