Punto de Encuentro

Elogio de Luís Alberto Sánchez

Por Percy Vilchez Salvatierra.

La inteligencia ha sido desterrada del medio político peruano hace varias décadas. Hubo un momento, sin embargo, en el que esta condición de la existencia humana se vio ligada intrínsecamente con el ejercicio cívico de un solo representante patrio, es decir que, todo ello estuvo representado en la figura de un anciano sabio de voz calmada y verbo tan picante como sugerente y elegante, por ratos venerable aunque siempre criollo y muy limeño. La viva imagen de un senador o lo que este debía ser, ciego además, aunque, acaso vidente por cuenta del malsano canon griego que tornaba en invidentes a sus profetas. 

Me refiero a Luis Alberto Sánchez, individuo que en otras latitudes seria ampliamente admirado y cuyo conocimiento seria difundidlo en todos los estamentos educativos desde la instrucción básica hasta las más altas cumbres de cualquier posgrado y que en nuestro país, tan afecto al desdén con aquellos que superan el promedio ya sea en el plano intelectual, ético, estético o cualquier otro solo pueden gozar con la seguridad de que el desdén ignorante y el soslayamiento malicioso se encargue de sus legados, mas existen algunos peruanos tercos que nunca nos conformaremos con esta pútrida mala costumbre nacional y por eso escribo estas líneas.

Es oportuno empezar este elogio rompiendo algunas lanzas no sin antes advertir que las mejores mentes del país han tributado, en ciertos momentos de sus vidas, genuinos homenajes al tres  veces rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, detalle, este último, que solo comparte con  Pedro de Peralta Barnuevo Rocha y Benavides, el Dr. Océano de los tiempos coloniales, individuo del que lo separa el hecho de que el rectorado en aquellos tiempos virreinales duraba solo un año en tanto que los periodos que correspondían a LAS debieron durar cinco años cada uno. La incertidumbre política y el exilio se encargaron de que no llegasen a su cabal cumplimiento estos tres lustros prometidos, condiciones muy peruanas como todas las que aquí se enumeran, cuestionan y critican, pero es valioso señalar la relación entre estos dos grandes polígrafos, dignos depositarios del adjetivo oceánicos que puede darse a cada una de sus respectivas  propuestas.

Primero iremos contra sus críticos, siempre parciales,  y, luego, contra los depositarios de sus derechos de autor y contra quien sea que,  pudiendo hacerlo, no haya promovido la publicitación y masificación de los contenidos de la obra de Sánchez al gran público a través de, por ejemplo, una carga virtual de todos sus volúmenes, estos es la escanización y digitalización de una biblioteca en Internet con todos los libros del vastísimo polígrafo que fue LAS.

Los mediocres que siempre han intentado zaherir la memoria de Sánchez por algunas inexactitudes y ligerezas nunca han tenido en consideración que, pese a esos fallos, el hombre publicó más de cien libros, muchos de ellos, notabilísimos, y, que buena parte de ellos fueron creados cuando ya estaba ciego, labor formidable de un individuo que en su más cabal definición fue solamente un escritor de raza.

Tampoco, han considerado que la crítica literaria, pese a ser considerada por el mismo Sánchez como su oficio fundamental, no comprende lo sustancial  de la propuesta del autor en cuestión. Pues esta, se cifra, además, en el ensayo puro y duro  y los artículos de opinión sobre toda clase de temas, espacios en los que muy pocos se le pueden aproximar aun dentro de nuestra tradición letrística, en general, muy fecunda en ingenios y genios verbales, y las biografías espléndidas que dedicó a individuos igualmente espléndidos que merecen todo nuestro reconocimiento más allá de sus aciertos, excesos o elementos negativos por los que se les juzga o se les tiene en el olvido,  Me refiero solo por mencionar a tres, a Prada, a Valdelomar y a Chocano. Del primero se puede decir que si más estudiantes lo leyeran y admiraran sería imposible que el Perú se viese tan hundido en la miseria intelectual y política que sufre en la actualidad. De Valdelomar se puede decir que si se conociese más su obra y se preconizasen todos los estadios de su imagen pública habría menos farsantes que se hagan pasar  por artistas y muchos más artistas e intelectuales talentosos con la disposición de dejar de lado un rato o, por lo menos, a hacer coexistir su labor estética con el ejercicio político y la dignidad pues, como se ha de recordar, el gran iqueño en el momento de su fallecimiento era diputado, etc. De Chocano, precisamente, la inspiración de la más lograda y honrosa de las biografías que hizo LAS, se debe decir que fue no solo un gran poeta sino un hombre que defendió su manera de pensar contra viento y marea dando muestras muy distintas de lo que caracteriza, malamente, al peruano en general. Ciertamente, asesinó a Elmore de modos sancionables, algo que cualquier individuo bien nacido puede y debe rechazar, pero eso no puede hundir un pasado de gloria  y aventuras, una vida excesiva y espléndida y una muerte maldita y a traición, es decir,  un fin que no se merecía el gran rapsoda de La Epopeya del Morro y de una letra del Himno Nacional que de haber permeado en el espíritu del peruano, seguramente, nos habría impulsado a recuperar  todas las provincias perdidas y a cubrir, quizás o por lo menos, toda Sudamérica con nuestra bandera. Que sus innumerables detractores hayan pretendido  pisotear a José Santos durante más de cien años sin acercársele nunca ni siquiera a la muestra más baja del  talento de aquel que disputó con Rubén Darío, el cetro de máximo poeta de América en su momento, solo nos puede dar una idea cabal de lo enajenados y mezquinos que pueden llegar a ser los intelectuales y escritores peruanos cuando ven refulgir a un distinto que no solo sabe que lo es sino que, además, se jacta de ello. Bravo Chocano, digno cófrade del fino Valdelomar en punto de auto reconocimiento, talento y tragedia. Si en lugar de denigrar al poeta de Blasón, mal educados por Mariátegui y por otros,  los escritores peruanos que, en gran medida, solo se han  dedicado a vilipendiarlo por ser hispanista o sonoro, enaltecieran los tremendo logros del poeta en cuestión o, por lo menos, advirtieran sus complejidades y sus matices, serían sino más  talentosos, por lo menos, sí, mejores hombres y eso es ya decir bastante. En fin, sigamos con Sánchez.

Decíamos que sus críticos, siempre enajenados y mezquinos, no han calibrado que no pocas de sus obras fueron escritas desde el exilio y en condiciones no siempre plácidas, este hombre tan atareado aun cuando tuvo diversos asistentes en el curso de su vida no puede dejar de sorprendernos por todas sus vastas publicaciones, algunas con groseros yerros, sí, sin duda alguna, pero que en su totalidad, nos demuestran una inteligencia inquieta, un pensamiento sutil y voraz, y una desbordante capacidad de trabajo. Si, a esto se le añade que realizó todas estas obras sin descuidar su rol capital como líder político del Partido Aprista en épocas fundamentales, toda su producción, en conjunto, no puede merecer nada más que elogios y la admiración de aquellos que saben lo que es esforzarse y persistir en la escritura pese a todas las durísimas pruebas que la realidad impone  a los que suelen dedicarse a este oficio.

Esto no quiere decir que se  deba ser indulgente con los errores de Sánchez, no, de ninguna forma, pero si quiere decir que aun reconociéndolos se debe ser justo con autor y, por lo tanto, no consentir que estos yerros subsuman la totalidad de una obra que es mucho más valiosa que esos contados desaciertos por todos conocidos sino por una lectura directa al menos por las referencias que Vargas Llosa apunta en El Pez en el Agua.

De hecho, estos apuntes del arequipeño sirven para evidenciar, nuevamente, lo canallesco de los detractores de Sánchez pues siempre señalan la parte negativa del comentario en contra de Sánchez pero no el resto de las diatribas gratuitas y acaso la envidia de Vargas Llosa contra poetas como Romualdo y Washington Delgado a quienes fustiga con una mala onda increíble. Del bueno de Washington dice algo así como que solo fue un imitador de Brecht y ni mencionemos como deja al pobre Ribeyro. Todos esos comentarios tienen cierta justicia pero, también, mucha insidia y bajeza de parte del novelista. En todo caso, la espuria afirmación de Varguitas respecto de Sánchez, “…buen escritor subdesarrollado, para lectores subdesarrollados…” fue solo un  arrebato insostenible intelectualmente, una arbitrariedad indigna de quien busca la verdad  y la máxima estupidez que se le ocurrió al Nobel, además, de defender al rey de España, claro,  o avalar en cada elección presidencial peruana a tipejos que, según se ha demostrado, son poco menos que inmundicia, etc. Pese a lo expuesto, esta manera de cobrarse deudas personales y de fustigar a sus enemigos en sus escritos fue una práctica muy solicita de la escritura de LAS aunque, en su defensa, puede afirmarse que hizo sus agravios con mucha mejor forma y estilo que el adocenado y amodorrannte autor de El Sueño del Celta. Y, hasta aquí con los críticos, puesto que los insolentes seguidores de Mariátegui que reducen la inmensa obra de Sánchez solo a la polémica con el “cojito genial” como lo llamaba Valdelomar, no pueden servir de reflexión a nadie puesto que no solo evitan detenerse en los matices de aquella disputa que no le da ventaja al moqueguano sino que, además, olvidan que a la muerte de Mariátegui, quizás, haya estado algo por delante el endeble ensayista pero al final de los años que sobrevivió LAS, sin duda, consolidó una obra  que no puede repetirse nunca más o, por lo menos, cada cien o doscientos años.

Ahora,  debemos amonestar a todos los que no han divulgado la obra de LAS pudiendo o, incluso, debiendo hacerlo. En primer lugar, sus herederos, ya sea por falta de visión empresarial o por desidia patriótica pues la obra de Sánchez debe pertenecer al Perú. Luego, su partido ya que hasta la fecha no ha condensado la obra suya ni la de tantos otros escritores partidarios cuyas obras se pierden sin ser conocidas por los nuevos ciudadanos. Finalmente, los responsables de las entidades públicas encargadas de la difusión de libros y contenidos culturales pues prefieren publicar y difundir basura antes que preocuparse de poner a disposición del público obras con contenidos  importantes. La sugerencia  es que entre todos los mencionados se realice la materialización de la primera biblioteca digital de las obras de LAS. Este sería un buen primer paso que debería imitarse en los casos  de muchos otros pensadores.

 Antes de pasar a otras cosas, y, de acuerdo a lo expuesto hasta este momento, debo indicar que quizás no se hayan debido publicar esos excesos  por lo que son más necesarias que nunca dos acciones: la primera, la publicación de las obras completas de Sánchez, revisada y enmendada en todo lo que corresponde a pies de página, etc. La segunda, como ya hemos comentado en las líneas previas, la digitalización de todas las obras de Sánchez para que puedan servir de modo mucho más fácil y directo que en la versión impresa, esto es, a un solo clic de distancia del acceso a la sabiduría de LAS.  

Estas líneas han sido escritas como la introducción de un ensayo más largo que pergeñé hace unos días. Como esta costumbre de excederse uno en escrituras que no necesariamente son tan pertinentes hubiera sido objeto de la delicia del viejo zorro, adjunto estas dos mil palabras iniciales el texto del Elogio de Luis Alberto Sánchez que escribí en las vísperas, en verdad, una suma de fragmentos y apuntes breves

 

1.

 El 12 de Octubre de 2020 se conmemoró el ciento veinte aniversario del nacimiento de Luis Alberto Sánchez, importante fecha digna de los mayores obsequios y detalles de parte de las intelectuales y los políticos en general y del pueblo peruano en particular. Sin embargo, no hubo homenajes ni ensayos ni artículos conmemorativos ni nada excepto unos pocos párrafos sueltos por allí sin ninguna gracia y  expuestos casi por cumplir y nuevamente el silencio.

2.

En mi caso, particular, puede decirse que soy un admirador de Sánchez desde que lo veía en su programa televisivo La Hora de Luis Alberto Sánchez junto a mi abuelo Lizardo Salvatierra, aprista empecinado hasta los huesos en su doctrina, dicho sea esto por otro lado,  tan versátil y llena de contradicciones. Esto quiere decir que para mí hubiera sido un honor escribir un texto sobre Sánchez precisamente en el día exacto que conmemoró su vigésimo centésimo aniversario pero dados los intensos sucesos de los últimos días, sobre los que forzosamente he tenido que escribir, desplacé un día tras otro, hasta antes de sentarme a escribir estas líneas, esta columna dedicada a LAS.

3.

En todo caso debo resaltar que Luis Alberto Sánchez, autor de más de cien libros, tres veces rector de San Marcos, dos veces constituyente, inclusive Presidente interino de la Asamblea Constituyente de 1978,  y varias veces senador como ningún otro en el medio político ha representado y representa aún  la comunión plena de la inteligencia y el ejercicio político, lo que tanta falta hace en el actual escenario político peruano, lleno de mediocres, farsantes, delincuentes y "actores" políticos cuyo solo respaldo existencial es el monto que invierten en sus campañas (sus "financistas", claro, nunca ellos mismos), cuya única fe es que ejercerán el poder para envilecer a todo su entorno a cuenta de compensar lo que intelectual, social y moralmente nunca alcanzarán y cuyo propósito final es servir a sus patrones y a sus apetitos más bajos pero jamás a la ciudadanía ni al bienestar del país.

4.

Considero que en un país sin memoria y sin cuadros políticos importantes en este momento es un deber recordar a LAS porque es positivo recordar que hubo gente importante y con condiciones de estadistas en el ejercicio político. Ergo, es un acto de honor celebrar la presencia de esta clase de personas pues nos demuestran que el Perú no está aún consumido ni acabado pues una tierra que supo parir a Sánchez tiene aún muchos frutos igual de generosos para ofrecer a la nación.

5.

En definitiva y como señalé previamente en la introducción, con Sánchez ha obrado una perversidad típica del Perú, es decir, el desdén por aquel que es superior y el ocultamiento del enemigo político que es más brillante que sus odiadores.

Si eres genial y brillante se te deberá borrar del mismo escenario que los miles de fracasados que creen prosperar en un posicionamiento mediático tan falaz como injustificado.

6.

De los académicos ni hablar, han leído las críticas de Porras por algunas ligerezas, los comentarios de Vargas Llosa que ilustran la misma andanada de críticas porristas y creen que por atender desde las perspectivas modernas a los equívocos de Sánchez están uno o dos peldaños sobre el legado del viejo pensador. Absurdos, en la arena de la inteligencia pura muy pocos podrían sostener un round con LAS, no en balde generaciones mucho más dotadas que las actuales para el ejercicio del pensamiento y la acción pública, lo denominaron el zorro Sánchez. En este sentido Macera, otro hombre excesivo, expuso en su oportunidad, que “en cada error de Sánchez hay más inteligencia que en todas las carretadas de falsa erudición de sus críticos.

7.

Fue el más brillante parlamentario peruano del Siglo XX y eso podría ser reconocido hasta por sus enemigos de entonces. Fue de los primeros en reconocer que el socialismo no era el camino, o al menos, no como hasta entonces había sido planteado, y en tener apertura a otras formas de entendimiento entre el gobierno y el capital.

8.

¿Qué ha sucedido con Sánchez, donde están los homenajes y tributos y ditirambos? Quizás el APRA se haya reducido al silencio pero los pensadores honestos del país no pueden obviar saludar, la menos, la memoria formidable del gran sanmarquino, acaso el sanmarquino universal o el Doctor Océano del Siglo XX.

9.

Cuaderno de Bitácora, su gran columna de coyuntura y apuntes diversos de actualidad es un modelo de periodismo genial. Textos frescos, punzantes, entretenidos y breves. Abarcan infinidad de temas en los que LAS parece ser siempre un maestro.

10.

Dueño de una retórica incisiva, breve e ingeniosa, no era volcánico ni incendiario como Haya pero corrosivo sí, como ninguno.

11.

Gran polígrafo, su vasta obra comprendió casi todos los géneros que contienen la literatura y el periodismo.

12.

LAS podría ser, sin riesgo de ser injustos con otros grandes personajes, el peruano del siglo XX

El siglo xx es el siglo de Luis Alberto Sánchez. Su Testimonio Personal, su grana autobiografía o cuadernos de memorias, dan muy buena cuenta de este precepto.

13.

Gran polemista.

14.

Sánchez era un hombre de su tiempo, un tipo duro a su manera pues pese a ser un fino doctor padeció carcelarias y destierros como tantos otros luchadores de su tiempo

15.

En todo momento se dio tiempo para aparcar una posición clara sobre los sucesos más importantes que acaecían tanto a la política como a la cultura contemporánea, esencialmente, en su campo de especialización, la literatura, pero, en realidad, en todos los ámbitos de la lengua y del idioma

16.

La izquierda siempre lo acusó de estar coludido con la derecha pero, en realidad LAS como Haya y otros había llegado a la conclusión de que solo el equilibrio debe regir la política, lección ya antigua pero tremenda que, lamentablemente, nadie se preocupa de poner en práctica en nuestro país pues o no se conoce o no se entiende el legado de aquellos individuos de primer orden que como Sánchez estuvieron antes que nosotros en la misma ruta respecto de procurar la obtención de un país renovado, fuerte y poderoso, además de justo y equitativo.

17.

Comprender bien, en su momento, que el socialismo era un desfase para el desarrollo cabal de los pueblos del mundo es una evidencia de lo adelantados que estaban Haya, Sánchez y otros individuos que como Townsend la tenían clara aunque no llegaran a hacerse de la Presidencia de la Republica, magistratura en la que, sin embargo, se han asentado innumerables pobres diablos sin mérito alguno creyéndose  triunfadores cuando en realidad eran poco menos que presuntos delincuentes.

18.

De niño tuve la impresión de que Sánchez era un viejo sabio que se sabía todas las artes de la palabra y todas las malas artes también, aunque de eso me di cuenta un tanto después.

19.

El viejo era tremendo. De hablar desasosegado, muy criollo. Admirador y amigo de grandes personalidades, él mismo a su manera lo era y hasta Hildebrandt le demostró su absoluta admiración en la entrevista que le hiciera el 18 de Febrero de 1980 que está incluida en el volumen Cambio de Palabras... ” en cuanto esgrima semántica usted puede ser invencible ...”

20.

¿Por qué hasta la fecha no están digitalizadas todas las obras de Sánchez?

Esta falencia es una de las mayores críticas que se puede hacer al Partido Aprista Peruano actual cuya dirigencia no tiene ningún criterio intelectual ni ningún respeto por la tradición del pensamiento de sus mejores cuadros y representantes históricos lo que es una tremenda lástima

Seria meritorio que los nuevos dirigentes o los cuadros intelectuales de este antiguo partido se comporten como corresponde  y honren a Sánchez

Cabe advertir que el Zorro no debe ser patrimonio exclusivo de los apristas pero su debido hommage debe arrancar en alguna parte.

21.

Vincular la inteligencia con la política es una tarea casi imposible en la actualidad pero es necesario realizar esta vinculación. En este sentido,  la inteligencia política del pasado es más que necesaria. De hecho, nos urge establecer una continuidad con ella a fin de evitar que sigamos hundiéndonos en la estupidez que galopa impunemente en el medio político nacional actual ya que cualquiera cree que puede dedicarse a la política sin importar si tiene credenciales adecuadas en términos no solamente intelectuales sino, y por, sobre todo, éticos.

LAS es un buen eferente de todos estos aspectos aunque sin duda tiene momentos muy discutibles pero nadie puede controlar los efectos de todos sus actos ni, mucho menos, los de su entorno.

22.

Formidable vocación por escribir, un genuino escritor de raza como se denominó en una de sus notas habituales en su columna “Cuaderno de Bitácora” en la que evocaba a Waldo Frank y otros.

23.

Luis Alberto Sánchez es una leyenda y debería ser reconocido de esa manera por todos.

28 de Octubre de 2020.

PERCY VILCHEZ SALVATIERRA

Escritor 

Abogado

Comunicador

Analista Político 

Director de Libertad Bajo Palabra

 

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