Desde hace algunos años, hemos observado cómo los gobiernos de la región han sido testigos del quiebre de las relaciones multilaterales, administradas desde la Segunda Guerra Mundial por instituciones transnacionales como la ONU, la OEA y la CIDH. Estas organizaciones fueron creadas con el propósito de actuar como puentes ante conflictos potenciales en diversos escenarios. Sin embargo, en los últimos años, estas instituciones no han ofrecido soluciones efectivas a los problemas que afectan a la región, lo que ha provocado una pérdida de protagonismo y relevancia.
El multilateralismo, diseñado para generar consensos en las relaciones internacionales, busca promover valores compartidos, compromisos y una visión común. Su objetivo principal es garantizar la estabilidad global, minimizar conflictos y contribuir al progreso de las naciones, mejorando indirectamente las condiciones de vida de las personas. No obstante, este modelo se ha deteriorado significativamente debido a la introducción de enfoques ideológicos que han desviado la misión original de estas organizaciones, convirtiéndolas en muchos casos en organismos obsoletos.
Otro factor que ha contribuido al fracaso del multilateralismo es el desgaste de la diplomacia preventiva, encargada de evitar desastres armados y reducir tensiones entre países. Ejemplos claros son la guerra entre Rusia y Ucrania, las dictaduras en Venezuela, Cuba y Nicaragua, el colapso en Haití y conflictos en África, como la crisis en Sudán.
EL ORIGEN DE LAS CAUSAS
El origen de la quiebra del multilateralismo en la actualidad radica en la debilidad de las instituciones internacionales. Esto se debe a cambios en sus objetivos, que han priorizado enfoques ideológicos por encima de la coherencia y los propósitos originales que motivaron su creación.
Además, la desigualdad y las crisis migratorias han generado un desgaste significativo en la percepción que tanto los gobiernos como la ciudadanía tienen de estas instituciones. Esto ha desestabilizado el orden multilateral y, de manera progresiva, ha dado paso a un escenario de multipolarización, caracterizado por la creciente influencia de múltiples países que son potencias en el ámbito global actualmente y lo serán en los próximos años.
¿Estas son las únicas causas? Considero que no. Además, podemos mencionar otros factores, como el creciente interés de los países por proteger sus prioridades nacionales, debido a que los organismos internacionales tradicionales, que actualmente predominan, no han cumplido con su propósito de abordar los desafíos globales de manera efectiva. Esto ha permitido el auge de potencias emergentes, como Brasil en Sudamérica, India y otros países del Sudeste Asiático.
Asimismo, el crecimiento de China tras la pandemia ha sido significativo. Este país no solo ha logrado un impresionante desarrollo económico, sino que también ha realizado inversiones estratégicas y desplazado a su principal competidor, Estados Unidos, en espacios geopolíticos clave del hemisferio sur.
Por su parte, Estados Unidos, en los últimos años, se ha enfocado en buscar mayor protagonismo global defendiendo una cultura conocida como "Woke", que promueve valores progresistas y justicia social. Sin embargo, este enfoque ha generado divisiones internas, acompañado de problemas de inseguridad, dificultades económicas y una pérdida considerable de liderazgo tradicional en el ámbito mundial, cediendo espacio a otras potencias.
¿CUÁL ES EL FUTURO?
Es probable que, con el tiempo, surjan nuevos polos de poder en el mundo, ya sea mediante bloques regionales o países individuales que, gracias a su crecimiento, buscarán nuevos socios comerciales. Estas naciones o alianzas formarán coaliciones estratégicas para ganar mayor protagonismo en el panorama internacional.
Considero que no habrá regreso al orden tradicional y que seguiremos transitando hacia la aparición de nuevos protagonistas en el ámbito geopolítico. Esta competencia por conquistar nuevos escenarios dará lugar a un nuevo orden mundial, el cual se irá configurando en los próximos meses o años.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
A partir de la pandemia, se ha reconfigurado de manera más marcada un nuevo orden mundial. Países como China han ganado mayor protagonismo, a pesar de los problemas que enfrenta actualmente el gigante asiático. Con paciencia, China ha construido su liderazgo global mediante inversiones en distintas regiones del mundo y la conquista de mercados a través de productos de bajo costo.
Por otro lado, India se perfila como una potencia que podría consolidarse dentro de esta realidad multipolar, junto con otros países que liderarán en los próximos años. Esto elimina la posibilidad de una hegemonía única, como la que predominó en tiempos pasados.
Es muy probable que bloques como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) cobren mayor protagonismo en el futuro. Este grupo incluye a países con sistemas democráticos débiles que buscan fortalecer su posición en el escenario económico global y comercial, estableciendo sus propias directrices y normas de cooperación.
En términos generales, el final del multilateralismo parece estar cerca. Es probable que, en los próximos años, este mecanismo diplomático desaparezca, dando lugar a una nueva realidad en la que el multipolarismo establezca las directrices del orden mundial, tal como ya se empieza a evidenciar en la actualidad.