Por Roberto Rendón Vásquez.
En estos días no solamente Lima sino en provincias, la población se ha conmovido por las consecuencias de los terribles huaycos que han afectado severamente algunas poblaciones. Las familias afectadas, los municipios, autoridades del gobierno central e incluso instituciones y ciudadanos están tratando de ayudar a los damnificados, algunos que han perdido definitivamente sus viviendas o el lodo ha destruido sus bienes en el interior de sus viviendas; hay vehículos siniestrados. Puentes, defensas de los ríos, carreteras y aun calles han sido muy dañados y algunas poblaciones están aisladas, sin agua potable, alimentos, ropa, frazadas para que puedan soportar las inclemencias climáticas. Algunos lugares han sido declarados en emergencia.
Hechos como el expuesto no es la primera vez que suceden. Hay experiencia personal y colectiva y la conocen perfectamente bien las autoridades locales, regionales y nacionales. Cada año hay huaycos y cada vez hay damnificados. A veces son del lugar donde ocurrieron casos similares en años anteriores.
Se sabe desde nuestros milenarios ancestros que, tarde o temprano, las aguas consecuencia de las lluvias, buscarán “sus cauces”; son las quebradas de nuestros Andes. Es inexorable y todos lo saben.
No obstante, ello, hay quienes se obstinan en “edificar” sus viviendas en dichos causes; y muchas veces las viviendas son construidas sin ninguna medida de previsión. Agrupados esos vecinos, luego exigen al municipio y autoridades regionales y del gobierno central, que les instalen agua, desagüe, luz eléctrica, calles, etc. Y terminan por exigir se les “otorgue” títulos de propiedad. Y las instituciones públicas “terminan” por acceder sin medir las consecuencias, primero de lo que han consentido, esto es permitir que se “loticen” los antiguos causes de las aguas y luego permitirles construir viviendas en esos lugares a sabiendas de lo que va a ocurrir. Pareciera que ambas partes no tienen conciencia de lo que hacen. Y periódicamente tenemos las mismas noticias en uno u otro lugar.
No se trata que se impida a que familias con limitados recursos económicos a que tengan un lugar para edificar sus viviendas. Pero deben hacerlo eh lugares seguros y sin precedentes de catástrofes. Un claro ejemplo de que es posible proporcionar lotes de terreno a los ciudadanos lo tenemos en el caso de “Comas”. El 21 de setiembre de 1956 el gobierno trasladó a invasores del Cerro Candela – en Arte, Vitarte, que era propiedad privada – a la Pampa de Comas, camino a Canta. Es un lugar seguro. Y Comas ahora es un populoso y progresista Distrito.
¿Porque hay que admitir edificar viviendas en lugares ancestralmente peligrosos? ¿Las autoridades porque lo permiten? ¿No pueden honestamente buscar lugares seguros’?
.jpg)
