El centro, ni chicha ni limonada

Los recientes resultados de las Elecciones Presidenciales de la primera vuelta en Chile, y el triunfo de Zohran Mamdani (ala más izquierda del Partido Demócrata) como nuevo Alcalde de Nueva York, reafirma lo que se está dando en varios países de América Latina, Estados Unidos y Europa: la desaparición casi total del denominado “centro” político e ideológico. Y ahora nos enfocaremos en analizar lo que arrojan las cifras y porcentajes que este domingo 16 de noviembre, obtuvieron los 5 principales candidatos presidenciales en la primera vuelta en Chile.

La izquierda chilena realizó primarias entre 5 pre-candidatos y ganó Jeannette Jara del Partido Comunista, y en la derecha chilena no hubo primarias, y por eso se presentaron 2 candidatos de derecha dura y “extrema” como José Antonio Kast y Johannes Kaiser; y Evelyn Matthei como candidata de la centroderecha. Y con mayor fuerza que en las elecciones presidenciales del 2021, se consolidó Franco Parisi como outsider anti “establishment” en el tercer puesto. En resumen y cifras redondas, los resultados de la primera vuelta fueron: Jara 27%, Kast 24%, Parisi 20%, Kaiser 14% y Matthei 13%.

Dejando de lado por el momento, al fenómeno electoral de Parisi, se puede comprobar porcentualmente que las posturas moderadas y de centro, tanto en la izquierda como en la derecha, fueron muy superadas por las llamadas posturas “extremistas”. Jara del Partido Comunista, fue la candidata que aglutinó a casi toda la izquierda chilena; Kast y Kaiser se llevaron juntos más del 74% de los votos de la derecha chilena, con sus banderas de orden y seguridad. Matthei quedó muy relegada, no solo por su pobre quinto lugar (hasta mayo de 2025, Matthei encabezaba las encuestas con 25%), sino porque ella trató de posicionarse (yo diría desposicionarse) como una candidata de centro (ya ni si quiera de centroderecha), para supuestamente diferenciarse de los 2 candidatos de extrema derecha, y así captar votos de la centroizquierda. Es así que Matthei cometió 2 errores estratégicos, desde el punto de vista del marketing político: querer ser un “producto” para todos (y para nadie en realidad), y dejar de lado la segmentación del mercado electoral chileno.

Estos resultados electorales en Chile, y con nuestras particularidades, dejan lecciones para los candidatos presidenciales que participarán en las elecciones generales de abril 2026 en el Perú: definirse política e ideológicamente sin complejos, segmentar y apuntar a los votantes que desean captar, y plantear propuestas concretas de solución a problemas cotidianos de los ciudadanos.