“Quisiera que hubiéramos hecho más.
Hay partes de México que están comenzando a parecer un Estado Fallido”
Condoleezza Rice, ex Secretaria de Estado estadounidense
En el editorial anterior nos preguntamos qué es un Estado Narco por la fundada razón que esa es la perspectiva del tipo de “Régimen” político que plantea el Gobierno de Castillo. Este proyecto de régimen “se encuentra influenciado de manera importante por el poder y las riquezas del narcotráfico, cuyos dirigentes desempeñan simultáneamente cargos como funcionarios gubernamentales y miembros de las redes del tráfico de drogas narcóticas ilegales, amparados por sus potestades legales”.
Esa es la actual amenaza para la sociedad peruana. No es sólo un comunismo trasnochado y arqueológico que representa Cerrón, o su versión senderista más paleolítica y asesina. A estos peligros que provienen de las mentalidades autoritarias, se suma una amenaza o problema mayor que contiene y dirige la anterior: el Narcotráfico y su enquistamiento en el Estado. En el Perú, los intereses del narcotráfico dirigen los intereses de las versiones políticas de la izquierda Castro-Chavista.
En ese marco, el Gabinete que preside la Señora Vásquez es el inicio del proceso de contaminar las altas instancias del Estado peruano con funcionarios vinculados a los oscuros intereses del narcotráfico.
Pero los Ministros vinculados al narcotráfico, sólo son la punta de lanza de un inmenso iceberg presidido por el propio Presidente Castillo. Por ello, no es trivial preguntarse si estos mediocres personajes actúan por su cuenta o son en verdad títeres y marionetas de intereses criminales mayores.
Y una vez más, como siempre, como ha ocurrido con el ex Presidente y delincuente Martín Vizcarra por ejemplo (que hasta ahora nadie se explica porque no está detenido por los innumerables procesos con testigos y pruebas que hay en su contra) el Parlamento Nacional es el último bastión de la representación nacional, de la democracia, de la libertad, y también del enfrentamiento al imperio político de la cocaína y del terrorismo. El país democrático, emprendedor y decente tiene en la mayoría del Parlamento la expresión genuina de sus valores e intereses.
El NarcoGabinete Vásquez no debe recibir la confianza del Parlamento Nacional.
El Congreso debe ser el espacio político desde el cual se ponga freno a las políticas de liberación de la erradicación del cultivo ilegal de la coca. El Congreso Nacional expresa hoy la salvación de la patria y de la democracia ante el peligro de entrar en un irreversible proceso de descomposición en manos de los verdaderos jefes del inquilino de Palacio y sus “Ministros”.
Toda la sociedad debe decir con firmeza: No al NarcoGabinete!