Hace pocos días Prensa Chalaca publicó la historia de los "Abuelos abandonados en el hospital Carrión" en la nota refieren los esfuerzos de la administración del hospital para ubicar a los familiares y hacer los reciban nuevamente en sus hogares al lado de sus seres queridos; solo hallando indiferencia y desinterés por parte de estos.
En algunos casos se ha tratado de ubicarlos en un albergue adecuado, pues la mayoría se encuentra estable y no se requiere una hospitalización; además, el hecho de ocupar camas en el área de medicina implica un riesgo ya que están expuestos a contagios; no olvidemos que casi todos pasaron los dos años de pandemia muy cerca a las áreas COVID; tal es el caso de Julio que pidió se le otorgue mascarillas desde que escucho del caso cero gracias a su radio a pilas.
Es importante señalar que estos pacientes permanecen todo el día en posición horizontal, aumentando la posibilidad de contagiarse de neumonías y que les salgan escaras; así mismo la mayoría requiere asistencia para cubrir sus necesidades básicas y dicha función recae en el personal técnico, aumentando esto la carga laboral.
Las mujeres en su mayoría pudieron conseguir lugar en un albergue; quedando solo una dama en el piso seis; Esta madre de familia, a pesar de tener varios hijos, no recibe visitas.
También están Carlos y Waldengo unos entrañables abuelitos bastante guapos y de buen apetito. Otros, muy poquitos, lograron regresar a sus hogares y otros ya no nos acompañan más.
Historias como las de los abuelos solitarios se repiten en muchos nosocomios y creo no equivocarme al decir que se han convertido en los engreídos del hospital. Si bien es cierto, la institución y los trabajadores les procuran todas las atenciones; incluso los familiares de los otros pacientes, conmovidos por la situación, son muchas veces quienes les donan pañales y dividen su tiempo y atenciones entre estos y sus familiares.
Pero todos estamos de acuerdo que merecen más; disfrutar un paseo al aire libre, realizar actividades, conocer personas para mantener un buen estado de salud emocional y gozar de atención y cariño que debería ser brindado por sus familiares que han evadido esta responsabilidad.
Respecto a este último punto, considero es necesaria una denuncia por abandono, a estos desalmados parientes, es evidente que no cuidarán bien de ellos y sería irresponsable dejarlos en sus manos, pero su abandono no debe quedar impune.