En un día histórico el Congreso de la República, en un acto de Dignidad, Vacó al peor presidente desde que nos hicimos a la República. Triunfó la democracia, porque no solo extirpó de su nervio central, a un advenedizo, ventajista y rufián, que usufructo y deterioró la institución presidencial, pero más aún, la democracia, afirmó sus principios y valores que la inspiran y sustentan; ante quienes, por mantener sus privilegios crematísticos, querían que Vizcarra siga en Palacio para no perder los ingresos indebidamente obtenidos a costa de la pobreza de millones de peruanos.
Hoy habló el Perú, a través de su representación, que se empinó sobre la campaña de miedo y desprestigio que blandían quienes durante diez años han usurpado el poder sin ninguna responsabilidad. Los retorcidos argumentos, de que si se vaca al Presidente, el Apocalipsis tocaba la puerta de nuestros hogares; solo la miseria moral que anida en sus impulsos podía encubrir o solapar, a un inescrupuloso Presidente, que tomó las instituciones para ocultar sus trapacerías. Cuando el anterior Congreso ya estaba cerca de los sobornos de Obrainsa y otras empresas obligadas a pagar, para obtener obras cuando era Gobernador Regional, promovió su inconstitucional disolución con la complicidad de 04 acomodaticios miembros del Tribunal Constitucional que con la peregrina idea de la “denegación fáctica” cohonestaron este duro golpe a la democracia, también al Ministerio Público, que había tomado la responsabilidad de impulsar más de cuarenta procesos que por corrupción tenía Vizcarra.
Acorralado por las delaciones y pruebas entregadas por quienes delinquieron con él, se bate en retirada porque el proceso de Vacancia es absolutamente Constitucional, siendo un proceso enteramente político y rápido para resolver crisis de esta naturaleza, nada tenían que hacer los serviles magistrados del TC, que han deshonrado esta noble Institución por la actuación de quienes fueron elegidos para hacer respetar la constitución y no para vejarla indignamente. Sometieron su independencia, a cambio de quedarse unos meses más en el cargo.
La humanidad, no ha podido crear una mejor forma de convivencia que la Democracia, a pesar de sus defectos, por eso se quedaron con los crespos hechos aquellos, que han querido impedir un impecable desenlace Constitucional. Con 105 votos, el Congreso de la República, expresión legítima de la voluntad popular ha expulsado al señor Vizcarra, hubiera sido una vergüenza, que bajo el pretexto de no promover la ingobernabilidad, hubiese dejado al frente de la conducción del país, aún gobernante no solo inepto, sino mentiroso y coimero, la indignidad no es una ley de Dios, por eso había que proscribirla, aún, y a pesar, de los caviares y comunistas aliados con un gran sector de los medios de comunicación, que querían condenar a los peruanos a aceptar como forma de vida y de relación social, ser conducidos por un mitómano y cleptómano. Es cierto también, que este proceso de transición tiene que darse sin venganzas ni revanchas, pero su verdadera sanación será acabar con este tipo de personajes, que degradan los principios intrínsecos de la democracia. Es la hora de la serenidad, de la reflexión, de sumar esfuerzos para rescatar nuestra economía, la salud, el derecho de los más pobres de vivir con dignidad y de acabar con estos “apostatas” de la moral pública. Vizcarra, no merece un lugar en la historia de nuestra patria, a él le corresponde después de un debido proceso -que no respeto para sus adversarios- un lugar en un centro Peninteciario.
Milagros Salazar de la Torre