Punto de Encuentro

Sistema de (in)justicia y Patriarcado

Por: María Inés Valdivia Acuña

Maivaa2015@gmail.com

Las expresiones vertidas por el Juez Hinostroza en un audio reciente, nos revelan que la justicia en el Perú depende del rango de influencia que cada ciudadano posea para acceder a ella.  Desde violadores, narcotraficantes, lobistas de presidentes de clubes deportivos hasta  empresarios y políticos necesitados de alguna ayuda extra legal, todos tienen el número telefónico de los hombres de toga.  Los juristas denunciados por hacer lobby y favores personales, argumentaron que los audios obtenidos por IDL son nulos y no pueden ser considerados como prueba para ningún proceso penal.  De esta manera se admite el contenido pero se invalida la fuente por la forma en que fue obtenida, estrategia conocida.   

Lo lamentable es que uno de los aludidos, el Juez Hinostroza, no es un caso aislado, todo lo contrario, es la más viva expresión de cómo ha funcionado el Poder Judicial desde siempre y especialmente de uno de sus problemas más recurrentes: el machismo. Si nos atenemos a revisar la casación del caso 335-2015 relativo al recurso que presentó Geancarlos Vega Mejía por haber violado a una menor de catorce años, nos queda claro, que la sentencia, donde finalmente intervino el Juez Hinostroza, favoreció al culpable y no a la defensa de la menor agraviada.  Por ejemplo, se hizo caso de los argumentos a favor del violador mediante el descrédito del testimonio de la víctima haciendo hincapié en la experiencia sexual  previa de la joven (entrelineas: no era virgen), luego se  reiteró la frase trece años y 23 días para indicar que estaba más próxima a la adolescencia que a la infancia y finalmente, se acentuó la juventud del violador (19 años) para producir  el efecto de menor responsabilidad.  Esta sentencia se convirtió en un ejemplo argumental y jurídico del modo en que se puede atenuar el delito de violación.

Reducir una pena de treinta a cinco años de condena y pagar tan sólo 2,200 soles de indemnización a la familia agraviada nos convence que Temis actúa bajo amenaza y en contra de su propio sexo. Vega Mejía violó, amenazó de muerte, golpeó el cuerpo de una adolescente, quien además, vive a tan sólo una calle de su victimario.  El próximo  año, el culpable será liberado y la agraviada tendrá que cruzarse todos los días con su violador, verle el rostro, sentir su presencia.  ¿Alguien puede dudar sobre la próxima posible víctima de Feminicídio? Es fácil intuir que Vega Mejía saldrá de la cárcel con los ánimos dispuestos a ejercer venganza contra los padres y la púber que buscó obtener justicia.

Hoy en día, las mujeres que tienen la desgracia de tener que acudir a reclamar una pensión alimenticia, denunciar una violación, una tentativa de asesinato y toda la gama de delitos que nos aquejan, saben muy bien que la aplicación de la ley depende de los magistrados, especialmente en las regiones, donde con seguridad, sus casos esperaran un buen tiempo porque la “carga procesal” es enorme en los juzgados.  Quien denuncie tendrá que iniciar un periplo peor que el retorno de Ulises a Ítaca, en versión femenina, debido a que los jueces y abogados que destilan machismo y misoginia con impunidad tienen el poder.  Como revelan diversos informes televisivos, el sistema de justicia  y el poder político es ejercido por machos que se niegan a reconocer a sus hijas y las convencen a declarar mediante el chantaje  emocional o promesas económicas, que ellos son modelos de paternidad.  Hace muy poco la sentencia de un caso emblemático reveló como en la ciudad de Ayacucho, si te arrastraron de los cabellos en un motel por querer terminar una relación, no pasará nada, porque tu victimario es el hijo de una autoridad local.

Una reforma estructural inmediata del Sistema de Justicia resulta imperante  Revisar la política de ascensos, la carrera judicial, los parentescos y paisanajes (hoy es posible mediante la implementación del software Egonet que permite identificar redes de influencia y nodos de poder) y saber si realmente estamos ante una mafia, un cáncer que se expande.  El otro aspecto, tan importante como el primero, es la necesidad de tener mujeres feministas en los juzgados  porque la justicia para las mujeres sin nuestra presencia en el ámbito de las decisiones no puede ser denominada de tal.    El Poder Judicial debe dejar de ser un espacio en donde se proyecten los atavismos y enclaves patriarcales, practicados en los entornos familiares y silenciados por la complicidad social, la ignorancia o el miedo. Un buen ejemplo sobre cómo se elige a un juez en los Estados Unidos, lo proporciona la Office The Police Development (OPD), entidad encargada de indagar sobre los antecedentes de los que practican la justicia.  Hoja de vida, veracidad de documentos, solvencia moral, calidad profesional, es decir, la totalidad de sus actos  escrutados milimétricamente al momento de votar una designación.   Debemos exigir paridad y enfoque de género en todo el sistema político, empecemos por aquel donde el asunto se hace más urgente.

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