Hay pocas cosas que nos unen como nación o como tribu sapiens en el país; una de esas son los colores de la bandera o el concepto histórico que conlleva la palabra "amauta". Pero, justo ambas figuras en las elecciones del 2021 se usaron como materia de desencanto, de conflicto, de rompimiento de coincidencias; y, es que en el Perú a veces la política desciende hasta convertirse en barra brava, en pleito chavetero; y, si a ello se le agrega un poco de marketing que avive el rencor, encuentra el peruano el elixir que desde los incas heredamos, el odio fratricida (recuerden Atahuallpa y Huáscar), la hiel como escudo y la maldad como consigna de sobrevivencia.
Fue un error maltratar los colores de la bandera y usar la palabra "amauta" por ambos candidatos de segunda vuelta, y fue un error para el país que ambos hayan coincidido como finalistas; pero, de esto pocos medios o comentaristas se ocupan siendo sumamente importante, no puede haber Estado sin sentimiento de nación en común, no puede existir proyectos colectivos sin acuerdos básicos que nos hagan virar en el mismo norte; entonces, sabemos que no tenemos elenco de intelectuales u oradores en la política como antes, pero eso no puede ser suplido por un marketing fagocitante de nuestra identidad, que abuse de nuestros símbolos, que maltrate los conceptos que nuestra historia brinda como ejemplares.
López Albujar, en uno de sus “Cuentos Andinos”, mencionaba que el indio tuvo como estímulo de su lucha por la independencia una bandera; Ciro Alegría, en “Fuenteovejuna”, refiere sobre los alcances de la fuerza de una sociedad convencida; Basadre, en su “Historia de la República”, menciona como las ideas liberadoras se representaban en actuaciones teatrales, debates sociales, e hicieron de los países de América del Sur naciones independientes.
Entonces, hoy criticamos la perspectiva divisionista existente en el sur o centro del país, pero no reflexionamos sobre la propaganda que profundiza esos sentimientos, sobre el veneno que se destila en las emociones de la población, sobre la mentira que carcome los sentimientos de unión, sobre la materia que hacemos brotar de sus esperanzas. Por conseguir algunos votantes o persuadir de alguna idea, no derruyamos lo poco que se ha avanzado sobre sentimiento nacional, sentido de unidad, hermandad, sentido común, respeto y amistad. El país necesita florecer nuevamente, si no contribuye al menos evite perjudicar.