Punto de Encuentro

Crónicas mineras (1): “Quiero que la mina me contrate”

José Mario Azalde León

La noticia que marcó el mes de diciembre en todos los portales nacionales y en muchos internacionales, es la paralización definitiva de operaciones en Perú de la minera China MMG, más conocida como “Las Bambas”, ubicada en el Distrito de Challhuahuacho, Provincia de Cotabambas, Departamento de Apurímac.

El conflicto se generó por el reclamo de las comunidades de la Provincia de Chumbivilcas, quienes exigen a la empresa minera que los habitantes sean contratados para el manejo del transporte de minerales. Vale aclarar que dicha provincia que no pertenece a Apurímac (pertenece a Cuzco) pero para sacar el mineral extraído, el corredor de transporte mineral es por el sector donde se encuentran ubicadas las comunidades de Chumbivilcas.

Ellos quieren ingresos directos provenientes de la mina. No exigen, como se podría pensar, más porcentaje en la distribución de canon. Esta situación es, al menos para el observador crítico, muy interesante. Ya que, se puede deducir que las poblaciones prefieren el trato directo con la mina antes que la intermediación que realizan las municipalidades (y otros niveles del Estado) para lograr impactos económicos favorables de una forma más rápida.

Las empresas mediante sus políticas de relacionamiento y responsabilidad social cumplen una función importante como aliados en el desarrollo de las comunidades. Cada empresa, en ese sentido, tiene un manejo diferente: algunas prefieren entregar bienes de acuerdo a las demandas, otras generan espacios de concertación y diálogo, y finalmente también existen (lamentablemente) aquellas que actúan con prepotencia sabiendo que, con el poder de su dinero, lograrán una respuesta dócil de parte de los pobladores de las zonas de influencia.

Es evidente que en esta dinámica entre la empresa y la comunidad falta el tercer elemento: el institucional. Este elemento lo provee el Estado, quien debe aclarar su posición con respecto a su rol promotor de las inversiones con desarrollo sostenible (compromiso con las agendas sociales de las zonas en las cuales intervienen directa e indirectamente). Parece, de acuerdo a lo evidenciado en las últimas semanas, que no existe una bitácora u hoja de navegación con respecto a la minería. Los reclamos deben ser canalizados de acuerdo a las vías institucionales, en ninguna forma el Estado debe ser azuzador de marchas y paralizaciones.

Para profundizar en el análisis, en la siguiente “Crónica Minera”, entrevistaré a un connotado especialista en inversión pública para que explique los niveles de inversión en estas zonas del país.

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